El petr¨®leo no salvar¨¢ a Maduro
Venezuela vive del crudo. Apenas produce un mill¨®n de barriles al d¨ªa, cuando deber¨ªa rondar los tres millones
Ni las elecciones ni el petr¨®leo salvar¨¢n a Maduro. Venezuela vive del crudo. En 2014 se derrumbaron los precios y la econom¨ªa colaps¨®. Uno de los efectos, en parte inducido por EE?UU, ha sido la hiperinflaci¨®n. En 2017 se situ¨®, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un 13.000%. La desbocada carest¨ªa ha desvalorizado los sueldos a niveles inimaginables, tambi¨¦n el de los trabajadores especializados del petr¨®leo. Su desbandada ha sido enorme. La p¨ªrrica victoria del domingo no detendr¨¢ esa fuga.
Miles de t¨¦cnicos se han empleado en otros pa¨ªses petroleros donde se aprecian sus conocimientos y reciben buenas pagas en d¨®lares. Como consecuencia de esa estamp¨ªa, la industria petrolera venezolana se ha sumido en una profunda crisis. Actualmente, apenas produce un mill¨®n de barriles de crudo al d¨ªa, cuando en circunstancias normales deber¨ªa rondar los tres millones. Eso quiere decir que, si los precios del crudo se recuperan y pasaran de nuevo el list¨®n de los 100 d¨®lares, los efectos positivos sobre Venezuela ser¨ªan insuficientes para cubrir las necesidades.
No es lo mismo vender cada d¨ªa un mill¨®n de barriles a 100 d¨®lares que vender tres millones. El agujero entre ambas situaciones es enorme. Por eso el petr¨®leo, que est¨¢ subiendo y ha llegado ya a los 80 d¨®lares el barril, no va proporcionar los recursos que Maduro necesita para salvarse.
El man¨¢ petrolero facilit¨® las sucesivas victorias de Hugo Ch¨¢vez, que alcanz¨® el poder en 1999, cuando el barril se cotizaba a 11 d¨®lares; despu¨¦s galop¨® hasta sobrepasar los 100 d¨®lares durante su Gobierno. Los cuantiosos ingresos subsidiaron programas sociales, casas baratas, atenci¨®n sanitaria y alimentos para las clases populares, mayor¨ªa en el padr¨®n electoral.
Esa mayor¨ªa votante reiter¨® su apoyo a Ch¨¢vez, que aprovech¨® sus triunfos en las urnas para promover una institucionalidad revolucionaria y obediente. Fracasado el golpe petrolero de 2002 contra el ex teniente coronel de paracaidistas, su reacci¨®n fue despedir a 17.000 trabajadores de la estatal PVDSA. Parte de la nueva plantilla ha acabado haciendo las maletas.
Muerto el caudillo, le sucedi¨® un subalterno sin carisma, ni talento, y ahora ni recursos para el ideologizado paternalismo de Estado. Venezuela parece encaminarse hacia el destino adivinado por el pensador Uslar Pietri, en 1936: mientras el crudo fluya sin esfuerzo, sin tener que sembrarse, seguir¨¢ siendo un pa¨ªs improductivo, ocioso, parasitario del corruptor petr¨®leo, abocado a la cat¨¢strofe.
Independientemente de las denuncias de farsa electoral, y otras contra EE?UU por manipulaci¨®n del control de cambios, el origen de los males econ¨®micos es el desaforado gasto p¨²blico del chavismo para consolidar un poder que se le escapa. El intervencionismo y los subsidios desnaturalizaron las relaciones econ¨®micas y Venezuela quintuplic¨® su deuda externa, contra¨ªda fundamentalmente con China y Rusia. Las transformaciones estructurales, siempre postergadas, exigen la reducci¨®n del paquid¨¦rmico sector p¨²blico, y, fundamentalmente, un decreto ley que inocule entre los venezolanos la cultura del esfuerzo y la decencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.