Cuando Descartes se pone a escribir el curr¨ªculo
Cambiar el pasado para mejorar el futuro es una tentaci¨®n irresistible
Empecemos por la conclusi¨®n y apuntemos a un culpable: el responsable de todo el l¨ªo monumental de t¨ªtulos inexistentes y exageraciones en la formaci¨®n acad¨¦mica es Descartes y su: ¡°Pienso, luego existo¡±.
Buscar un culpable, y no la ra¨ªz del problema, es bien mediterr¨¢neo. Ya lo dice el refr¨¢n: ¡°Muerto el perro, se acab¨® la rabia¡±. De modo que ahorraremos pasos intermedios y vayamos al origen. Los vecinos del Mare Nostrum somos cartesianos a la hora de explicar a otros nuestras propias vidas. Ya se sabe lo que dec¨ªa el fil¨®sofo franc¨¦s ¡ªaunque dentro de poqu¨ªsimo no se sabr¨¢, gracias a la persecuci¨®n de la filosof¨ªa en los sistemas educativos¡ª sobre la similitud entre la vigilia y el sue?o, lo cual, puesto en un curr¨ªculo, puede desencadenar cualquier cosa. Como estamos viendo.
El ¨²ltimo ejemplo es el candidato a primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, cuyo nombre no aparece entre el alumnado de las universidades de Nueva York y de la Sorbona, aunque en su hoja de servicios ¡ªservicios a s¨ª mismo, se entiende¡ª cita a ambos centros educativos. Es posible que cuando el lector llegue a esta l¨ªnea las universidades de Viena y Malta tampoco hayan encontrado en sus listas al reputado profesor con su traje de tres piezas, su nudo Windsor y su pa?uelo blanco doblado en el bolsillo superior. ?Quiere decir esto que Conte ¡ªu otros en casos semejantes¡ª es un mentiroso? En absoluto. Significa que aplica a Descartes hasta sus ¨²ltimas consecuencias.
Todo empieza partiendo de una realidad. Por ejemplo, chapurrear ingl¨¦s sudando tinta y haber viajado una vez a Nueva York, otra a Canc¨²n y un par a Londres. Seamos un poquito cartesianos y no tengamos prejuicios: ¡°Ingl¨¦s, bien¡±; ¡°Estancias en el extranjero¡±. A continuaci¨®n, se van subiendo ¡ªo bajando, depende de la perspectiva cartesiana¡ª pelda?os: ¡°Ingl¨¦s, biling¨¹e¡±; ¡°He vivido en Estados Unidos, Reino Unido y M¨¦xico¡±. Y eso es apenas el comienzo. Un par de pelda?os m¨¢s, ag¨ªtese bien todo, s¨²base a Internet... et voil¨¤! El pasado se transforma. Y tal vez el futuro.
Somos producto de una manera de pensar seg¨²n la cual el sujeto y su pensamiento preceden a la realidad. ¡°Pienso, luego existo¡± es much¨ªsimo m¨¢s que un principio filos¨®fico. Es el eje sobre el que gira nuestra manera de conformar no solo la sociedad en la que vivimos, sino la idea que tenemos de nosotros mismos respecto al mundo que nos rodea. Y tambi¨¦n la manera en la que nos presentamos ante los dem¨¢s, y explicamos nuestra ¡°carrera de vida¡±. Podemos fabricarla y decir lo contrario de lo que pensamos, es decir, podemos mentir. Pero una mentira repetida al poco tiempo no ser¨¢ cuestionada y, despu¨¦s, ser¨¢ aceptada como verdad. Esto es as¨ª en una muchedumbre y ante la soledad del folio en blanco.
Ese cogito ergo sum (¡°pienso, por lo tanto soy¡±) lleva desde 1637 a la gre?a con el Ani Hu (¡°Soy el que es¡±) de la tradici¨®n judeo-cristiana. La realidad es la que es. Lo dice Dios y tambi¨¦n Serrat. ¡°Uno solo es lo que es y anda siempre con lo puesto¡±. Aceptar, gestionar y entender la realidad es probablemente el mayor desaf¨ªo del ser humano de todas las ¨¦pocas. Inventar el pasado para mejorar el futuro es probablemente una de las mejores pruebas de la complejidad del Homo sapiens. Y tambi¨¦n de que meter trolas para presumir se nos da de maravilla.
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