A la que salta
DICEN LOS EXPERTOS que estas dos mujeres tan importantes, separadas por una silla vac¨ªa, no se hablan. La silla vac¨ªa es la met¨¢fora del abismo pol¨ªtico que ha ido abri¨¦ndose entre ellas con el ejercicio del poder. No sabemos qu¨¦ dir¨ªan de la silla los ¡°periodistas de hechos¡±, que detestan las met¨¢foras. Pero lo cierto es que ah¨ª la tienen, pobre, completamente sola, descarnada, flaca, con sus cuatro patas y un escueto respaldo, ejerciendo, lo quiera o no, de figura ret¨®rica. El sencillo mueble aleja, en efecto, a las herederas de Rajoy como la M-30 parte en dos mitades algunos barrios de Madrid. Hay algo especular en sus posturas, algo terriblemente antimagn¨¦tico, como sucede con la imagen del espejo, que al separarte de ¨¦l se aleja en lugar de seguirte, que ser¨ªa lo l¨®gico.
?Ah, el magnetismo, el magnetismo! No sabemos por d¨®nde empieza la descomposici¨®n de un partido. A lo mejor, por la banda magn¨¦tica de la tarjeta con la que el secretario general accede al cuarto de ba?o de la sede. El deterioro de la banda magn¨¦tica metaforiza otra aver¨ªa de mayor grado. En El Corte Ingl¨¦s lo primero que ha empezado a fallar es el magnetismo de la tarjeta, que se estropea cada dos por tres. En la medida en la que el mapa de esos grandes almacenes coincide con el de Espa?a, la disputa hereditaria que se juega tambi¨¦n en el seno de esos grandes almacenes podr¨ªa resultar tan grave como la que separa a la ministra de los ej¨¦rcitos de la vicepresidenta del Gobierno. Todo el pa¨ªs se halla en trance de centrifugado. Y los fot¨®grafos, como es l¨®gico, est¨¢n a la que salta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.