La Espa?a que vac¨ªan
La despoblaci¨®n del interior del pa¨ªs nos lleva a perder nuestra principal riqueza: la gente
Desde que Sergio del Molino escribiese La Espa?a vac¨ªa, el debate de la despoblaci¨®n ha cobrado relevancia p¨²blica. A su libro le han seguido otros. Todos dan continuidad a una tradici¨®n en la literatura espa?ola que combina una imagen del mundo rural entre lo id¨ªlico y lo melanc¨®lico. As¨ª, la Espa?a interior ser¨ªa un lugar del pasado, anclada en tradiciones que se est¨¢n perdiendo y present¨¢ndose como una sociedad muy alejada de la modernidad. Muchas de estas miradas a las provincias rurales combinan una visi¨®n pesimista y de alejamiento.
Otros art¨ªculos del autor
Pero la dimensi¨®n rural-urbana merece un esfuerzo m¨¢s anal¨ªtico. Michael Ignatieff, en su libro Fuego y cenizas, cuenta que en su experiencia como pol¨ªtico descubri¨® que una de las desigualdades m¨¢s invisibles es la territorial. Espa?a no es una excepci¨®n. Existen numerosos indicadores que muestran que los habitantes del interior lo tienen mucho m¨¢s dif¨ªcil. Seg¨²n reconoce el Ministerio de Educaci¨®n, el fracaso escolar de las zonas menos pobladas es el 50% superior a las de mayor densidad poblacional, situ¨¢ndose casi siete puntos por encima de la media nacional y unos 20 puntos por encima de la media de la UE. Las mujeres tambi¨¦n lo tienen m¨¢s complicado. Si analizamos las 18 provincias que se vienen despoblando desde principios de los a?os setenta, veremos que la tasa de actividad femenina es del 47,7%, m¨¢s de cinco puntos inferior a la media nacional. Es, adem¨¢s, una Espa?a mucho m¨¢s envejecida. Si en el conjunto de la sociedad hay un 19% de mayores de 65 a?os, en el mundo rural esta cifra se eleva a m¨¢s del 24%. Por lo tanto, los grupos m¨¢s vulnerables est¨¢n especialmente perjudicados y sobrerrepresentados en la Espa?a interior. El riesgo de pobreza afecta en las zonas rurales al 34% de la poblaci¨®n, 8,5 puntos m¨¢s de lo que observamos en las grandes ciudades y casi 10 puntos superior a la media europea.
Las provincias m¨¢s despobladas llevan sumergidas d¨¦cadas en una espiral donde la p¨¦rdida de poblaci¨®n provoca que sus habitantes sean m¨¢s vulnerables y, en la medida que sufren esta vulnerabilidad, m¨¢s personas deciden emigrar. Es por ello que la despoblaci¨®n merece una consideraci¨®n mucho m¨¢s importante de la que se presta en nuestra agenda pol¨ªtica y medi¨¢tica.
El conjunto de medidas que se vienen adoptando para combatir el ¨¦xodo rural son de tres tipos: inversi¨®n en infraestructuras, un mayor esfuerzo en la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos y el desarrollo de proyectos estrat¨¦gicos que generen tejido econ¨®mico. Pero fuera de la etapa de expansi¨®n econ¨®mica, cuando muchos de estos territorios lograron revertir la tendencia de p¨¦rdida de poblaci¨®n, estas estrategias parecen no ser suficientes.
Es por ello que las medidas que se vienen adoptando son necesarias, pero no parecen suficientes. En realidad, el trasfondo del problema es de preferencias: numerosas personas parecen no querer vivir en la Espa?a interior. Lamentablemente, no contamos con datos de encuestas que nos digan a cu¨¢nta gente le gustar¨ªa vivir en un peque?o pueblo. De mi experiencia de vivir y representar a esa Espa?a interior, s¨ª que observo que numerosos profesores o m¨¦dicos se desplazan diariamente distancias que pueden superar los 100 kil¨®metros para trabajar en peque?os pueblos y luego vivir en grandes ciudades. No parecemos suficientemente atractivos como para que estas personas decidan fijar su residencia en lugares donde logran un empleo.
En definitiva, la despoblaci¨®n significa la descapitalizaci¨®n de la Espa?a interior. Cuando los sectores m¨¢s din¨¢micos de la sociedad deciden establecer sus vidas en las grandes ciudades, las sociedades rurales pierden la oportunidad de aprovechar sus recursos end¨®genos. Es decir, la despoblaci¨®n nos ha llevado a un c¨ªrculo degenerativo donde hemos perdido nuestra principal riqueza: la gente. Para recuperarles necesitamos algo m¨¢s que infraestructuras, servicios p¨²blicos y empleos: que m¨¢s personas deseen vivir en nuestros pueblos. Para lograrlo debemos huir de los mensajes catastrofistas y pesimistas. Revertir el proceso de la despoblaci¨®n implica hablar bien de nosotros mismos y poner en valor todos los aspectos positivos que la Espa?a interior tiene. Las visiones melanc¨®licas pueden darnos popularidad, pero sin transmitir una imagen ilusionante de nuestros pueblos, nunca lograremos convencer a la ciudadan¨ªa de que opte por construir sus proyectos de vida en el mundo rural. La Espa?a interior no es vac¨ªa, est¨¢ llena de enormes riquezas y no me imagino el futuro de mi pa¨ªs sin ellas.
Ignacio Urquizu es diputado del PSOE por Teruel en el Congreso de los Diputados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.