El fin del racismo en el mundo
Todav¨ªa est¨¢ arraigado el legado de la supremac¨ªa blanca en nuestras pol¨ªticas y estructuras actuales. Hay que abordar la falta de instituciones financieras fundamentales y de una educaci¨®n financiera y econ¨®mica para la gente de color
El mundo conoce el pecado original de Estados Unidos, consistente en 246 a?os de esclavitud (1619-1865), otros 31 a?os en la jungla de los C¨®digos Negros (1865-1869), otros 95 a?os de apartheid legal, gracias a una decisi¨®n del Tribunal Supremo que estableci¨® el principio legal de ¡°separados pero iguales¡± y la discriminaci¨®n que a¨²n persiste, pese a que otro fallo del Tribunal Supremo revoc¨® ese principio por considerarlo ¡°intr¨ªnsecamente desigual¡±. Todas estas injustas estructuras sociales, econ¨®micas, pol¨ªticas y legales se construyeron a partir de la ideolog¨ªa racista de la supremac¨ªa blanca.
En Estados Unidos no somos conscientes de hasta qu¨¦ punto est¨¢ arraigado todav¨ªa el legado de la esclavitud y la supremac¨ªa blanca en nuestras pol¨ªticas y estructuras actuales, ni de lo vulnerables que seguimos siendo a su capacidad de atracci¨®n y su fuerza psicol¨®gica. Pues bien, basta pensar en c¨®mo lleg¨® al poder el presidente Trump y c¨®mo est¨¢ gobernando. Sin embargo, s¨ª sabemos que esta historia y este legado constituyen una violaci¨®n esencial y profunda de los derechos humanos y que no es f¨¢cil combatirlos ni derrotarlos.
El racismo blanco est¨¢ entrelazado con la pol¨ªtica y es muy complejo. La pol¨ªtica es el sistema de distribuci¨®n del sistema econ¨®mico. Determina qui¨¦n obtiene qu¨¦, d¨®nde, cu¨¢ndo, por qu¨¦, c¨®mo, cu¨¢nto, durante cu¨¢nto tiempo y con qu¨¦ nombre: si es una rebaja fiscal o una ¡°prestaci¨®n¡± social, un Plan Marshall para una Europa que ¡°merece¡± la ayuda estadounidense para facilitar su reconstrucci¨®n o una ¡°limosna¡± para un pa¨ªs que no la merece, una inversi¨®n a largo plazo para ayudar a un pa¨ªs, una donaci¨®n privada u oficial que se ofrece con condiciones o un pr¨¦stamo con un inter¨¦s desmesurado y unas condiciones que afianzan el subdesarrollo y la dependencia de ese pa¨ªs.
Hay que dar a los ni?os y ni?as de los pa¨ªses subdesarrollados la educaci¨®n que necesitan
La distribuci¨®n de rentas y la desigualdad de riqueza, los presupuestos y los gastos, las inversiones y las no inversiones, el uso de los super¨¢vits, las restricciones fiscales neoliberales a las inversiones en sanidad, educaci¨®n, vivienda, energ¨ªas renovables y un medio ambiente limpio, los d¨¦ficits fiscales y qu¨¦ hacer con ellos, son problemas y conceptos morales que tambi¨¦n repercuten en el racismo.
El verdadero debate sobre el racismo no consiste en hablar en abstracto, sino en abordar las prioridades presupuestarias que impulsan un gasto militar masivo por delante de peque?as inversiones en el desarrollo de las personas de color y los pa¨ªses subdesarrollados, en reflexionar sobre el racismo en la desigualdad de rentas entre los blancos y la gente de color, en examinar las injustas relaciones econ¨®micas entre una minor¨ªa de pa¨ªses blancos y m¨¢s fuertes y una mayor¨ªa de pa¨ªses de otras razas y m¨¢s d¨¦biles y la falta de inversiones en esos pa¨ªses, que son los que m¨¢s necesitan empleo, sanidad, educaci¨®n y saneamientos, en reflexionar sobre la ausencia de verdadera democracia en todo el mundo. Necesitamos hablar de racismo y medir c¨®mo se manifiesta en esos distintos contextos.
Los j¨®venes de color, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo, necesitan trabajo y formaci¨®n, y la automatizaci¨®n y la inteligencia artificial se lo est¨¢n poniendo cada vez m¨¢s dif¨ªcil.
Hay racismo en los medios de comunicaci¨®n estadounidenses, sobre todo entre quienes toman las decisiones, que son blancos. Para ellos, los descendientes de afroamericanos son menos inteligentes, menos trabajadores y m¨¢s violentos. Eso es racismo institucional, y debemos acabar con ¨¦l. Hay que eliminar la brecha de salud entre los blancos y los negros ¡ªen Estados Unidos, ocho de las 10 enfermedades m¨¢s letales afectan sobre todo a los afroamericanos¡ª y entre los pa¨ªses desarrollados y subdesarrollados.
Hay que dar a los ni?os y j¨®venes ¡ªsobre todo las ni?as¡ª de esos pa¨ªses la educaci¨®n que necesitan. Las personas de color son ambiciosas, trabajadoras y creativas, y muchas son emprendedoras, pero su talento no se reconoce, se valora ni se utiliza.
Hay que abordar la falta de instituciones financieras fundamentales y de una educaci¨®n financiera y econ¨®mica para la gente de color; eso tambi¨¦n es racismo institucional. Muchos pa¨ªses de color han sufrido la explotaci¨®n injusta de sus materias primas, que ha causado pobreza, corrupci¨®n y unos da?os medioambientales que los hacen m¨¢s vulnerables a los caprichos de la naturaleza.
Estos tambi¨¦n son ejemplos de racismo institucional.
Podemos encontrar formas constructivas de acabar con las divisiones entre ricos y pobres
?C¨®mo se puede luchar contra estas fuerzas y derrotarlas? Creo que el m¨¢ximo objetivo que pueden tener los seres humanos es aprender a amarse unos a otros, buscar la justicia social, econ¨®mica y pol¨ªtica para todos, aprender a desarrollarse y convivir en paz.
Debemos crear estructuras eficaces y procesos justos que permitan luchar contra el racismo y por la justicia de la manera menos violenta posible. La resistencia activa y no violenta contra la opresi¨®n racista facilita el camino hacia la reconciliaci¨®n, la justicia y la aceptaci¨®n de la diversidad racial. La violencia, en cambio, hace que la reconciliaci¨®n racial sea casi imposible y, como m¨ªnimo, m¨¢s dif¨ªcil de alcanzar.
Mi mentor, Martin Luther King, dec¨ªa: ¡°La paz no es la ausencia de ruido, sino la presencia de justicia¡±. El profesor de Harvard Cornel West dice: ¡°La justicia es el rostro p¨²blico del amor¡±. Yo digo que ¡°amar al pr¨®jimo¡± y ¡°justicia para todos¡± son unos mandamientos tanto religiosos como laicos que todos debemos obedecer, dos objetivos por los que el mundo debe luchar unido. Si podemos desarrollar y movilizar la voluntad pol¨ªtica necesaria, acabaremos con la pobreza, el hambre, el analfabetismo y la mayor¨ªa de las enfermedades mortales de la gente de color, y haremos grandes progresos para eliminar la enfermedad asesina del racismo.
Si podemos desarrollar y movilizar la voluntad pol¨ªtica necesaria, encontraremos formas constructivas de acabar con las divisiones entre el Norte y el Sur, los ricos y los pobres, los poderosos y los despose¨ªdos. Si podemos ¡ªy yo creo que podemos¡ªdesarrollar y movilizar la voluntad pol¨ªtica necesaria sin m¨¢s tardar, podremos salvar la Tierra de una destrucci¨®n que acabar¨ªa con la vida humana en nuestro planeta. Todos debemos contribuir a crear esa voluntad moral y pol¨ªtica y abordar los numerosos problemas de derechos humanos que es necesario resolver para mejorar las vidas de la gente de color, en especial los que han quedado abandonados, marginados y despreciados por unos gobiernos e instituciones que han prescindido de ellos y los han aplastado.
Debemos emplear todos los instrumentos a nuestro alcance: persuasi¨®n moral, argumentos racionales, acciones directas no violentas, influencia econ¨®mica, pol¨ªtica y diplom¨¢tica, y la educaci¨®n de la gente de color para que pueda tener nuevas esperanzas.
Reverendo Jesse L. Jackson, es un l¨ªder de la comunidad afroamericana estadounidense.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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