?Un ¡®sol poble¡¯?
Ahora la moda es ser patriota: una jugada obvia que busca convertir las elecciones en un plebiscito sobre la unidad de Espa?a
Miro y no veo, por m¨¢s que lo intento, el patriotismo constitucional de Habermas: veo el peligro de un discurso que llama de nuevo a la supremac¨ªa de un nosotros y lo f¨¢cil que se desliza hacia la humillaci¨®n del otro. No veo a Rawls o a Berlin, sino esa dicotom¨ªa nosotros-ellos que se?ala supuestos impostores, enemigos de un incomprensible orgullo de quienes dicen, qu¨¦ curioso, no estar acomplejados. No veo, en fin, a Stuart Mill: veo una Europa ensimismada en el provincianismo de sus naciones y la estrechez emocional de sus l¨ªderes.
Seguimos padeciendo una forma de pensar moralmente obtusa: nuestro patriotismo impetuoso y kitsch. Y sentimos a¨²n los efectos de cambiar el futuro de la promesa democr¨¢tica por la evasi¨®n hacia el pasado, la transformaci¨®n del discurso pol¨ªtico en el emblema simplificador del ¡°nosotros primero¡±, aunque sepamos por Borges que toda doctrina que descarta la duda es una forma de fanatismo y estupidez. De los creadores del lepeniano ¡°volver a poner a Francia en orden¡± y el brexiter ¡°recuperar el control¡±, llega este nost¨¢lgico ¡°volvamos a sentir orgullo de nuestra naci¨®n¡± de un Rivera que dice (?ay!) ser un Macron. Pero este detect¨® que el republicanismo c¨ªvico pod¨ªa tornarse en xenofobia excluyente, y reafirm¨® la idea de Francia vincul¨¢ndola a Europa. Rivera ha decidido reactivar ese sagrado quehacer introspectivo que pone a la naci¨®n en el div¨¢n, y entrar en el refugio patri¨®tico del sentimentalismo de taberna, ese que llora tan orgulloso de s¨ª mismo.
¡°S¨®lo veo espa?oles¡± es el gesto populista de otra visi¨®n radicalizada de la identidad, ahora homog¨¦nea y conservadora; un gesto que responsabiliza al factor culturalista de la cohesi¨®n social y la defensa de lo propio, olvidando la incorporaci¨®n activa de la diversidad de lenguas y culturas en el orden constitucional. ?D¨®nde est¨¢ el liberalismo cuando la diferencia se convierte en jerarqu¨ªa y se yerra al valorar la diversidad? Esa exaltaci¨®n del solipsismo de grupo bloquea la imaginaci¨®n cosmopolita, ese ¡°reconocer lo com¨²n en lo extra?o y lo extra?o en lo com¨²n¡± de Nussbaum. Porque ahora la moda es ser patriota: una jugada obvia que busca convertir las elecciones en un plebiscito sobre la unidad de Espa?a. @MariamMartinezB
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