Antisorpresa
La actitud de negaci¨®n ante la corrupci¨®n, de encubrimiento, de falta de colaboraci¨®n con la justicia, debilita nuestra democracia
?Qu¨¦ dir¨¢n los libros de historia sobre los a?os noventa en la Espa?a del siglo pasado? Recuerdo que cuando algunos percib¨ªan el tufo irremediable de sinvergonzoner¨ªa y se atrev¨ªan a dejar constancia de la p¨¦rdida de valores eran tildados de noventayochistas trasnochados. Una especie de rompeguitarras que pretend¨ªan aguar la fiesta del dinero. Porque fue la d¨¦cada donde el dinero se convirti¨® definitivamente en el rey de la funci¨®n. Lo mismo daba la medici¨®n de audiencias que la tasaci¨®n inmobiliaria, eras idiota si no comprend¨ªas que ganar era mucho m¨¢s importante que participar. Se consolid¨® una burbuja donde todo iba bien porque a algunos les iba muy bien: era una ilusi¨®n de progreso. El PP lleg¨® al Gobierno cuando la poblaci¨®n exig¨ªa regenerar un poder anquilosado y jalonado de episodios notables de corrupci¨®n. Nadie pod¨ªa imaginar que se aprovechar¨ªan de ese estado de ¨¢nimo para medrar y robar, esta vez a lo grande.
La detenci¨®n por la Guardia Civil la semana pasada de Eduardo Zaplana record¨® al momento en que Ricky Martin anunci¨® su salida del armario. Fue m¨¢s sorpresa para ellos mismos que para los dem¨¢s. Era tal el grado de previsibilidad en la ca¨ªda por corrupci¨®n del l¨ªder pol¨ªtico valenciano que muchos podr¨ªan calificar su arresto y encarcelamiento como la antisorpresa. Es m¨¢s, lo sorprendente era sorprenderse. Y es en esa percepci¨®n cuando tiene sentido preguntarse por aquella d¨¦cada de los a?os noventa donde el pelotazo era la ¨²nica forma de jugar el bal¨®n. Que mantuviera cargos en consejos de administraci¨®n delata el dejar pasar que nos sigue diferenciando de los pa¨ªses de nuestro entorno donde la actitud corrupta pasa alguna factura. En la primera sentencia de la cadena G¨¹rtel se viene a contar el cuento de los a?os siguientes, la impunidad, la colecta, el entramado mafioso.
La pregunta es ?y ahora, qu¨¦? Puede que los c¨¢lculos aritm¨¦ticos en el Parlamento nos distraigan durante semanas sobre posibles acuerdos y desacuerdos para desembocar en elecciones anticipadas. Pero en lo que nunca nos habremos anticipado es en la lucha contra la corrupci¨®n institucional. Ah¨ª vamos con treinta a?os de retraso. Los papeles de B¨¢rcenas son la piedra roseta del c¨®digo de conducta impuesto bajo el brillo de las infraestructuras rutilantes y la dura cara de un delito empresarial continuado. Es la actitud de negaci¨®n, de cosm¨¦tica petici¨®n de perd¨®n, de encubrimiento, de falta absoluta de colaboraci¨®n con la justicia, de absoluci¨®n por v¨ªa electoral lo que m¨¢s da?o nos hace. Debilita nuestra democracia necesitada como nunca de refuerzos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.