La guerra comercial de Trump

Donald Trump y su Administraci¨®n no se distinguen por su sutileza. Acaban de declarar una guerra comercial con la Uni¨®n Europea, es decir, con un aliado, en nombre de un eslogan (America first) envuelto en un pretexto a medio camino entre el descaro y el delirio. Para justificar la subida de aranceles del 25% a las importaciones de acero y otro del 10% a las de aluminio procedentes de Europa, Canad¨¢ y M¨¦xico alude a criterios de ¡°seguridad nacional¡±. La excusa no puede ser m¨¢s d¨¦bil y, al tiempo, m¨¢s ilustrativa de la desconsideraci¨®n de Trump hacia los pa¨ªses ¡°amigos¡±. Europa prepara represalias en forma de aranceles a la importaci¨®n de productos t¨ªpicamente americanos o producidos en Estados proclives a Trump: ma¨ªz, ar¨¢ndanos, bourbon, pantalones Levi¡¯sy motos Harley Davidson, adem¨¢s de una denuncia ante la OMC.

La estrategia negociadora de Trump no respeta alianzas, ni aliados, ni preocupaci¨®n alguna por la estabilidad de la econom¨ªa mundial. Consiste en someter a sus interlocutores a una presi¨®n continua, pero confusa ¡ªno ha mucho que decret¨® la suspensi¨®n de la amenaza de aranceles para los productos y pa¨ªses que ahora acaba de castigar¡ª, con el objetivo de que reduzcan voluntariamente las exportaciones en esas negociaciones fantasmag¨®ricas que se cierran y se abren al comp¨¢s de las amenazas de Washington. Este modus operandi chantajista est¨¢ al servicio de los intereses m¨¢s proteccionistas de la econom¨ªa estadounidense, que se identifican en buena parte con el aislacionismo internacional.

Lo peor, con ser muy malo, no es el proteccionismo descarnado, que no entiende de p¨¦rdida de beneficios de las empresas y de empleos en el pa¨ªs que lo practica, sino la incertidumbre extrema que introduce en la econom¨ªa global. La industria y las rentas del planeta penden hoy de las ocurrencias del presidente de Estados Unidos. La ¨²nica respuesta es la firmeza comercial frente a la arbitrariedad trumpista.