Dios
Se ve que Aznar, que se dice cat¨®lico, no ha le¨ªdo los Evangelios y, si lo hizo, no los entendi¨®
En esto baj¨® Aznar de los cielos y se nos manifest¨® a los mortales. Lejos de pedirnos perd¨®n (por los muertos en la guerra de Irak, en la que nos meti¨® a los espa?oles por su santa voluntad, no por la nuestra; o por la corrupci¨®n de su partido en los a?os en que ¨¦l lo presid¨ªa; o por haber elegido para sus Gobiernos casi tantos delincuentes como honrados), el reaparecido Aznar nos ha vuelto a re?ir por no hacer caso de sus consejos, esos que amasa durante sus desapariciones y esparce sobre nuestras cabezas como la misericordia divina cuando regresa a la tierra desde su limbo celestial y puro. En esta ocasi¨®n la bronca ha sido m¨¢s para sus correligionarios, a los que ha culpado de que su obra se dividiera, y la ha personalizado en su creaci¨®n, ese Mariano Rajoy pusil¨¢nime, dubitativo y falto de valent¨ªa que le neg¨® tres veces como san Pedro y al que sus enemigos acaban de desplazar del poder por no hacerle caso cuando deb¨ªa.
?Cu¨¢ntas veces no le advirti¨® de que no gobernaba como deber¨ªa hacerlo, de que por el camino que iba se terminar¨ªa estrellando, de que con su cobard¨ªa y sus dudas iba a dejar que se deshiciera la Espa?a fuerte y llena de orgullo que ¨¦l hab¨ªa levantado en pocos a?os, los mejores de la democracia! Pero Rajoy no le obedeci¨®; al contrario, se apart¨® de ¨¦l, reneg¨® de su obra y de sus consejos y as¨ª acab¨®: derrotado y llorando como Boabdil tras entregar las llaves del poder a un advenedizo.
El regreso de Aznar a la tierra, de la que faltaba ¨²ltimamente m¨¢s de lo que le habr¨ªa gustado seguramente obligado por las sentencias condenatorias por corrupci¨®n a varios de sus ministros, de la que ¨¦l no sab¨ªa nada pese a saberlo todo de este pa¨ªs, nos ha pillado por sorpresa, sobre todo por el momento elegido para manifestarse en carne mortal. Si a Jesucristo cuando iba a ser crucificado se le hubiera aparecido Dios para rega?arlo como Aznar ha hecho con Rajoy seguramente la religi¨®n cat¨®lica no habr¨ªa tenido la proyecci¨®n que ha tenido.
Pero se ve que Aznar, que se dice cat¨®lico, no ha le¨ªdo los Evangelios y, si lo hizo, no los entendi¨®. Por eso no conoce la humildad ni la piedad y por eso es capaz de ensa?arse con su propia creaci¨®n, ese Mariano Rajoy derrotado que mueve a la compasi¨®n m¨¢s que a la venganza como cualquier perdedor de la historia. Embriagado de s¨ª mismo, Aznar ha vuelto a demostrarnos que S¨¦neca ten¨ªa raz¨®n cuando dijo que las personas inteligentes se recuperan pronto de un fracaso, pero los mediocres jam¨¢s lo hacen de un ¨¦xito.
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