Entendimiento territorial
El Gobierno de S¨¢nchez es una oportunidad para un nuevo modelo de pol¨ªtica
Se ha abierto una ventana de oportunidad en la mejora de lo que cabe denominar la crisis catalana. Han cambiado los interlocutores, en Madrid y en Catalu?a, el art¨ªculo 155 ha sido levantado y ambas partes parecen estar dispuestas a dialogar. La ministra de Pol¨ªtica Territorial, Meritxell Batet, ha manifestado su disposici¨®n a hablar abiertamente con el Gobierno de la Generalitat, haciendo referencia expresa al documento de 46 puntos que en su momento presentara el president Puigdemont al presidente Rajoy. El ¨²nico l¨ªmite est¨¢, en esta fase inicial, en la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de independencia. A este respecto, el president?Torra, aunque parece mantener que el refer¨¦ndum es irrenunciable, tambi¨¦n ha reiterado que est¨¢ dispuesto a hablar sin l¨ªneas rojas.
Ahora bien, es preciso se?alar que el conflicto en Catalu?a no es causa sino s¨ªntoma de una crisis constitucional m¨¢s generalizada, especialmente en el ¨¢mbito territorial. Aunque el conflicto con Catalu?a no existiera, el modelo de organizaci¨®n territorial constitucionalmente vigente necesitar¨ªa de una notable puesta al d¨ªa. Es obvio que este no es el momento de iniciar la casi ut¨®pica reforma constitucional, porque el clima pol¨ªtico no lo aconseja. Y ello porque para que la Constituci¨®n recupere su naturaleza de instrumento de integraci¨®n debe contar con el apoyo de todos o casi todos lo grupos pol¨ªticos y, por tanto, tambi¨¦n y especialmente del Partido Popular, que ni en sus relaciones externas ni internas pasa por su mejor momento. S¨ª deben aprovecharse, en cambio, una serie de elementos ya presentes en el Gobierno del presidente S¨¢nchez para sentar las bases de lo que deber¨ªa ser, en una pr¨®xima y m¨¢s s¨®lida legislatura, el momento de la actualizaci¨®n constitucional.
Del actual Gobierno de S¨¢nchez deben destacarse, como hac¨ªa recientemente Joan Rodr¨ªguez en Agenda P¨²blica, que es el primer Gabinete en el que tres carteras centrales ¡ªHacienda, Educaci¨®n, y Relaciones Territoriales¡ª est¨¢n en manos, respectivamente, de una andaluza, una vasca y una catalana. Estos ministerios est¨¢n dirigidos por personas con sensibilidad territorial. Por otra parte, junto con el primer Gobierno de Rajoy, el Ejecutivo de S¨¢nchez cuenta con la presencia m¨¢s alta de ministros y ministras con responsabilidades previas en los ¨¢mbitos local y auton¨®mico. Las caracter¨ªsticas apuntadas son fundamentales para la mejora del modelo de organizaci¨®n territorial porque cuenta con una sensibilidad territorial mucho m¨¢s elevada que sus predecesores. Esta sensibilidad y/o conocimiento de los territorios puede favorecer una actuaci¨®n informal entre los diferentes niveles de Gobierno mucho m¨¢s fluida. En otras palabras, que los diferentes centros de decisi¨®n pol¨ªtica, sobre todo Madrid, dejen de ser compartimentos estancos, para ser ¨¢mbitos competencialmente diferenciados pero conocedores los unos de los otros.
Este fen¨®meno puede ser de gran relevancia teniendo en cuenta el sesgo territorial de los altos funcionarios al servicio de la Administraci¨®n central. Cabe poner como ejemplo el Tribunal Constitucional, instituci¨®n protagonista en la crisis catalana, donde tambi¨¦n se hace patente su sesgo centralista, ya que la gran mayor¨ªa de sus magistrados son madrile?os. Recu¨¦rdese que este fue uno de los elementos que pretendi¨® solucionarse con la reforma del reglamento del Senado de 2007, desvirtuada en su puesta en pr¨¢ctica. Por cierto, como apunte hist¨®rico, la Constituci¨®n de 1931 preve¨ªa que el Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales estuviera conformado, entre otros, por un magistrado de cada una de las regiones aut¨®nomas.
As¨ª pues, el Gobierno de S¨¢nchez no tendr¨¢ la capacidad de resolver muchas de las cuestiones que tenemos sobre la mesa, muy especialmente respecto de la crisis con y en Catalu?a. Sin embargo, este Gobierno es una oportunidad para abrir escenarios de futuro en diferentes ¨¢mbitos. De una parte, sentar las bases de un nuevo modelo de gesti¨®n pol¨ªtica territorialmente permeable, que empiece fragu¨¢ndose por v¨ªas informales, pero que puede dar paso a un escenario en el que sea posible hablar de una nueva cultura pol¨ªtica de entendimiento y respeto interterritorial, a trav¨¦s de la que poder construir la cultura federal de la que carece Espa?a. Este aspecto ser¨ªa sumamente beneficioso para, en una segunda fase, abordar la reforma de la Constituci¨®n, especialmente en lo relativo a comunidades aut¨®nomas, fortaleciendo la descentralizaci¨®n y la lealtad institucional que, recuerden, debe ser bilateral.
Argelia Queralt Jim¨¦nez es profesora de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona.
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