Rapidez ejemplar
La dimisi¨®n de Huerta era la ¨²nica soluci¨®n a la primera crisis del Gobierno
La dimisi¨®n de M¨¤xim Huerta como ministro de Cultura es una respuesta impecable a los principios de ejemplaridad y honradez que se ha impuesto el presidente de Gobierno, Pedro S¨¢nchez. El ministro deja su cartera apenas una semana despu¨¦s de tomar posesi¨®n debido a la decisi¨®n del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que considera que cometi¨® una infracci¨®n fiscal. Seg¨²n las dos sentencias, irrebatibles, Huerta utiliz¨® una sociedad interpuesta para eludir 256.778 euros entre los a?os 2006 y 2008 procedentes de sus ingresos como periodista televisivo y fue condenado a pagar 365.939 euros a la Hacienda p¨²blica como consecuencia de esa elusi¨®n demostrada y de la sanci¨®n correspondiente.
El presidente de Gobierno hab¨ªa proclamado recientemente que nadie que hubiese utilizado una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos formar¨ªa parte de su ejecutiva en el PSOE; con igual o mayor raz¨®n hay que aplicar este principio en el Gobierno. Despu¨¦s de varias conversaciones con el presidente, el ministro de Cultura ha tomado la ¨²nica decisi¨®n razonable y coherente con los prop¨®sitos de honradez del nuevo Ejecutivo. En su declaraci¨®n p¨²blica de renuncia, Huerta ha argumentado que se retira porque ¡°ama la cultura y la transparencia¡±. Pues bien, en el ejercicio de esta segunda virtud deber¨ªa haber informado a Pedro S¨¢nchez, cuando le propuso ser ministro de Cultura, de las circunstancias de su condena por infracci¨®n fiscal (2014) que no era precisamente antigua. Pero no lo hizo y esa es una de las causas probables de esta primera crisis.
Editoriales anteriores
Las explicaciones ofrecidas por el ministro en su forcejeo in¨²til para evitar la dimisi¨®n han sido pobres e inveros¨ªmiles. No es cierto, como ha proclamado en varias declaraciones y repetido en una comparecencia de dimisi¨®n, que fuese v¨ªctima de un cambio de criterio de Hacienda en lo que respecta al uso de sociedades interpuestas para pagar impuestos. El criterio fiscal no ha variado: es il¨ªcita una sociedad interpuesta cuya ¨²nica finalidad sea pagar facturas e impuestos. Si esas son sus ¨²nicas funciones, existe un indicio, indirecto pero firme, de que se quiere pagar por impuesto de sociedades (25%) lo que deber¨ªa gravarse por IRPF (marginal del 48%). La condici¨®n para que sea admisible por Hacienda y por los tribunales el uso de una sociedad interpuesta es que dicha sociedad aporte algo m¨¢s a la facturaci¨®n de la misma, algo m¨¢s que los ingresos y el patrimonio de una sola persona. Por lo tanto, la sociedad Almaximo, a trav¨¦s de la cual Huerta pagaba sus impuestos, era ilegal entonces, como lo ser¨ªa ahora, en virtud de su ausencia de funciones y contenidos.
El argumento de que la condena se le impuso cuando no era ministro cae por su propio peso. Dif¨ªcilmente puede tener tiempo el ministro M¨¤xim Huertapara cometer en cinco d¨ªas una infracci¨®n tributaria. M¨¢s all¨¢ de esta inconsecuencia, la dimisi¨®n de Huerta, en la que la actitud de Pedro S¨¢nchez ha sido decisiva, es una decisi¨®n ejemplar. Es la forma m¨¢s r¨¢pida de combatir las debilidades pol¨ªticas de un Gabinete y una prueba de que el compromiso contra la corrupci¨®n va en serio.
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