Cambios, cambios, cambios
Los modelitos que lucen Kate y Meghan parecen sacados de ¡®Dinast¨ªa¡¯
Esta semana parec¨ªa que el protagonismo lo tendr¨ªan dos parejas. Una, la formada por Kim Jong-un y Donald Trump, en su rom¨¢ntico encuentro en Singapur. Y la otra, ?gatha Ruiz de la Prada y Luismi Rodr¨ªguez, El rey de la Chatarra, por su posado como novios en los Premios de Periodismo de Vanity Fair. Dos parejas asombrosas, con mucho juego y muchos misiles. Por su parte, ?Hola! propuso otra pareja, la formada por Meghan Markle y Kate Middleton, un cl¨¢sico duelo de cu?adas, con unos pamelones de aqu¨ª te espero y trajes que nadie sabe de d¨®nde sacan.
Con la dimisi¨®n de M¨¤xim Huerta y el maxi l¨ªo con el seleccionador nacional de f¨²tbol se impuso la realidad: lo que protagoniza la actualidad son noticias de verdad. Los cambios. En el Gobierno, en el clima, en el orden internacional. En la vida misma. Solo interesa lo que tenga que ver con el cambio. Y ?gatha lo asumi¨® plenamente cuando respondi¨® a las preguntas sobre su nueva pareja con un: ¡°Me encanta como recicla¡±.
?gatha est¨¢ armada de raz¨®n. Hay que reciclar m¨¢s. Pero algunas veces el reciclar puede salir regular, que es lo que ha pasado con esos modelitos que lucen Kate y Meghan. Parecen sacados de Dinast¨ªa, aquella asombrosa serie de televisi¨®n. Hay una mano negra que las visti¨® de azafatas coreanas. Reconozco que debe ser dif¨ªcil elegir vestuario para combinar no solo con tu suegra sino con una mujer con un estilo tan h¨ªper definido como longevo, pero al verlas, Meghan pierde comba, porque Isabel II arriesga m¨¢s que la jovenc¨ªsima esposa de su nieto y mezcla colores vivos y estampados campestres con una soltura que demuestra que m¨¢s sabe el diablo por viejo que por diablo.
Mientras tanto, la reuni¨®n de los l¨ªderes del comunismo y el capitalismo se recicl¨® en algo informal y casi juvenil cuando Donald Trump enton¨® el primero de sus ¡°Kim y yo¡±, transformando la tensi¨®n nuclear en un encuentro de colegas de toda la vida. Como unos nuevos teletubbies. Y luego se sumergieron en la piscina m¨¢s alta del mundo, una de las atracciones tur¨ªsticas de Singapur. Con ese bautismo se acab¨® la dictadura del abdominal y el b¨ªceps. Ser robustote forma parte del cambio. As¨ª como se alejan los misiles regresa la ropa ancha, es el final del pantal¨®n pitillo y de las camisetas ce?idas.
Pero lo que no cambia nadie es la fascinaci¨®n que el brilli-brilli, las lentejuelas y lo met¨¢lico, ejercen tanto en Occidente como en Oriente. ?gatha Ruiz de la Prada, que lo sabe, escogi¨® un smoking de palletes para aparecer junto a El rey de la Chatarra con un peinado teddy boy, sinti¨¦ndose quiz¨¢s, en Viva Las Vegas. Los destellos de ?gatha dieron a¨²n m¨¢s brillo a la noche donde se premi¨® a I?aki Gabilondo, un periodista brillante que tuvo su propio debate nuclear con el exmarido de la dise?adora, Pedro J. Ram¨ªrez. La atenci¨®n estaba puesta en si Luismi reciclar¨ªa o no su forma de vestir con alg¨²n dise?o de su nueva novia. En cualquier caso, lo que importa es c¨®mo se viste y vive ?gatha. Cuando estaba con Pedro J. exageraba formas y vol¨²menes. Con Luismi la vida es m¨¢s rica y din¨¢mica porque los dos entienden que ahora lo inesperado nos divierte a todos y todas.
Menos inesperado ha sido el recibimiento a gritos de ¡°chorizo¡± a I?aki Urdangarin cuando se acerc¨® a recoger su sentencia en Palma de Mallorca. Pero I?aki no escogi¨® nada rojo, sino un blazer azul claro bien cortado, muy al estilo de un domingo en Sotogrande y pantalones casi beige para ese d¨ªa que tanto se hizo esperar. M¨¢s que inocencia, el aspecto destilaba un aire aristocr¨¢tico y deportivo, como de resolver un tr¨¢mite antes de salir a almorzar al club. Otra de las se?ales del cambio, vivimos en extremos. M¨¤xim dimiti¨® de su cargo en poco m¨¢s de 10 minutos; tuvieron que pasar m¨¢s de 10 a?os y una abdicaci¨®n para que el instituto N¨®os fuera condenado. Con hechos probados y todo. En televisi¨®n especularon sobre si llevar¨ªa la vida de un reo normal o no. La verdad que, pese a tantos cambios, no parece que Urdangarin vaya a ser un preso normal. Lo normal ser¨¢ que un d¨ªa repase el ?Hola! viendo a sus familiares continuar con sus vidas protocolarias mientras sus compa?eros comentan el Mundial de F¨²tbol. Ese d¨ªa la justicia ser¨¢ casi igual para todos.
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