La fuerza del ejemplo
Se ha evitado la visi¨®n ic¨®nica y dantesca de un barco a la deriva, el humillante mensaje de que hay vidas de segunda
Cuenta la mitolog¨ªa griega, en una de sus versiones, que Aquarius fue quiz¨¢ el hijo de Prometeo, aquel tit¨¢n que rob¨® el fuego a los dioses para d¨¢rselo a los hombres. Como su padre, tambi¨¦n ¨¦l se ofreci¨® a la humanidad para salvarla, construyendo un barco que la resguardase del diluvio. De nuevo, la cultura hel¨¦nica nos recuerda que es posible representar problemas universales fuera de los anclajes locales. Lejos de enaltecer a un pueblo, nos muestra un mundo donde identificamos experiencias que nos afectan a todos, un mundo del que aprender que lo aparentemente enraizado en nuestro terru?o puede acabar reivindicando lo com¨²n.
El gesto de acoger a los migrantes del Aquarius no resuelve el problema estructural de Europa, pues seguimos necesitando un sistema de asilo y gesti¨®n de la inmigraci¨®n que sea efectivamente comunitario y que nos responsabilice a todos. Su mayor importancia reside, sin embargo, en la fuerza del ejemplo, en que a veces, solo a veces, las cosas son como deben ser. Esta uni¨®n entre un hecho concreto (acoger un barco) y el valor universal que representa (la fraternidad) tiene el enorme potencial de cambiar el mundo, precisamente porque es ejemplar. El defecto del templo democr¨¢tico, nos dice Alessandro Ferrara, es que ha erigido un lugar central para ciudadanos libres e iguales, olvid¨¢ndose de a?adir la fraternidad.
El mensaje que emitimos al socorrer al barco es evidente: los problemas del Mediterr¨¢neo no son de Italia, Grecia o Espa?a sino de todos. Porque solo reconociendo una responsabilidad libre del albur discrecional de los Estados evitaremos la proliferaci¨®n de ¡°Salvinis¡±, demagogos profesionales que anulan esforzadamente esa identidad que predicamos justamente como com¨²n. Y es que no hay nada m¨¢s contrario al esp¨ªritu ilustrado que afirmar que la fraternidad es superflua y que unas vidas, por supuesto las nuestras, valen mucho m¨¢s que otras. Ha sido con el ejemplo como se ha evitado la visi¨®n ic¨®nica y dantesca de un barco a la deriva, el humillante mensaje de que hay vidas de segunda: vidas que no merecen siquiera ser lloradas. @MariamMartinezB
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