Contrase?a
Si te empe?as en encontrar significados en todo lo que ocurre, acabas paranoico
Sal¨ª de casa a media tarde para diluir mis preocupaciones en un gin-tonic clandestino. Ya en la cafeter¨ªa, quise ir al ba?o, pero estaba cerrado. El camarero me inform¨® de que al lado de la puerta hab¨ªa un teclado num¨¦rico en el que deb¨ªa marcar el 3101 para que se abriera. Me hizo gracia porque yo nac¨ª un 31 de enero. Bueno, m¨¢s que hacerme gracia, me inquiet¨® un poco. No me gust¨®, en fin, la asociaci¨®n, pero tampoco quise darle demasiada importancia. Si te empe?as en encontrar significados en todo lo que ocurre, acabas paranoico. Regres¨¦ al aseo y en efecto, descubr¨ª el teclado, que se parec¨ªa al de una caja fuerte. La caja fuerte de la mierda, pens¨¦. La puerta, de metal, reforzaba esa idea de dispositivo de seguridad inverso, pues no era para evitar que se robaran los excrementos, sino para impedir que se depositaran. Imagin¨¦ que en ese instante se acababa el mundo y que dentro de 1.000 a?os unos espele¨®logos forzaban la puerta y en vez de descubrir el cuerpo momificado de un fara¨®n, se encontraban con un retrete sucio del siglo XXI. ?Por qu¨¦ esas medidas de seguridad?, se preguntar¨ªan.
El caso es que me dan miedo las puertas que se abren y cierran con mecanismos electr¨®nicos. La idea de quedarme encerrado me horroriza, as¨ª que no entr¨¦, pero le proporcion¨¦ la clave a un indigente que hab¨ªa en la calle. La 3101, le dije mientras me dirig¨ªa al bar de al lado sin haberme tomado el gin-tonic, pues entre unas cosas y otras el hielo se hab¨ªa derretido y sab¨ªa mal. Los aseos del nuevo establecimiento no ten¨ªan contrase?a secreta y estaban m¨¢s o menos limpios, de modo que acced¨ª a ellos sin problema, hice un pis preventivo (en realidad no ten¨ªa ganas, pero nunca se sabe) y ped¨ª otro gin-tonic que me supo a gloria.
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