Los l¨ªmites del cambio
S¨¢nchez tropieza con las pensiones y la financiaci¨®n auton¨®mica
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez acaba de darse de bruces con dos de los problemas m¨¢s espinosos a los que puede enfrentarse durante los dos a?os que quedan de legislatura. No ha sido posible un acuerdo en el Pacto de Toledo para fijar un sistema de revalorizaci¨®n de las pensiones para el futuro, m¨¢s all¨¢ del contenido presupuestario acordado entre el PP y el PNV. Si bien existe un acuerdo general sobre la actualizaci¨®n de las prestaciones, PP y Ciudadanos se apuntan al realismo: en caso de recesi¨®n, las pensiones m¨¢s altas deber¨ªan ser discriminadas; PSOE y Podemos reclaman subidas para todos seg¨²n el IPC. El acuerdo, que pod¨ªa haber despejado uno de los frentes de la pol¨ªtica social del Gobierno, est¨¢ congelado a la espera de nuevas negociaciones.
Por a?adidura, el Gobierno ha tenido que reconocer que hay que aplazar una reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica hasta la pr¨®xima legislatura. No es una sorpresa: poco de lo que debe contener una reforma de ese calibre, sea el futuro de los fondos auton¨®micos, el grado de responsabilidad fiscal auton¨®mica, la atribuci¨®n de recursos para cubrir servicios m¨ªnimos o la transferencia de impuestos, tiene hoy el respaldo de c¨¢lculos serios admitidos por las partes. El expediente de la reforma auton¨®mica necesita adem¨¢s una soluci¨®n para Catalu?a. Estos problemas no pueden resolverse en dos a?os escasos; pero en ese plazo s¨ª cabe predisponer a todas las partes a un acuerdo, establecer c¨¢lculos s¨®lidos para decir lo que se quiere y qu¨¦ se puede hacer y quiz¨¢ llegar a un acuerdo razonable para resolver los d¨¦ficits auton¨®micos.
Editoriales anteriores
El freno de las pensiones y de la financiaci¨®n auton¨®mica pueden interpretarse como un reflejo de la debilidad pol¨ªtica del Gobierno; pero hay un fallo m¨¢s profundo que supera la coyuntura pol¨ªtica. Los Gobiernos de Rajoy se saltaron a la torera los plazos para negociar ambas reformas. La pol¨ªtica de ¡°dejar que el tiempo pase¡± sit¨²a a la financiaci¨®n p¨²blica espa?ola, sea en lo que se refiere al Estado auton¨®mico, sea en Seguridad Social, ante la triste realidad de una legislatura perdida.
Lo que amenaza a las pensiones, hasta el punto de que a medio plazo debe considerarse como probable un recorte en las prestaciones, es el envejecimiento de la poblaci¨®n, consecuencia inevitable del aumento del periodo entre el comienzo de la jubilaci¨®n y el final de la misma. Esta presi¨®n demogr¨¢fica, propiciada por la mejora de la sanidad p¨²blica, hace aconsejable tomar decisiones pol¨ªticas dr¨¢sticas con un amplio acuerdo pol¨ªtico: entre otras, transferir gastos de pensiones no contributivas a presupuestos; suprimir las bonificaciones de la Seguridad Social a la creaci¨®n de empleo (un gasto que no ha producido los efectos esperados); destopar la cotizaci¨®n m¨¢xima, para que suban los ingresos del sistema y permitir que los jubilados mantengan un empleo remunerado.
Pedro S¨¢nchez y su Gobierno han chocado con los l¨ªmites de lo que pueden y no pueden hacer. Pero, aunque en ambos casos no puedan aspirar a reformas, s¨ª pueden tomar decisiones parciales que preparen el camino para la pr¨®xima legislatura. Otros cuatro a?os de tensiones auton¨®micas y con un d¨¦ficit irredimible de 18.000 millones en la Seguridad Social pondr¨ªan en peligro la estabilidad pol¨ªtica y social.
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