Despu¨¦s de la fiebre del ¡®Aquarius¡¯

El pasado 11 de junio, en plena crisis derivada de la negativa de los Gobiernos de Italia y de Malta a permitir la arribada del buque Aquariusa sus costas, el presidente del Gobierno de Espa?a ofrec¨ªa Valencia para acoger a los migrantes que viajaban en el buque. Sus palabras fueron matizadas de manera casi inmediata por el ministro de Asuntos Exteriores, que calific¨® la oferta en un primer momento de simb¨®lica y luego de excepcional. De nuevo, el dif¨ªcil equilibrio entre cerebro y coraz¨®n; Sancho y Don Quijote.

Vincent Cochetel, enviado especial de Acnur para el Mediterr¨¢neo central, manifestaba: ¡°Llevemos a los pasajeros del barco Aquarius a tierra y tratemos problemas a?adidos m¨¢s adelante¡±.

Pues bien, una vez llegados los migrantes a las costas espa?olas, apagadas las luces y los focos, de vuelta a sus redacciones los periodistas y superado con ¨¦xito el salvamento, conviene hacerse una serie de preguntas y reflexionar acerca de este episodio que ni es aislado ni, con absoluta seguridad, ser¨¢ el ¨²ltimo.

Acalladas las conciencias sabedoras de que al menos estas 630 personas no morir¨¢n en el mar, no profundizar en la cuesti¨®n de por qu¨¦ el Aquarius estaba donde estaba el d¨ªa D a la hora H equivale a poner un parche humanitario y mirar hacia otro lado. Y no conducir¨¢ a nada bueno.

Hay que investigar c¨®mo se organizan los viajes que alimentan las redes del tr¨¢fico de migrantes

Las redes que viven del tr¨¢fico de migrantes seguir¨¢n ganando dinero a costa de quienes, en su b¨²squeda de una vida mejor, deciden embarcarse en un arriesgado periplo migratorio de incierto resultado. Arriesgado, pues es sabido que frecuentemente fallecen ahogados y pierden la vida en el intento; incierto, porque en aquellos casos en que s¨ª logran acceder al pa¨ªs de destino, antes o despu¨¦s engrosar¨¢n de manera casi segura las bolsas de marginalidad y vulnerabilidad resultante de haber tomado la decisi¨®n de abandonar su pa¨ªs y migrar a otro al margen de las leyes y de los controles fronterizos en un acto de comprensible desesperaci¨®n. En resumen, las redes dedicadas al tr¨¢fico de personas seguir¨¢n enriqueci¨¦ndose ilegalmente mientras los migrantes suben a botes de goma, jug¨¢ndose la vida despu¨¦s de haber pagado sustanciosas sumas de dinero por el traslado.

Seg¨²n publicaba en su p¨¢gina web la ONG M¨¦dicos sin Fronteras, el 10 de junio pasado su buque Aquarius se encontraba en aguas internacionales entre Malta y las costas de Sicilia con 630 personas a bordo rescatadas en seis operaciones nocturnas. Algunos de los migrantes trasladados al Aquarius viajaban en botes de goma. Ni Italia ni Malta autorizaban el desembarco. Superada la crisis, es preciso responder a una serie de cuestiones; por ejemplo: ?a qui¨¦n pagaron por el viaje? ?Cu¨¢nto dinero? ?En qu¨¦ moneda? ?De qu¨¦ forma? ?Qu¨¦ persona u organizaci¨®n les facilit¨® auxilio para el viaje??Les dio la organizaci¨®n tel¨¦fonos de contacto? ?Cu¨¢les? ?C¨®mo surge el contacto, si es que lo hay previamente al rescate, con el buque Aquarius? Si parte de los migrantes rescatados viajaban en botes de goma, ?c¨®mo viajaba el resto?

La respuesta a algunas de estas cuestiones la hallamos gracias una fuente de indudable valor, como es la inteligencia policial, pero otras respuestas pueden y deben facilitarlas los responsables de la navegaci¨®n del buque Aquarius y, con todas las precauciones y garant¨ªas, los propios migrantes en condiciones de hacerlo.

La necesidad de respuestas no es caprichosa. Deriva del hecho de que para Naciones Unidas, para la Uni¨®n Europea y, consecuentemente, para Espa?a favorecer la inmigraci¨®n ilegal es un delito que debe ser perseguido de manera eficaz con medios adecuados a la gravedad del mismo. As¨ª se recoge en el art¨ªculo 6 del protocolo de Naciones Unidas contra el tr¨¢fico de migrantes por tierra, mar y aire y en el art¨ªculo 3 de la directiva 2002/90 destinada a definir la ayuda a la entrada, circulaci¨®n y estancia irregulares. Tambi¨¦n se recoge en nuestro derecho interno, pues el C¨®digo Penal espa?ol, en cumplimiento de las normas internacionales citadas, que nos son vinculantes, tipifica el delito de favorecer la inmigraci¨®n ilegal en el art¨ªculo 318 bis, que prev¨¦ penas de hasta ocho a?os de prisi¨®n para los que intencionadamente ayuden a la migraci¨®n ilegal cuando se pone en peligro la vida de las personas objeto de la infracci¨®n o se crea peligro de causarles lesiones graves.

La cl¨¢usula humanitaria exige que se acredite la situaci¨®n de emergencia y que no haya lucro

El precepto que se ha mencionado establece que los hechos no ser¨¢n punibles cuando el objetivo perseguido por el autor fuere ¨²nicamente prestar ayuda humanitaria a la persona de que se trate. Esta norma es el resultado de haber incorporado a nuestro derecho interno el art¨ªculo 1.2 de la directiva europea citada anteriormente, que faculta a los Estados a no imponer sanciones en estos casos.

El concepto de ayuda humanitaria ha sido estudiado en el contexto de conflictos armados, pero no en relaci¨®n con el tr¨¢fico de migrantes. La Uni¨®n Europea necesita unificar este principio, como se ha puesto de manifiesto en diferentes foros internacionales y, recientemente, en la reuni¨®n de expertos en tr¨¢fico de migrantes celebrada los pasados d¨ªas 20 y 31 de mayo en el seno de Eurojust. Lo que s¨ª parece claro es que la aplicaci¨®n de la cl¨¢usula humanitaria exige que se acredite una situaci¨®n de emergencia y es incompatible con el ¨¢nimo de lucro.

No genera controversia, sin embargo, y no requiere mayor explicaci¨®n, el principio de no persecuci¨®n del migrante por el hecho de ser el objeto de la conducta delictiva del traficante. Los migrantes ser¨¢n puestos a salvo y se les aplicar¨¢ la legislaci¨®n de extranjer¨ªa a cada uno de ellos de manera individualizada. Primar¨¢ el principio de protecci¨®n del superior inter¨¦s del menor en el caso de los ni?os.

Respecto a la condici¨®n de refugiado de los rescatados, conviene precisar que la obtenci¨®n de dicho estatus de refugiado no es autom¨¢tico ni se puede asociar a un grupo de personas de manera indiscriminada. Se obtiene a resultas de un proceso definido en la ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protecci¨®n subsidiaria que se aprob¨® en Espa?a en cumplimiento de la directiva 2004/83/CE, la directiva 2005/85/CE y el cap¨ªtulo V de la directiva 2003/86/CE.

Por tanto, cada una de las situaciones personales habr¨¢ de ser analizada y valorada de manera individual. Clave entre los derechos de los refugiados es el derecho a no ser devuelto a su pa¨ªs cuando se acredita un riesgo real de tortura, trato inhumano y degradante u otras formas de da?o irreparable, consecuencias que tambi¨¦n han de ser valoradas de manera individualizada.

Patricia Fern¨¢ndez Olalla es fiscal.