Por qu¨¦ padres y madres no somos ni iguales ni intransferibles
La propuesta de igualar los permisos de maternidad y paternidad parte de 16 semanas para ambos progenitores. Y esto, a muchas familias nos parece injusto, discriminatorio y hasta paternalista

El pasado 26 de junio el Congreso aprob¨® por unanimidad la puesta en marcha de la Proposici¨®n de Ley de Unidos Podemos de permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles con el 100% del sueldo. La propuesta parte de 16 semanas para ambos progenitores, siendo las dos primeras obligatorias para los dos, tanto tras el parto como tras la adopci¨®n. Despu¨¦s, las cuatro siguientes son de car¨¢cter obligatorio pero a disfrutar a lo largo del a?o, y las 10 que restan son voluntarias pero intransferibles. Y esto, aunque suene pol¨ªticamente incorrecto, a muchas familias nos parece injusto, discriminatorio y hasta paternalista.
La recuperaci¨®n de la madre tras el parto
Hasta la fecha las ¨²nicas capaces de gestar y parir somos nosotras, aunque haya a quien esto pueda molestarle. Lo siento, la anatom¨ªa manda. En este caso no se trata de hacer un alegato biol¨®gico que justifique c¨®mo debe articular la sociedad el cuidado de los hijos, pero tampoco se puede obviar que detr¨¢s de la deseada igualdad hay una desigualdad: la madre pasa por un embarazo, un parto y un posparto. Su pareja no. Adem¨¢s de los cambios f¨ªsicos propios (y a?adidos cuando hay violencia obst¨¦trica), se suceden inevitablemente diversos cambios ps¨ªquicos y emocionales que var¨ªan en tipo e intensidad de una mujer a otra.
Fue en 1919 cuando la I Conferencia de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) establec¨ªa el descanso obligatorio de seis semanas tras el parto. Se daba as¨ª por hecho que este era tiempo suficiente para la recuperaci¨®n de las trabajadoras. Esa obligatoriedad se sigue manteniendo en la actualidad en nuestro pa¨ªs, sin que haya sufrido variaci¨®n en casi cien a?os. Sin embargo, hay quien lo ha cuestionado. En 2009, la investigadora ya jubilada Julie Wray afirmaba en la conclusi¨®n de un estudio publicado en New Digest y titulado The postnatal period: an ending or a beginning?, que aunque se da por v¨¢lido que a las seis semanas el cuerpo de la madre est¨¢ recuperado, lo cierto es que en su investigaci¨®n encontr¨® que muchas mujeres necesitan al menos un a?o para su recuperaci¨®n total.
?Y el beb¨¦? Para Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido, antrop¨®loga experta en Etnopediatr¨ªa y Antropolog¨ªa de la Maternidad y la Infancia, que los permisos sean iguales e intransferibles ¡°refleja que en nuestra sociedad el enfoque sobre todo lo relativo a la infancia es adultoc¨¦ntrico¡±; y a?ade que muestran un desconocimiento total sobre las necesidades biol¨®gicas y emocionales de los beb¨¦s: ¡°Durante los primeros meses de vida para una criatura no es igual estar con su madre que con su padre porque durante toda su vida uterina lo que ha conocido es el olor, el sonido y el sabor de su madre. Los beb¨¦s de nuestra especie nacen de forma prematura por cuestiones fisiol¨®gicas y, por tanto, son muy vulnerables y necesitan un periodo de exterogestaci¨®n¡±.
Desde el punto de vista de la etnopediatr¨ªa y de la antropolog¨ªa de la infancia, separar tempranamente al beb¨¦ de la madre es, seg¨²n Garrido, ¡°la mejor forma de conseguir una sociedad menos saludable, m¨¢s enferma y m¨¢s agresiva¡± y opina que ¡°prevenir muchos trastornos y enfermedades habituales en nuestra cultura debe pasar por una transformaci¨®n en la forma de entender la infancia y por la necesidad social de proteger y cuidar de la maternidad¡±.
Por el mismo camino encontramos la postura de Ibone Olza, psiquiatra, autora de Parir (Ediciones B) y cofundadora de El parto es nuestro, quien no cree que las 16 semanas actuales sean para que la madre "se recupere¡±, ya que cree que la maternidad es una transformaci¨®n ¡°irreversible y definitiva¡±, sino que la cuesti¨®n aqu¨ª son las necesidades que apuntaba Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido: las del beb¨¦. ¡°Inicialmente necesita a la madre, su presencia y su cuerpo son una d¨ªada. Al padre lo necesitar¨¢ de otra manera, est¨¢ claro, m¨¢s tard¨ªa. Y hay que ver qu¨¦ necesita la madre. No creo que se deba obligar a nadie a cuidar y , menos a¨²n, que los permisos obligatorios sean la manera de acabar con la discriminaci¨®n actual. Cada familia tiene que ver qu¨¦ prioriza. Habr¨ªa que buscar f¨®rmulas mucho m¨¢s flexibles en los cuidados de los beb¨¦s, adem¨¢s de fomentar y facilitar la lactancia y, sobre todo, reconocer y honrar los cuidados maternales en todas sus formas¡±.
Un permiso de 16 semanas no permite a la madre amamantar en exclusiva ni siquiera hasta los seis meses, el m¨ªnimo recomendado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, priv¨¢ndola a ella y a su hijo del derecho a la lactancia materna. S¨ª, ya s¨¦ que hay mujeres que no quieren dar el pecho, y que la OMS tampoco tiene por qu¨¦ entrar a condicionar seg¨²n qu¨¦ cuestiones sociales, pero ocurre que las que tenemos el deseo de hacerlo nos vemos obligadas tal y como est¨¢n las cosas a mantener una lactancia en diferido o, incluso, a abandonarla cuando nos reincorporamos a nuestro puesto laboral. ?Acaso no es injusto y discriminatorio? El derecho a la lactancia materna tambi¨¦n deber¨ªa reivindicarse. Del mismo modo que reclamamos poder tomar decisiones libres con nuestros cuerpos cuando hablamos de cuestiones sexuales, del aborto o de la forma en la que queremos vivir nuestro parto, tambi¨¦n deber¨ªamos reivindicar garant¨ªas para nuestros derechos reproductivos. Que quienes deciden con su cuerpo amamantar lo puedan hacer sin las renuncias y las piedras que muchas nos hemos encontrado en el camino.
Somos nosotras quienes reducimos la jornada, y el salario, pero tambi¨¦n somos las que faltamos al trabajo cuando los ni?os enferman
Opina Olza que ¡°lo que de verdad es intransferible es la lactancia: los padres no pueden amamantar. Parece algo de Perogrullo, pero hay que recordar que algo tan b¨¢sico ni siquiera se est¨¢ teniendo en cuenta en el debate actual sobre los permisos. Si tuvi¨¦ramos presentes las necesidades de los beb¨¦s y los enormes beneficios de la lactancia materna priorizar¨ªamos el alargar la baja maternal hasta al menos los seis meses de lactancia exclusiva que recomienda la OMS¡±.
Precisamente para defender ese derecho a ejercer la lactancia materna y a maternar, desde la Plataforma Feminista de Madres por la Ampliaci¨®n de los Permisos Transferibles (PETRA), un grupo multidisciplinar integrado por profesionales y madres, han iniciado una campa?a en Change.org reclamando que se apoye la crianza en condiciones ¨®ptimas como derecho feminista y la posibilidad de transferibilidad de los permisos para permitir que cada familia se organice en libertad y como considere m¨¢s conveniente, ¡°que las madres puedan elegir el modo en que deciden maternar¡±.
Para Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido se trata de ¡°un concepto de igualdad mal entendida que m¨¢s parece un privilegio masculino que un intento de mejorar las condiciones de la crianza infantil¡±. Y siguiendo la estela de la PETRA cree que aun siendo de la misma duraci¨®n, ¡°si fueran transferibles, al menos facilitar¨ªa que las madres pudieran hacer uso de m¨¢s tiempo con sus beb¨¦s y que las familias se organicen como mejor consideren para atender las necesidades de sus hijos¡±.
Una medida cuestionable y que no se adapta a todas las familias
Sucede que muchas mujeres cuando nos convertimos en madres nos damos cuenta de que queremos seguir criando a nuestros hijos m¨¢s all¨¢ de las rid¨ªculas 16 semanas que el Estado nos ofrece. Y no precisamente porque pongamos en duda la capacidad de nuestra pareja para poder hacerse cargo de los cuidados de un beb¨¦, sino porque sencillamente algunas mujeres queremos criar. Maternar. Y lo priorizamos por delante de la productividad o del desarrollo profesional.
Para Pedro Ochoa y Paula Martos, ambos doctores en Historia, la propuesta presentada en el Congreso no es coherente con los estudios especializados que se han centrado en los efectos de estos permisos sobre la igualdad de g¨¦nero. ¡°La proposici¨®n apuesta por permisos de paternidad y maternidad intransferibles, pero, en un alarde de innovaci¨®n, se ha ninguneado la importancia de complementarlos con un permiso parental que puedan repartirse los progenitores a libre disposici¨®n. Este es el modelo que existe en algunos de los pa¨ªses que se sit¨²an a la vanguardia de la igualdad (por ejemplo, Suecia, Noruega, Dinamarca, Eslovenia o Islandia)¡±, explicaban en un art¨ªculo publicado en su proyecto Historia Feminista sobre los permisos de paternidad iguales e intransferibles.
Si cuestionable es el efecto sobre la igualdad de g¨¦nero, tambi¨¦n lo es sobre el entendimiento de la realidad social y el respeto a las necesidades de cada familia. La soledad de quienes no cuentan con apoyo log¨ªstico familiar seguir¨¢ estando presente con esta medida. Disfrutar de las 10 semanas voluntarias a continuaci¨®n del otro progenitor supone seguir manteniendo un sistema que te obliga a criar solo. Si criar entre dos es un reto, hacerlo de manera intensiva a t¨ªtulo individual es para matr¨ªcula de honor. Una locura. Y esto si hablamos de familias biparentales, porque las familias monoparentales, adem¨¢s de tenerlo mucho m¨¢s dif¨ªcil a nivel econ¨®mico, social y organizativo, se sienten discriminadas ante la posible ley.
La soledad de quienes no cuentan con apoyo log¨ªstico familiar seguir¨¢ estando presente con esta medida
Desde la Federaci¨®n de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS), como coordinadora de la Red Estatal de Entidades de Familias Monoparentales (REEFM), consideran que la propuesta ¡°vela exclusivamente por los derechos de las familias biparentales, dejando en desventaja a los menores que solo tienen un progenitor¡±. El motivo que aluden es que, seg¨²n se detalla en el art¨ªculo 182 de la Secci¨®n 2.?: ¡°Supuesto especial¡±, las familias monoparentales gozar¨¢n de un incremento en 14 d¨ªas naturales para el cuidado del menor, durante los cuales ni se cotizar¨¢ a la seguridad social, por tratarse de una prestaci¨®n no contributiva, ni se cobrar¨¢ el 100% del sueldo, sino ¨²nicamente el 100% del IPREM (537,84 euros/mes). ¡°Todos los ni?os y ni?as tienen derecho al mismo n¨²mero de d¨ªas de cuidado familiar con independencia del modelo de familia al que pertenezcan¡±, lamentan.
?Y despu¨¦s de las 16 semanas?
La propuesta de permisos intransferibles tiene como objetivo, entre otros, que ellos se impliquen al 50% en los cuidados, que dejen de ser ¡°ayudantes¡± o espectadores para convertirse en protagonistas activos. Pretender que el peso de los cuidados deje de recaer en las mujeres con medidas casi coercitivas sin que haya detr¨¢s un cambio de mentalidad y un trabajo de aprendizaje es cuanto menos cuestionable. Los cuidados no deber¨ªan subvencionarse para implicar a un colectivo sino para reconocer a los individuos que ya est¨¢n implicados en ellos y para lograrlo es necesario un cambio social, educar a la poblaci¨®n y a las futuras generaciones en el valor de los cuidados.
Pese a que en Espa?a hombres y mujeres tienen el mismo derecho a la reducci¨®n de su jornada laboral por cuidados, los hombres no est¨¢n accediendo a este tipo de medidas: tan solo un 5% termina ejerciendo ese derecho. Somos nosotras quienes reducimos la jornada, y el salario, pero tambi¨¦n somos las que faltamos al trabajo cuando los ni?os enferman, las que acabamos dejando un puesto porque no queremos volver a las 16 semanas y las que nos pedimos excedencias.
Si con los permisos de paternidad iguales e intransferibles se pretende evitar la discriminaci¨®n laboral, quiz¨¢s habr¨ªa que tomar medidas laborales que impidan que esto ocurra. No culpabilizar a las familias ni ejercer sobre ellas un rancio paternalismo.
El permiso de paternidad intransferible tampoco tiene por qu¨¦ mejorar la conciliaci¨®n y conseguir que esta deje de ser contemplada como una cuesti¨®n femenina. La conciliaci¨®n abarca un periodo much¨ªsimo m¨¢s amplio que 16 o 32 semanas. Conseguir llevar a cabo dos tareas tan enormes como la crianza y el cuidado de los hijos con las interminables responsabilidades laborales es muy dif¨ªcil incluso cuando los dos progenitores est¨¢n implicados al 50%. Lo que llamamos ¡°conciliar¡± no deber¨ªa centrarse solo en reducirte la jornada durante unos a?os, con su correspondiente reducci¨®n de sueldo, o pedir una excedencia pagada de tu bolsillo. Deber¨ªa implicar permisos remunerados bastante m¨¢s amplios, horarios m¨¢s racionales y una flexibilidad que no existe en la mayor¨ªa de empresas, pero tambi¨¦n un cambio estructural del sistema productivo que otorgue a los cuidados su verdadero valor.
Quiz¨¢s, como se?alan los creadores de Historia feminista, sucede que ¡°si no se aborda el problema de manera estructural, se estar¨¢n matando moscas a ca?onazos¡±. Y tal vez, ¡°para implicar a los hombres en los cuidados lo que hay que hacer es, ni m¨¢s ni menos, implicar a la sociedad en los cuidados, dignificarlos materialmente como merecen¡±. Mientras tanto, perm¨ªtanme que no sea ni igual ni intransferible.
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