9 de julio
S¨¢nchez parece guardar sus cartas, que desde el punto de vista de una elecci¨®n racional, debieran consistir en la formulaci¨®n de la oferta federal
En una de sus frases m¨¢s conocidas, Giulio Andreotti recuerda la admonici¨®n de Jes¨²s: cuando te abofeteen en una mejilla, debes poner la otra, pero a?adiendo que por eso Dios, en su suprema sabidur¨ªa, solo nos dio dos mejillas.
El aviso viene a cuento por el comportamiento de un personaje pol¨ªtico, convertido en cr¨ªtico obsesivo cada vez que alude a Espa?a, y que, sin embargo, se ha convertido en la clave de una normalizaci¨®n de las relaciones entre los Gobiernos de Madrid y de Barcelona. Ante ese protagonismo inevitable, desde el momento en el que ha asumido el Gobierno de Espa?a, Pedro S¨¢nchez juega una y otra vez a tenderle la mano y a evitar que sus provocaciones tengan efecto. Se trata de un esfuerzo loable por construir un nuevo clima de relaciones con una Generalitat independentista. No sin deslices inexplicables, tales como su reiterada proclamaci¨®n, en este diario primero y luego en el Congreso, de que fue Rajoy el culpable de la ¡°fractura social¡± en Catalu?a. A Rajoy cabe cargarle muchas culpas, entre otras la de dejar tirado a su propio partido al verse derrotado en la moci¨®n de censura, pero no la responsabilidad y el desarrollo agresivo y suicida del proc¨¦s. La acusaci¨®n deja, adem¨¢s, mal al propio PSOE, y a ¨¦l mismo, que secund¨® al Gobierno popular en momentos decisivos, tales como la adopci¨®n del 155.
Lo esencial en este momento no es eso, sino ver c¨®mo S¨¢nchez logra el m¨¢s m¨ªnimo cambio en la posici¨®n del ¡°honorable¡±, dispuesto a reemprender el camino unilateral, de no ver aceptada la propuesta de siempre, el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n pactado; es decir, autorizado anticonstitucionalmente por Madrid. Y lo har¨¢ con toda seguridad, una vez marcado su territorio por el procedimiento conocido en otras especies, al descalificar primero al Rey y luego montar la gresca y, adem¨¢s, sinti¨¦ndose ofendido, en Washington. Hasta el momento tiene la iniciativa, desde su enroque, y S¨¢nchez parece guardar sus cartas, que desde el punto de vista de una elecci¨®n racional, debieran consistir en la formulaci¨®n de la oferta federal, suficientemente concreta. Con la seguridad, eso s¨ª, de que se ver¨ªa rechazada. No es posible dialogar con un muro, y menos si el muro est¨¢ erizado.
A la vista de la relaci¨®n de do ut des con el PNV, cueste lo que cueste, el as en la manga de S¨¢nchez puede estar en la doble oferta de recuperar el Estatut previo al recorte del Constitucional, con la capacidad de organizar y regular ¡°consultas populares¡± por la Generalitat (art. 122), am¨¦n de una financiaci¨®n pr¨®xima al pacto fiscal. Puerta semiabierta.
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