El frente polaco
Hay que prestar atenci¨®n a las promesas electorales de los populistas. Las cumplen cuando alcanzan el poder
Primero fue el Tribunal Constitucional, despu¨¦s el fiscal general, ahora llega la hora de la purga al Tribunal Supremo. En apenas dos a?os y medio el partido ultraconservador Ley y Justicia ha cumplido sus promesas. Hay que prestar atenci¨®n a las promesas electorales de los populistas. Las cumplen cuando alcanzan el poder.
Polonia estuvo en vanguardia de los combates contra el totalitarismo y ahora tambi¨¦n est¨¢ en vanguardia, pero de una regresi¨®n que tiene el inconfundible perfume del tipo de r¨¦gimen contra el que luch¨® en los a?os 80 de la mano de Solidarnosc. Un solo partido controla de nuevo el parlamento, el ejecutivo, la presidencia de la Rep¨²blica, el aparato judicial y, para postre, los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, mientras mantiene a raya a los privados.
El resultado es devastador: hacia adentro, porque ha desaparecido la justicia independiente y la divisi¨®n de poderes; y hacia afuera, porque la Uni¨®n Europea dif¨ªcilmente culminar¨¢ su procedimiento de castigo contra quienes infringen la regla de juego, porque el gobierno ultra de Varsovia encontrar¨¢ el apoyo y el veto a su procedimiento de condena en el gobierno tambi¨¦n ultra de Hungr¨ªa.
No es una buena noticia la activaci¨®n de un art¨ªculo de excepci¨®n como es el s¨¦ptimo del Tratado de Lisboa, pensado m¨¢s como un bot¨®n nuclear que nunca deber¨ªa accionarse, que como un procedimiento de uso regular. Pero es todav¨ªa peor si su utilizaci¨®n no conduce a la resoluci¨®n del conflicto o incluso sirve para agravarlo.
No es precisamente feliz el momento europeo en que se ha producido el asalto final del poder ejecutivo polaco. Europa no ha saltado por los aires como algunos deseaban y muchos tem¨ªan como resultado de la acumulaci¨®n de crisis y de la acci¨®n concertada de Trump y Putin para desunirla. No lo ha hecho con la crisis del euro, tampoco con el Brexit, ni ahora con la crisis de fronteras. Tampoco con el deterioro del Estado de derecho y de la democracia en Polonia y Hungr¨ªa, ni con la lenta erosi¨®n de los acuerdos de Schengen para la eliminaci¨®n de fronteras y de la legislaci¨®n europea e internacional sobre asilo. Pero pierde una s¨¢bana en cada colada.
No es ocioso recordar el art¨ªculo segundo del tratado de Lisboa, porque es precisamente su transgresi¨®n la que debe dar lugar al procedimiento de sanci¨®n previsto en el art¨ªculo s¨¦ptimo: "La Uni¨®n se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minor¨ªas. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminaci¨®n, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres".
?Acaso la creaci¨®n de campos para candidatos al asilo, sea dentro de la UE o en sus fronteras, tal como se ha previsto en la ¨²ltima cumbre, no deber¨ªa juzgarse tambi¨¦n bajo la luz rigurosa de este art¨ªculo del Tratado de Lisboa?
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