"De peque?os nos ponen la etiqueta de heterosexual sin darnos otra opci¨®n. Si eres chica, te tienen que gustar los chicos y viceversa", explica Elena. Para ella, el momento de identificarse lleg¨® en la adolescencia cuando "todo esto empez¨® a caer por su propio peso". Una ¨¦poca que de por s¨ª es complicada para casi todos, para Elena fue un momento de angustia, confusi¨®n y ansiedad: "Me preguntaba qu¨¦ era. Me daba igual lo que fuera, pero quer¨ªa una respuesta".
Cuando se dio cuenta de que lo que sus amigas sent¨ªan por los chicos, ella lo sent¨ªa por las chicas tuvo miedo. Un temor que la llev¨® a forzarse a tener sentimientos por el g¨¦nero opuesto. "Te sientes diferente de lo establecido por la sociedad y te preguntas por qu¨¦ te pasa". Aunque poco a poco fue aceptando su identidad.
Elena, como Marcos, tambi¨¦n ha sufrido el escrutinio de la sociedad por su orientaci¨®n sexual y eso a pesar de que, explica, tiene una expresi¨®n de g¨¦nero normativa. Es decir, que su aspecto se corresponde con lo que socialmente se espera de una mujer: "A simple vista las personas no asumen que soy lesbiana".
Ella tambi¨¦n sufre el problema de la invisibilidad pues, desde su punto de vista, las mujeres homosexuales est¨¢n mucho m¨¢s ocultas que los hombres gais. ¡°No tenemos referentes¡±, apunta. "Por ejemplo, si tienes que pensar en cinco presentadores de televisi¨®n gais, no tardar¨¢s en decir sus nombres. Pero si tienes que pensar en lesbianas, solo te saldr¨¢ una". Y lo mismo ocurre con actrices, pol¨ªticas y otras personalidades p¨²blicas. Aunque reconoce que cuando est¨¢s m¨¢s expuesta eres m¨¢s susceptible de que te insulten: "Cuando no lo est¨¢s, no existes".