Furia sobre ruedas: Marc M¨¢rquez vs. Valentino Rossi
El joven piloto espa?ol quiso alcanzar a su ¨ªdolo de infancia. Logr¨® superarle, y as¨ª comenzaron a saltar chispas dentro y fuera del circuito. Juntos est¨¢n escribiendo las p¨¢ginas m¨¢s gloriosas del motociclismo.?
LEJOS QUEDA ya esa foto de 2008 ¡ª?Oh t¨¦mpora, oh mores, pura melancol¨ªa¡ª en la que un quincea?ero Marc M¨¢rquez posa junto a su gran ¨ªdolo Valentino Rossi, 14 a?os mayor, en un box del circuito de Montmel¨®. Los dos sonr¨ªen mientras sujetan en sus manos un cochecito de juguete (r¨¦plica del Subaru Impreza con el que Rossi corr¨ªa en ralis) que el joven Marc le acababa de regalar al campe¨®n italiano. D¨ªas de encanto y rosas. ¡°No dejes de pelear, no dejes nunca de aprender y f¨ªjate mucho en c¨®mo lo hacen los buenos¡±, le aconsej¨® en ese instante feliz Valentino, el rey de la pista, al muchacho rendido de gozo. Y Marc sigui¨® tomando notas, tras las huellas del misterio y la sabidur¨ªa de su adorado h¨¦roe. El gran aprendiz de brujo. Y menudo brujo.
Tirando de videoteca, quiz¨¢ Marc empez¨® a empaparse de la crueldad con que un joven Valentino despachaba a las grandes figuras del momento. De la fr¨ªa insolencia con que, por ejemplo, trataba a Max Biaggi, al que se atrevi¨® a ridiculizar en p¨²blico, siendo un novato imberbe, a ra¨ªz de su relaci¨®n con la modelo Naomi Campbell. Antes, incluso, de que ambos coincidieran en la categor¨ªa reina. Afrentas que terminaron de incendiarse en 2001 con un duelo a bofetadas entre Rossi y Biaggi en la antesala del palco de Montmel¨®. Tambi¨¦n revisar¨ªa las refriegas de su amado Il Dottore con Sete Gibernau o con Jorge Lorenzo y, sobre todo, con Casey Stoner, a quien embisti¨® de sucia manera en Jerez en 2011. Rossi se quiso disculpar, pero el australiano le recrimin¨® dejando una frase para la historia: ¡°Tu ambici¨®n ha podido a tu talento¡±. En el ambiente del paddock, entre bromas de buen rollo, siempre se ha dicho que para ser campe¨®n del mundo hay que ser un hijo de puta. Asunto que se vuelve severo cuando el duelo se disputa sobre una m¨¢quina que vuela a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora. Ese joven y arrogante Valentino era un villano fino.
Y lleg¨® la hora en que el alumno Marc, salvaje y bravo en todas las categor¨ªas del Mundial, se le subi¨® a las barbas por vez primera a su maestro. Sucedi¨® en 2013 en Laguna Seca, el a?o del debut del chico en MotoGP. En el m¨ªtico sacacorchos del circuito californiano (as¨ª se apoda una de sus curvas), Valentino sucumbi¨® a la exhibici¨®n del cachorro Marc y le toc¨® encajar el golpe con buen gesto. ¡°?Eres un bastardo, Marc!¡±, le solt¨® entre sonrisas al muchacho. ?Qu¨¦ cosas tiene mi ni?o!
Valentino, tan sobrado, quiz¨¢ no advirti¨® en ese momento la tormenta que le acechaba. Pero la historia cambiar¨ªa muy pronto. M¨¢rquez conquist¨® ese campeonato de 2013 ¡ªel m¨¢s joven piloto de la historia en lograr esa gesta¡ª, y la cosa ya le empez¨® a oler a chamusquina al emperador italiano. Hasta que en 2015 todo revent¨®.
Las batallas entre estos dos colosos de las motos est¨¢n bien reflejadas en las hemerotecas. Rossi se ir¨¢ a la tumba convencido de que, ese a?o 2015, Marc se puso de acuerdo con Jorge Lorenzo para evitar que lograra su ansiado d¨¦cimo Mundial. La leyenda negra habla de un pacto secreto sellado en Andorra entre Marc y Lorenzo para perjudicar a Rossi, quien se apresur¨® a denunciar el supuesto ama?o, pero nunca se demostr¨®. M¨¢rquez se rebel¨® contra Il Dottore y se sucedieron los golpes sucios: Marc al suelo en Argentina ¡ª¡°Ahora tengo a M¨¢rquez donde quiero¡±, dijo Rossi¡ª, el asalto de zorro viejo italiano a la chicane del circuito de Assen, la ¡°patadita¡± de Sepang y, finalmente, el biscotto de Cheste, donde acab¨® coronado Jorge Lorenzo mientras ese t¨ªtulo d¨¦cimo del italiano se esfumaba por el sumidero. Del amor al odio con el v¨¦rtigo de una balacera. Enemigos para siempre. Marc y Valentino se han seguido batiendo hasta los ¨²ltimos l¨ªmites, poniendo en grave riesgo sus vidas. El ¨²ltimo episodio de ese duelo hist¨®rico ¡ªhaciendo trizas el armisticio de 2016 de Montmel¨®¡ª lleg¨® en 2018 en Termas de R¨ªo Hondo (Argentina) con aquella maniobra diab¨®lica de M¨¢rquez en la curva 13 que mand¨® al asfalto a Valentino. Hasta aqu¨ª hemos llegado, ni una m¨¢s, as¨ª no puedes seguir, no te lo vamos a permitir. Todas las voces estallaron en contra del joven piloto de Cervera. Marc se present¨®, bien escoltado, en el box de Rossi a pedir perd¨®n, pero le escupieron a la cara: ¡°?Aqu¨ª no vengas! ?Fuera!¡±. El chaval le dio a probar al gran h¨¦roe de su propia medicina amarga ¡ªtu ambici¨®n ha podido a tu talento, ?recuerdas, Vale?¡ª, pero, en fr¨ªo y despojado de la furia, M¨¢rquez entendi¨® el mensaje. As¨ª no podemos seguir, amigo.
¡°Marc no quiere entrar en ese asunto m¨¢s. Su relaci¨®n con Valentino ha terminado, pero no siente c¨®lera hacia ¨¦l¡±. As¨ª habla Roberto M¨¢rquez, t¨ªo y padrino del piloto espa?ol, quien lamenta la munici¨®n rabiosa que estalla por las redes. ¡°S¨ª, Marc se equivoc¨® en Argentina y ¨¦l lo sabe¡±, reconoce Roberto, ¡°pero eso ya est¨¢ superado, ha aprendido muy r¨¢pido¡±. El periodista pregunta:
¡ª?Cree que Rossi y M¨¢rquez se pueden hacer da?o a prop¨®sito en las carreras?¡ªEstoy seguro de que eso no va a ocurrir. Se lo coment¨¦ a Marc y me dijo: ¡°Padrino, olv¨ªdate de eso, ni lo pienses, no nos vamos a matar, puedes estar tranquilo¡±.
Desde 2013, Marc y Valentino se han estado batiendo hasta los ¨²ltimos l¨ªmites, poniendo en grave riesgo sus vidas
Dami¨¤ Aguilar, cronista de motociclismo de Catalunya R¨¤dio, habla desde Montmel¨® entre el estr¨¦pito de los motores y es de la misma opini¨®n: ¡°No, nunca ir¨¢n a hacerse da?o. Valentino ha encontrado la horma de su zapato. Y si dice que tiene miedo de correr con M¨¢rquez es porque ya sabe que su problema se llama Marc M¨¢rquez. Es posible que nunca m¨¢s vuelvan a ser amigos, pero esta rivalidad marcar¨¢ una gran ¨¦poca. Veremos c¨®mo reacciona Marc cuando se retire Rossi y salga otro piloto como ¨¦l¡±.
El expiloto de motos estadounidense, comentarista de televisi¨®n y escritor Dennis Noyes(Cinta americana; editorial Trebol Sports) ha respirado en directo mucho aire de w¨¦stern en los circuitos. ¡°?Ese adelantamiento criminal de Freddie Spencer a Kenny Roberts, El Marciano, en 1983 en Suecia!¡±, recuerda. ¡°Hoy pudimos morir los dos¡±, declar¨® al final Roberts. ¡°Nunca imagin¨¦ que habr¨ªa una persona capaz de morir matando por ganar una puta carrera de motos¡±, se lament¨® gravemente El Marciano, que vio la cara del diablo. ¡°Al poco tiempo¡±, prosigue Noyes, ¡°Kenny Roberts abandon¨® la competici¨®n para siempre y nunca volvi¨® a cruzar una palabra con Spencer. Pero Marc y Rossi no ir¨¢n a hacerse da?o. Tienen un talento descomunal y son muy inteligentes, est¨¢n creando una ¨¦poca ¨²nica, la historia m¨¢s grandiosa del motociclismo¡±. Para estos dos pilotos fuera de serie, la idea del para¨ªso es volar en una moto en un circuito de carreras. ¡°No me ir¨¦ de este mundo sin escribir el gran relato ¨¦pico de esos dos fieras¡±, remata Dennis con adecuado ¨¦nfasis.
Por eso, en los circuitos, todos los focos les apuntan, pero en una carrera de motos, quien no haya sido un rufi¨¢n que tire de gas el primero. ¡°Marc y Rossi pueden ser temerarios en ocasiones, pero no son pilotos sucios. Y a partir de ahora medir¨¢n mucho m¨¢s sus acciones de riesgo. Hay mucha m¨¢s guerra sucia en la lucha por un noveno o d¨¦cimo puesto, pero eso no lo recogen las c¨¢maras¡±, comenta el especialista de motociclismo Nacho Gonz¨¢lez.
El periodista deportivo italiano Massino Calandri, del diario La Repubblica, ha pasado muchas horas junto a Rossi. ¡°Si hubiera ganado su d¨¦cimo mundial en 2015, Rossi ya se habr¨ªa retirado, pero el t¨ªo no se va a rendir nunca¡±, asegura sin dudas desde Roma. ¡°Tiene dos a?os m¨¢s de contrato y la energ¨ªa a tope. Ahora est¨¢ muy frustrado porque su Yamaha no le funciona, pero no quiere perder el control obsesion¨¢ndose con M¨¢rquez. Creo que los dos han madurado. La gran virtud de Valentino es su inteligencia, que supera a su talento como piloto. Veremos qu¨¦ ocurre el pr¨®ximo a?o, aunque esta gran batalla terminar¨¢ pronto porque el espa?ol tiene la ventaja de su edad, y eso no ser¨¢ bueno para el negocio de las motos¡±.
Ambici¨®n, talento, amor, odio. M¨¢rquez y Rossi, dos titanes furiosos sacudidos por ese torbellino de emociones graves que nublan la vista. ¡°La ambici¨®n y el odio son adicciones que, bien canalizadas, no tienen por qu¨¦ ser negativas¡±, reflexiona To?i Martos, psic¨®loga deportiva. ¡°Es preciso entrenar esas emociones y sacarles el m¨¢ximo rendimiento. Si el odio que se tienen esos dos pilotos les sirve para estar m¨¢s concentrados y correr m¨¢s, es mejor no tocar nada, pero focalizar todo en el odio al otro es un desperdicio de energ¨ªas que no conduce a nada positivo. Trabajando el talento y el compromiso para ser mejores, el odio quedar¨¢ en un segundo plano¡±, concluye la psic¨®loga.
A Valentino y a Marc se les rompi¨® el amor que se ten¨ªan por un qu¨ªtame all¨¢ esas curvas. Y por la ambici¨®n irresistible de ser grandes campeones, los m¨¢s grandes de la historia del motociclismo. Rossi, a sus 39 a?os, ha conquistado nueve t¨ªtulos de MotoGP; M¨¢rquez ha cumplido 25 y ya tiene en su poder cuatro campeonatos de la categor¨ªa reina. ¡°Llegar¨¢ a rebasar la marca de Rossi y lograr¨¢ 10 grandes t¨ªtulos¡±, comenta en voz baja Roberto M¨¢rquez, el padrino de Marc. ¡°Pero de eso no se habla en casa y el chico nunca lo menciona¡±. Esta historia de pasi¨®n y odio, tan salvaje y bella, se sigue escribiendo en el viento en llamas de cada curva que se disputan Valentino y M¨¢rquez. La pena m¨¢xima es que este cuento tan emocionante va tocando a su fin.
No hay genio que alcance la gloria sin una n¨¦mesis que le pise los talones, un antagonista que le dispare el ingenio y provoque su esp¨ªritu competitivo. Ocurri¨® en el Siglo de Oro entre Lope de Vega y Miguel de Cervantes, como hoy sucede con los titanes del motor Marc M¨¢rquez y Valentino Rossi. Arranca con ellos el primer cap¨ªtulo de estos relatos que rememoran las relaciones entre enemigos muy ¨ªntimos.
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