El hotel m¨¢s intelectual de Par¨ªs reabre sus puertas
El Lutetia, donde se alojaron Antoine de Saint-Exup¨¦ry, Pablo Picasso y Ernest Hemingway, vuelve a la actividad tras cuatro a?os de obras
Nunca fue el establecimiento m¨¢s exclusivo de Par¨ªs, pero s¨ª el que pose¨ªa el mayor pedigr¨ª intelectual y un encanto contra el que resultaba dif¨ªcil competir. El Hotel Lutetia, refugio de artistas y escritores durante m¨¢s de un siglo, desde su creaci¨®n en 1910, entr¨® ayer en un nuevo cap¨ªtulo de su historia al volver a abrir sus puertas tras un cierre de cuatro a?os por renovaci¨®n. Los primeros clientes se encontraron el jueves con interiores de ¨²ltimo dise?o, donde ya casi no queda rastro del hotel vetusto y algo polvoriento al que sol¨ªan acudir. A veces, intentando rastrear un pasado fascinante y terrible. El Lutetia fue cobijo de intelectuales, pero tambi¨¦n sede del contraespionaje alem¨¢n durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945 acogi¨® a los deportados que volv¨ªan de los campos, a petici¨®n de Charles de Gaulle, que a?os atr¨¢s hab¨ªa pasado su luna de miel en el hotel parisino.
En los a?os previos a su cierre, en 2014, era casi imposible no cruzarse en su interior, a cualquier hora del d¨ªa, con grandes figuras de la cultura francesa con residencia en la rive gauche, como Catherine Deneuve o Milan Kundera. As¨ª fue desde los tiempos de las vanguardias, cuando parisinos de adopci¨®n como Pablo Picasso, Ernest Hemingway y Josephine Baker lo escogieron como residencia, como har¨ªa m¨¢s tarde Samuel Beckett. En 1936, Antoine de Saint-Exup¨¦ry se instal¨® en el Lutetia junto a su esposa salvadore?a, Consuelo. James Joyce escribi¨® parte de su Ulises en una de sus habitaciones, igual que hizo Albert Cohen con Bella del se?or.
M¨¢s recientemente, Pierre Lemaitre ambient¨® la parte final de su novela Nos vemos all¨¢ arriba en una suite del hotel. Y Pierre Assouline le dedic¨® un libro entero, que llevaba el nombre del establecimiento. "En el Lutetia, la m¨²sica de fondo est¨¢ hecha de susurros, que forman parte de un di¨¢logo ininterrumpido desde hace medio siglo. Porque, si todo gran hotel es un lugar encantado, este lo es todav¨ªa m¨¢s que el resto", escribi¨® Assouline. El Lutetia tambi¨¦n fue frecuentado por los grandes nombres de la moda. Por ejemplo, Pierre Berg¨¦ se instal¨® en la habitaci¨®n 608 tras separarse de Yves Saint Laurent y, a mediados de los ochenta, Sonia Rykiel firm¨® la decoraci¨®n de algunos de sus salones.
Desde ayer, todo eso parece un recuerdo de otro siglo. Las obras habr¨ªan tenido un coste de 200 millones de euros, m¨¢s del doble de la previsi¨®n inicial. Han permitido que el hotel saque brillo a su inhabitual fachada, clasificada como monumento hist¨®rico desde 2007, de estilo art d¨¦co pero con ins¨®litas ondulaciones y motivos vegetales que casi la emparentan con el modernismo. Desde ayer tambi¨¦n cuenta con un jard¨ªn interior, una nueva piscina, un spa de 700 metros cuadrados y una biblioteca repleta de referencias prestadas por la editorial Gallimard, otra instituci¨®n de la rive gauche. El artista Fabrice Hyber ha creado una vidriera expresamente para la ocasi¨®n, que lucir¨¢ en uno de sus restaurados salones. Adem¨¢s, durante las obras se hall¨® un fresco del artista Adrien Karbowsky, escondido bajo siete capas de pintura.
Las obras responden a la voluntad de su propietario desde 2010, el magnate israel¨ª de la construcci¨®n Alfred Akirov, que aspira a introducir al hotel en el grupo de los establecimientos m¨¢s selectos de la capital francesa. Hasta ahora, el Lutetia se inscrib¨ªa, m¨¢s bien, en un lujo relativamente asequible. Fue fundado por la familia propietaria de los grandes almacenes Le Bon March¨¦, para albergar a sus clientes que llegaban a Par¨ªs desde las provincias francesas. De hecho, su clientela nunca estuvo formada por adinerados asi¨¢ticos o rusos ni por jeques de las petromonarqu¨ªas, sino por una mayor¨ªa de estadounidenses y franceses. Los precios por habitaci¨®n pasar¨¢n ahora de los 250 euros a los 800, de media. Akirov aspira a duplicar beneficios en un plazo de cuatro a?os ¡ªantes de su cierre en 2014, el hotel recaudaba 30 millones de euros¡ª y obtener la clasificaci¨®n de palace, reservada a los hoteles de superlujo, como el Ritz, el Crillon o el Plaza Athen¨¦e. Los tres han reformado, en los ¨²ltimos a?os, sus desgastados interiores. Para este hotel centenario, la cuesti¨®n tambi¨¦n ha sido renovarse o morir.
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