Siete razones por las que no debes gritar a tu hijo
Educar a un hijo no implica imponerle a toda costa normas, como con los gritos, que causan miedo al ni?o y le generan un modelo incorrecto sobre c¨®mo gestionar las emociones
Seamos sinceros, ?qui¨¦n no ha perdido los estribos alguna vez con sus hijos y les ha gritado? El peso de la responsabilidad de ser padres, y el ritmo apresurado que nos impone la vida diaria, hace caer a los padres en el error de gritar. Pero si se convierte en una pr¨¢ctica habitual y no se corrige, puede desencadenar en el ni?o miedo y convertirle en un futuro grit¨®n.
¡°Se grita cuando se canaliza de manera indebida las emociones. Todos los padres acabamos por gritar a nuestros hijos tarde o temprano y quien diga lo contrario, miente. Pero que sea casi inevitable, no significa que est¨¦ justificado. Por ello, cuando ocurre conviene pedir disculpas, explicar con calma las razones por las que hemos perdido los nervios y reconocer que no hemos sabido gestionar la situaci¨®n, para as¨ª evitar que ocurra en m¨¢s ocasiones¡±, comenta Iv¨¢n Caraba?o Aguado, m¨¦dico adjunto del servicio de pediatr¨ªa en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
Cuando los progenitores est¨¢n m¨¢s sobrepasados por el estr¨¦s, cansados y cargados emocionalmente surge la situaci¨®n de descontrol con el tono de voz, lo que suele ocurrir de manera m¨¢s habitual a ¨²ltima hora del d¨ªa. ¡°Es entonces, cuando los padres comentan que pierden la paciencia con m¨¢s facilidad y les cuesta mantenerse calmados, por lo que llegan a gritar cuando quieren que sus hijos hagan determinada cosa. Tambi¨¦n influye la transmisi¨®n generacional. Si los padres recibieron gritos de sus progenitores, es posible que normalicen esa situaci¨®n como la forma habitual de manejar los momentos de desencuentro o tensi¨®n con sus hijos¡±, explica Carla Valverde, psic¨®loga cl¨ªnica infantojuvenil del Centro de Salud Mental de Majadahonda (Madrid), que apunta tambi¨¦n las razones por las que hay que evitar gritar a los ni?os:
- Los gritos generan en el ni?o estr¨¦s y alarma que suele desencadenar el llanto. Es conveniente elegir las palabras, el tono y volumen de voz adecuados y que vayan acompa?ados de una comunicaci¨®n no verbal (gestos, miradas) acorde al mensaje que se pretende transmitir.
- Los momentos de descontrol emocional, como cuando se pierden los nervios y se grita, dificultan el hecho de que el ni?o pueda reflexionar con tranquilidad sobre lo que provoca el enfado de sus progenitores. Los gritos bloquean la capacidad del peque?o para discernir sobre la situaci¨®n. Se sentir¨¢ desbordado y sus padres no resultar¨¢n un modelo para gestionar y expresar sus emociones de manera adecuada y ajustada en cuanto a forma e intensidad (tono y volumen adecuado de voz).
- De padres gritones, hijos que tambi¨¦n gritan. Los ni?os aprenden sobre todo por imitaci¨®n. As¨ª que, si no queremos recibir lo mismo, es preferible controlar el volumen de voz que usamos con nuestros hijos. Los progenitores resultan un espejo para sus hijos en cuanto a la forma de expresar sus emociones, en este caso su enfado.
- El ni?o puede desarrollar un concepto negativo de s¨ª mismo y tener baja autoestima. La autoestima del ni?o se desarrolla sobre todo en el seno de la relaci¨®n con sus padres. Cuando los gritos son habituales (sobre todo si van acompa?ados de mensajes negativos), el ni?o sentir¨¢ que todo lo que hace es incorrecto y est¨¢ justificado que le griten.
- Se generan sentimientos de angustia y ansiedad. Si el ni?o/a es muy sensible y tiende a no expresar sus emociones y defenderse por temor cuando sus progenitores le gritan, es posible que cuando se encuentre en situaciones similares con otras personas, sienta ansiedad y se bloquee.
- Sentir¨¢ enfado y frustraci¨®n. Por lo que el ni?o se puede enfadar con m¨¢s facilidad, ya que puede sacar la conclusi¨®n de que los gritos son un recurso habitual de sus progenitores porque resultan eficaces para conseguir objetivos.
- Los gritos crean sentimientos de indefensi¨®n. Si el tono de voz elevado ante las desavenencias es la norma, el ni?o/a puede llegar a la conclusi¨®n de que sus sentimientos o necesidades son desatendidos y tender¨¢ a no expresarlos en el futuro.
Educar a un hijo no implica imponerle a toda costa las normas, como a trav¨¦s de los gritos, que provocan miedo y generan un modelo incorrecto sobre c¨®mo gestionar las emociones. Cuando queremos conseguir que nuestros hijos se adapten a ciertas pautas se puede utilizar un tono firme, seguro y determinante (diferente de los gritos) para que comprendan que establecemos ciertos l¨ªmites que son innegociables.
Entrenar el volumen adecuado de voz con los ni?os
Lo mejor es tratar de cortar la situaci¨®n de los gritos con la mayor brevedad posible y tomarse un tiempo, pueden ser minutos o incluso d¨ªas, hasta que el enfado desaparezca y regrese la calma. Es conveniente explicar al ni?o/a que se est¨¢ enfadado y se necesita un tiempo hasta poder retomar una conversaci¨®n de manera serena.
?Hay alguna excepci¨®n en la que est¨¦ justificado gritar a los ni?os/as?
Salvo en circunstancias muy puntuales, no est¨¢ justificado gritar a los ni?os. Solo en situaciones que puedan suponer un riesgo para su salud o integridad, como cuando se acerca a una carretera y puede ser atropellado.
Cuando hemos gritado a nuestros hijos, ?qu¨¦ podemos hacer para solventarlo?
Una vez que nos sintamos calmados, lo mejor es buscar un momento y lugar adecuado para hablar sobre lo que ha sucedido. Ser¨¢ necesario pedir disculpas por la reacci¨®n de gritar y evitar justificaciones como: Si no te portaras as¨ª no tendr¨ªa que gritarte. Conviene que los adultos se hagan responsables de sus propias reacciones. Se puede explicar a los ni?os que no se est¨¢ orgulloso de haber gritado, para demostrar que lo id¨®neo es buscar maneras alternativas de manejar el enfado.
Conviene evitar huir del modelo de perfecci¨®n a la hora de educar a los hijos. A veces, a pesar de intentarlo se cae en el error de elevar el tono de voz. Pero resulta conveniente mantener el compromiso de di¨¢logo con los hijos/as y buscar v¨ªas alternativas para comunicar el enfado desde la calma.
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