Silicon Valley no nos salva
No pongamos nuestras esperanzas en manos de empresarios aunque parezcan j¨®venes estrellas de rock, porque lo m¨¢s probable es que nos defrauden
Un multimillonario ingeniero con aura de salvamundos se entromete en la operaci¨®n de rescate a los doce ni?os tailandeses atrapados en una cueva y acaba entorpeci¨¦ndola.
Otro ingeniero, que tambi¨¦n es el hombre m¨¢s rico de la historia moderna, se enfrenta a una huelga por las condiciones en las que mantiene a la base de trabajadores de lo que, para muchos, es la plataforma comercial m¨¢s revolucionaria que existe.
La empresa que, esencialmente, define el flujo de informaci¨®n que pasa por nuestras manos y por nuestros cerebros d¨ªa a d¨ªa es sancionada con una multa monumental por parte de la Comisi¨®n Europea, acusada de abuso de posici¨®n dominante.
Todo ello, acontecido en los ¨²ltimos siete d¨ªas, se suma a la ca¨ªda en desgracia de Facebook, o al cuestionamiento de Apple por su manera de esquivar impuestos. Los superh¨¦roes de Silicon Valley, que algunos consideraron redentores de la humanidad ante pol¨ªticos supuestamente corruptos e incapaces de enfrentarse a los grandes desaf¨ªos de nuestro tiempo, vuelven a ocupar su lugar.
Y su lugar no es otro que el que siempre han tenido los empresarios. Resulta que no est¨¢n aqu¨ª para salvarnos, sino para salvarse a s¨ª mismos. Mientras est¨¢n en ello nos ofrecer¨¢n productos y servicios que quiz¨¢ nos mejoren la vida. Tambi¨¦n pedir¨¢n nuestro trabajo a cambio de una remuneraci¨®n. Pero al mismo tiempo tratar¨¢n de que sus productos y servicios sean los ¨²nicos, o de que la remuneraci¨®n sea baja, o flexible. En definitiva, har¨¢n todo lo posible por maximizar sus beneficios.
Afortunadamente, tenemos un instrumento tan viejo como este dilema para encontrar un equilibrio: el Estado moderno. Con sus leyes para proteger a trabajadores y a consumidores, su inversi¨®n en ciencia e investigaci¨®n b¨¢sica, su sistema de bienestar, sus impuestos para financiar todo ello, sus mecanismos igualitarios para decidir c¨®mo resolvemos tal o cual problema.
As¨ª que no pongamos nuestras esperanzas en manos de empresarios aunque parezcan j¨®venes estrellas de rock, porque lo m¨¢s probable es que nos defrauden. Pero el aburrido, lento y seguro Estado: ¨¦l siempre estar¨¢ ah¨ª para nosotros. @jorgegalindo
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