Encontr¨¦ al amor de mi vida, le fui infiel y decid¨ª ingresar en una cl¨ªnica de adictos al sexo
El escritor y periodista Neil Strauss convierte su lucha para no enga?ar a su pareja en dos libros superventas: 'El m¨¦todo' y, ahora, 'El otro m¨¦todo'. "Mi af¨¢n por el sexo no me destruy¨® la vida, sino que se convirti¨® en mi profesi¨®n¡±, dice
Neil Strauss (Chicago, 1969) se ganaba muy bien la vida entrevistando a m¨²sicos de rock para la revista Rolling Stone, hasta que dio un giro a su carrera y a principios de los 2000 se incrust¨® con los hombres que se autoproclamaban los m¨¢s mujeriegos del mundo. Su inter¨¦s por el asunto no era solo profesional: asegura que se trataba m¨¢s bien de ¡°darle la vuelta a mi racha de mala suerte¡±. Dos a?os se tir¨® conviviendo y viajando por todo el mundo con ellos, y se obr¨® el milagro. ¡°Desarroll¨¦ la confianza necesaria para hablar con las mujeres que me atra¨ªan y, por primera vez en mi vida, la habilidad para atraerlas¡±, afirma.
¡°Desarroll¨¦ la confianza necesaria para hablar con las mujeres que me atra¨ªan y, por primera vez en mi vida, la habilidad para atraerlas¡±
Toda esta experiencia qued¨® relatada en su libro El m¨¦todo (Planeta de los Libros), publicado en Espa?a en 2005, una obra pol¨¦mica y superventas que marc¨® en su vida un punto sin retorno: ¡°Se hizo tan tristemente c¨¦lebre que eclips¨® todo lo que hab¨ªa hecho con anterioridad. De forma que mi af¨¢n por el sexo no me destruy¨® la vida, sino que se convirti¨® en mi profesi¨®n¡±.
Cabr¨ªa pensar que hasta aqu¨ª llega la historia: despu¨¦s de media vida persiguiendo a rockeros con legiones de groupies, Strauss se convierte en un escritor de ¨¦xito que, seg¨²n ¨¦l, tiene a su alcance a cualquier mujer que desee. Pero no. Los felices fundidos a negro solo existen en el cine, y todo lo que vino despu¨¦s ha dado para un nuevo libro, El otro m¨¦todo (Lince), de reciente aparici¨®n en el que el periodista y escritor arremete contra la monogamia. La culpa la tuvo el amor.
Cuenta en sus p¨¢ginas que se enamor¨®, se embarc¨® en una relaci¨®n de pareja y no tard¨® en serle infiel. Eso no fue un problema hasta que fue descubierto. En ese momento, Strauss pod¨ªa haber pedido perd¨®n y jurar que no iba a hacerlo nunca m¨¢s, pero prefiri¨® embarcarse en una nueva aventura: ¡°Intentar averiguar en qu¨¦ punto se equivoca tanta gente una y otra vez en lo referido a las relaciones personales y al matrimonio, y si existe una forma mejor de vivir, de amar y de hacer el amor¡±. O lo que es lo mismo: por qu¨¦ nos empe?amos en negar la evidencia de que la infidelidad forma parte nuestra naturaleza. Hubiera sido m¨¢s f¨¢cil regalarle unas flores a su novia despechada, pero en su empe?o por justificarse le ha salido otro libro igual de pol¨¦mico que el primero en el que entre otras muchas cosas cuenta su estancia en una cl¨ªnica especializada en curar la adicci¨®n al sexo.
Strauss responde a nuestras preguntas por correo electr¨®nico mientras navega en un ferri a Noruega. Absorto en escribir las respuestas, se le pas¨® su parada, por lo que le pido disculpas. ¡°Esta entrevista ha sido un poco como tener mal sexo¡±, se queja. Juro que es la primera vez que me pasa.
A veces, parece que el placer no est¨¢ tanto en el sexo como en contarlo luego, y si es en un libro, mucho mejor. El buen sexo es mucho m¨¢s placentero de experimentar que escribir o leer sobre ¨¦l. Pero con el mal sexo, s¨ª, incluso puede llegar a ser curativo el escribir sobre ¨¦l. Aunque es mejor no experimentarlo de ninguna de las maneras.
¡°Intento averiguar en qu¨¦ punto se equivoca tanta gente una y otra vez en lo referido a las relaciones personales y al matrimonio, y si existe una forma mejor de vivir, de amar y de hacer el amor"
Leyendo el libro, da la sensaci¨®n de que hay circunstancias en las que ser infiel es inevitable. ?Es as¨ª? Creo que la infidelidad no depende de las circunstancias. Tiene m¨¢s que ver con cuestiones psicol¨®gicas subyacentes. Alguna gente utiliza el enga?o como una respuesta insana a un problema o una carencia en su pareja. Otros enga?an incluso estando en relaciones que aparentemente funcionan perfectamente por culpa de las ¡°ataduras emocionales¡± de su infancia. Por ejemplo, si uno de los padres utiliza al ni?o para satisfacer sus propias necesidades emocionales, cuando el ni?o crezca, las relaciones sentimentales pueden resultarle sofocantes y utilizar¨¢ el enga?o para escapar de esa asfixia.
En El otro m¨¦todo, Strauss sostiene que ¡°gracias a las tecnolog¨ªas, ahora disponemos de m¨¢s opciones para conocer gente y para ligar que en ning¨²n otro momento de la historia de la humanidad, con infinidad de hombres y mujeres separados por un simple clic o un movimiento de tarjeta, lo que convierte a la fidelidad o incluso a cualquier compromiso inicial en un reto a¨²n mayor¡±.
?Las nuevas tecnolog¨ªas llevan irremediablemente a la muerte de la fidelidad? Es cierto que las redes sociales, las apps de citas y la tecnolog¨ªa en general se lo ponen dif¨ªcil a una persona sexualmente compulsiva, pero la honestidad no tiene nada que ver con la tecnolog¨ªa. De hecho, lo que pasa con la tecnolog¨ªa es que posiblemente hace m¨¢s f¨¢cil que te pillen. As¨ª que si alguien le echa la culpa de su infidelidad a la tecnolog¨ªa, es mejor que eches a correr.
"Las redes sociales, las 'apps' de citas y la tecnolog¨ªa en general se lo ponen dif¨ªcil a una persona sexualmente compulsiva. Ahora la tecnolog¨ªa hace m¨¢s f¨¢cil que te pillen"
En otro momento del libro, el periodista cuenta la historia de una mujer que se estaba sometiendo a un tratamiento de cambio de sexo para convertirse en hombre. ¡°Me dijo que en cuanto empez¨® con la terapia de testosterona de repente comprendi¨® a los hombres, porque le entraron ganas de tirarse a todo lo que se meneaba¡±, dice?Strauss.
?Por qu¨¦ a gran parte de las mujeres no les cuesta tanto ser fieles? En mi opini¨®n creo que esto hoy d¨ªa ya no es cierto. Las estad¨ªsticas han cambiado en los ¨²ltimos a?os. En el pasado los hombres enga?aban m¨¢s. Ahora ambos enga?an por igual.
?Realmente solo es deseo sexual o buscamos enamorarnos una y otra vez? Hay muchas razones por las que buscamos pareja. Pero la principal es m¨¢s que el amor, m¨¢s que el sexo e incluso m¨¢s que la pura procreaci¨®n. Despu¨¦s de todo, hay parejas que no est¨¢n enamoradas, que no tienen sexo o que no quieren tener hijos. Buscamos una pareja porque una vida sin intimidad es una vida no vivida.
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