¡®Performance¡¯ y poder
Deber¨ªamos cuestionarnos a nosotros mismos para qu¨¦ sirve que ¡®los nuestros¡¯ gobiernen
El pasado fin de semana, Pablo Casado gan¨® su congreso, y Carles Puigdemont tambi¨¦n hizo lo propio. A rengl¨®n seguido, el PP rechaza aprobar el nuevo techo de gasto pactado por el Gobierno con Bruselas, y el PDeCAT avisa a S¨¢nchez de que su apoyo le saldr¨¢ m¨¢s caro. Se reduce as¨ª un espacio de maniobra que nunca fue grande: eso es evidente. Pero lo interesante (y preocupante) es c¨®mo y por qu¨¦ se reduce.
Los pol¨ªticos pueden hacer varias cosas con nuestros votos. Pueden defender unos ideales a capa y espada, un modelo perfecto de sociedad compartido por todos. Tambi¨¦n pueden renunciar a ciertos aspectos de ese modelo para lograr que otros se cumplan. Y, al menos en el imaginario colectivo, pueden olvidarse completamente de los ideales para conservar el poder.
Sin embargo, lo que est¨¢ sucediendo hoy en Espa?a es, si acaso, justo lo contrario: el poder se mantiene no olvid¨¢ndose de los ideales, sino comprometi¨¦ndose con ellos de manera inquebrantable, sin espacio para los matices. El foco pasa as¨ª de las pol¨ªticas, de qu¨¦ se consigue y qu¨¦ no (algo que en un entorno multipartidista y fragmentado necesita, l¨®gicamente, de renuncias de lado y lado), a la performance: qu¨¦ se muestra, qu¨¦ se defiende, y a qu¨¦ no se renuncia. Esto no excluye al PSOE, ciertamente. Su breve pero medi¨¢ticamente fruct¨ªfero paso por La Moncloa ha decantado, por ahora, una cierta preferencia por la pol¨ªtica performativa.
Los votantes, en lugar de emitir quejas generales sobre pol¨ªticos que nada logran cambiar, har¨ªamos bien en reflexionar qu¨¦ estamos haciendo para incentivarles a ello, cu¨¢nto matiz, renuncia y b¨²squeda de puntos medios alejados de la pureza ideol¨®gica permitimos a nuestros propios representantes. La experiencia reciente en Catalu?a ha demostrado que uno no tiene por qu¨¦ manifestarse en t¨¦rminos frentistas. Tambi¨¦n puede haber pancartas que griten: ¡°Hablemos, discutamos, pero al menos logremos hacer algo¡±. En definitiva, no es que debamos preguntar a los nuestros para qu¨¦ sirve gobernar, sino que m¨¢s bien deber¨ªamos cuestionarnos a nosotros mismos para qu¨¦ sirve que los nuestros gobiernen. @jorgegalindo
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