Las licencias del taxi
El sistema actual de concesiones es un caldo de cultivo del mercado negro y de todos los manejos m¨¢s oscuros
Resolver el fondo del conflicto taxis-VTC (Uber, Cabify...) ser¨¢ un sudoku. Solo un triple milagro de habilidad negociadora podr¨ªa conseguirlo. Triple:
Hay que acordar cesiones mutuas entre taxistas y teveceros.Aquellos tienen garantizada por la ley de 2015 la proporci¨®n 1x30, un rival por cada treinta de ellos. Estos han ido obteniendo sus licencias legalmente desde la ley ¨®mnibus de 2009, lo que ha cristalizado una proporci¨®n 1x7. Uno por treinta y uno por siete son baremos incompatibles. Solo pueden cohonestarse por cesiones de unos o de otros; o de ambos; en su caso, con (limitados) apoyos financieros p¨²blicos.
Hay que acordar la cesi¨®n de competencias del Gobierno a las autonom¨ªas (y metr¨®polis) sobre transporte de viajeros (muchas recelan) de manera que se fije un marco (amplio) com¨²n; y que se eviten abusos de posici¨®n de alguno de los colectivos (o de todos) sobre las Administraciones m¨¢s d¨¦biles.
Hay que lograr una entente entre Gobierno y oposiciones, porque eso solo puede hacerse por ley org¨¢nica (art¨ªculo 150.2).
En suma, un embrollo. Se comprende que el tranquil¨ªsimo Mariano se retirase a su benem¨¦rito registro de Santa Pola.
Pero adem¨¢s, debe reconstruirse un sistema de gesti¨®n inteligente. El de estas licencias no lo es. Una de taxi cuesta entre 60.000 y 150.000 euros: cosifica, corporativiza y estanca al sector. Una de VTC (36 euros en tasas p¨²blicas) se vende hoy por unos 65.000 euros. Es una locura. Una burbuja. Caldo de cultivo del mercado negro y de todos los manejos m¨¢s oscuros.
Por eso convendr¨ªa programar a plazos y por fases la desmonetizaci¨®n de las licencias. O sea, para todas las nuevas: la del conductor que se jubila o fallece vuelve a ser propiedad de la Administraci¨®n, que la expende por riguroso turno o concurso de m¨¦ritos, o una combinaci¨®n de ambos m¨¦todos. Para las antiguas, convendr¨ªa explorar un sistema de amortizaci¨®n equilibrado: con apoyo p¨²blico (municipal, auton¨®mico y nacional), y del mercado, mediante apelaci¨®n a bonos de deuda.
Un esquema de ese tipo solo puede aspirar a funcionar si su base social se compone de aut¨®nomos individuales. Si lo hegemoniza el mundo de la empresa, probablemente resulte imposible.
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