Richard Sennett: ¡°Lo gratuito conlleva siempre una forma de dominaci¨®n¡±
La vida intelectual de este soci¨®logo, chelista y escritor transcurre entre Harvard, el MIT y la London School of Economics. En su vida privada se a?ade Nueva York, desde Washington Square, donde domina el Manhattan bohemio. A sus 75 a?os, este antrop¨®logo de la vida cotidiana repasa su vida, desde Hannah Arendt hasta Bernie Sanders; critica a Obama y a Trump y disecciona una sociedad en la que las nuevas tecnolog¨ªas esclavizan m¨¢s a las personas que nunca
SON MUCHAS LAS CUESTIONES que definen nuestra sociedad que ¨¦l vio antes que nadie. El soci¨®logo Richard Sennett (Chicago, 1943) lleva varios ensayos alertando contra los peligros del trabajo flexible que deriva de la autoexigencia y la falta de arraigo. Alejado de las estad¨ªsticas, utiliza la sociolog¨ªa como literatura. En una docena de libros ¡ªConstruir y habitar. ?tica para la ciudad es el m¨¢s reciente, de pr¨®xima publicaci¨®n en Anagrama¡ª, Sennett descubre qu¨¦ tipo de sociedad somos y c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª.
En su luminoso apartamento en Washington Square, Sennett anuncia que nunca se retirar¨¢. Hace cinco a?os sufri¨® un infarto. Ha perdido peso, pero no ha dejado de beber caf¨¦. Ni de escribir. Ni de tocar el piano. Pasa las primaveras en Nueva York, ahora dar¨¢ clase en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT) y en Harvard. Durante los inviernos ense?a en la London School of Economics, ¡°donde he encontrado los estudiantes m¨¢s implicados en cuestiones p¨²blicas mientras los americanos se inclinan hacia la parte acad¨¦mica¡±.
De todas sus ocupaciones ¡ªfue tambi¨¦n chelista profesional¡ª, escribir se ha convertido en su rutina. ¡°Soy una persona de rituales. Escribo por la ma?ana y tengo mi vida en el mundo despu¨¦s de comer¡±.
?Cu¨¢nto tiempo se gan¨® la vida tocando el chelo? Cinco a?os. No hab¨ªa cumplido 20 cuando empec¨¦ con un grupo que tocaba m¨²sica barroca de c¨¢mara en ambientes no burgueses: iglesias, f¨¢bricas ¡ªun lugar horroroso para tocar¡ª o en asociaciones de mineros.
?Ya no toca en p¨²blico? Tengo un grupo en el que solo se puede entrar si has fracasado como m¨²sico. Tocamos para nosotros: un director de peri¨®dico, el decano de una universidad¡ Si no hubiera tenido la lesi¨®n en la mano, hoy ser¨ªa director de orquesta, como Toscanini.
?Qu¨¦ hizo que su madre le apuntara a la famosa Juilliard School de Nueva York? No lo hizo. ?La odiaba! La idea de que me convirtiera en m¨²sico la aterrorizaba. Quer¨ªa que fuera m¨¦dico o abogado, pero con 16 a?os me vine a Nueva York a vivir solo. En las familias europeas jud¨ªas tocar un instrumento es parte de tu educaci¨®n. Pero la posibilidad de que te obsesione es un desv¨ªo en esa educaci¨®n. Y yo estaba obsesionado. Cualquiera que se dedica a tocar lo est¨¢.
Sus abuelos llegaron de Europa. Ambos eran jud¨ªos, uno alem¨¢n y el otro ruso, y se casaron con mujeres cristianas. Esa ¡°atrocidad social¡± de casarse fuera de la fe ampli¨® mi mundo.
En sus ensayos ha adelantado muchos de los problemas de la sociedad actual: la fragmentaci¨®n de las experiencias, los peligros de la flexibilidad que nos iba a mejorar la vida y ha acabado llevando el trabajo hasta cada minuto y rinc¨®n de nuestra vida privada¡ Simplemente veo lo que sucede. Muchas veces la gente ve m¨¢s con la imaginaci¨®n que con los ojos.
?Qu¨¦ ha pasado para que lo que entend¨ªamos como derechos hoy sea visto como privilegios? El capitalismo moderno funciona colonizando la imaginaci¨®n de lo que la gente considera posible. Marx ya se dio cuenta de que el capitalismo ten¨ªa m¨¢s que ver con la apropiaci¨®n del entendimiento que con la apropiaci¨®n del trabajo. Facebook es la pen¨²ltima apropiaci¨®n de la imaginaci¨®n: lo que ve¨ªamos como ¨²til ahora se revela como una manera de meterse en la conciencia de la gente antes de que podamos actuar. Las instituciones que se presentaban como liberadoras se convierten en controladoras. En nombre de la libertad, Google y Facebook nos han llevado por el camino hacia el control absoluto.
?C¨®mo detectar el peligro en las nuevas tecnolog¨ªas sin convertirse en un paranoico que sospecha de todo? Uno debe indagar sobre lo que se presenta como real. Eso es lo que hacemos los escritores y los artistas. Yo no sospecho. Sospechar implica que hay algo oculto y yo no creo que Facebook tenga nada oculto. Sim?plemente no lo queremos ver. No queremos afrontar que lo gratuito implica siempre una forma de dominaci¨®n.
En tiempos de redes sociales, ?c¨®mo preservar la intimidad? Lo que ocurri¨® con Cambridge Analytica es un delito: alguien rob¨® y vendi¨® informaci¨®n privada. No hay misterio. Es un negocio ilegal que han camuflado con charlas sobre protecci¨®n de datos. Quien recibi¨® la informaci¨®n pag¨® por ella. Pero el truco es llevar una discusi¨®n que no deber¨ªa existir a los medios de informaci¨®n. Los delitos deben ser castigados.
?Sus ensayos se leen de otra manera despu¨¦s de la quiebra de Lehman Brothers? Tras ese colapso, las ventas de mi libro La cultura del nuevo capitalismo se dispararon. Hasta entonces las cr¨ªticas al orden econ¨®mico eran consideradas nost¨¢lgicas. Muchas de las cosas que est¨¢n pasando son tan incre¨ªbles que tendemos a no creerlas, aunque las tengamos delante.
¡°Obama hablaba con una elocuencia maravillosa, pero la desigualdad aumentaba. Hubiera sido un gran juez del Supremo, pero no un gran presidente¡±
A Trump no lo anticip¨®. Ni al Brexit tampoco. Quedaron m¨¢s all¨¢ de mis poderes. Aunque s¨ª tuve una intuici¨®n. El problema de Obama es que hablaba con una elocuencia maravillosa, pero la desigualdad segu¨ªa aumentando. No logr¨® controlarla. Apoy¨® la sanidad p¨²blica, pero el resto se qued¨® en palabras. Y eso es muy peligroso. Hubiera sido un gran juez del tribunal supremo, pero no actu¨® como un gran presidente.
?De qu¨¦ maneras pueden actuar hoy los pol¨ªticos para defender los derechos de los ciudadanos frente a las presiones de los poderes econ¨®micos? La historia lo explica. Hace 100 a?os Theodore Roosevelt decidi¨® que el Estado deb¨ªa romper los monopolios. Era conservador. Pero era el presidente de todos los americanos. El capitalismo tiene tendencia a pasar con gran facilidad del mercado al monopolio. Y ah¨ª, con la represi¨®n de la competencia, empiezan los grandes problemas, la gran desprotecci¨®n. Con monopolios, el capitalismo pasa de ser el sistema de la competencia a ser el de la dominaci¨®n. Aumentar la brecha salarial entre los ricos y los pobres tanto como est¨¢ sucediendo ahora es la v¨ªa para todos los populismos. Eso ha sido Trump. En Reino Unido tuvimos el equivalente a Obama en Tony Blair. Peor que Obama. Obama es un hombre de total integridad personal. Y Blair es solo un pol¨ªtico.
?Por qu¨¦ el Estado de bienestar solo parece sostenible en los pa¨ªses n¨®rdicos? Me resisto a esa idea. No se necesita ser rico para que ese sistema prospere y se mantenga. En Colombia existe con muchos menos recursos. En Botsuana hay un modelo justo, aunque la equidad cuando tienes poco significa poco. Bismarck construy¨® el Estado de bienestar en Alemania con malas intenciones: quer¨ªa evitar que los trabajadores se rebelaran. Con el Estado de bienestar la gente se vuelve conservadora. La destrucci¨®n de esas pol¨ªticas que se est¨¢ dando en Espa?a es una tragedia. ?Sabe que mis padres lucharon en la guerra civil espa?ola?
He le¨ªdo que por ser hijo de brigadistas le ofrecieron la nacionalidad espa?ola. Ojal¨¢. Escriba eso: ojal¨¢. La aceptar¨ªa enseguida. Soy americano y brit¨¢nico, pero tambi¨¦n me gustar¨ªa ser espa?ol. Escr¨ªbalo.
Se levanta para cont¨¢rselo a su esposa, la soci¨®loga Saskia Sassen, que trabaja en la habitaci¨®n de al lado. ¡°Ya sabes lo que van a preguntar nuestros amigos espa?oles: ¡®?Espa?ola o catalana?¡¯. Tenemos que tener cuidado¡±, contesta ella.
Creci¨® en un barrio pobre de Chicago, Cabrini Green. Mi madre era trabajadora social. Trabaj¨® para el partido comunista y fue perseguida por McCarthy hasta que, como casi todos los comunistas americanos, se dio cuenta de en qu¨¦ se hab¨ªa convertido el comunismo sovi¨¦tico y dej¨® de ser comunista. Dedic¨® casi una d¨¦cada a idear la legislaci¨®n para un sistema p¨²blico de salud pionero. Pero ella y mi padre eran los t¨ªpicos comunistas burgueses.
?A su padre lo conoci¨®? No. Y eso es parte de mi drama personal. Conoc¨ª a su hermano mayor, mi t¨ªo Bill, que tambi¨¦n luch¨® en Espa?a con los republicanos.
?Supo por qu¨¦ se fue su padre? Estoy seguro de que fue por otra mujer. Mi madre no me dio ninguna explicaci¨®n. Pero, ya que pregunta, el momento de mayor tensi¨®n con mi madre no fue por eso. Fue por mi decisi¨®n de convertirme en chelista profesional. Ten¨ªa miedo a cualquier cosa que se apartara de esa seguridad. Y ve¨ªa la m¨²sica como una vida bohemia.
Pero usted eligi¨® esa vida. Tuve un lustro de vida bohemia en Nueva York. Luego regres¨¦ al orden. Me llamaron a filas para ir a la guerra de Vietnam y decid¨ª evitarlo regresando a Chicago para volver a la universidad. Luego, en Harvard, me operaron porque el t¨²nel carpiano en la mano de muchos m¨²sicos y algunos atletas se tensa de tal manera que los m¨²sculos se enrollan unos con otros. En los ¨²ltimos 40 a?os, he tenido que encontrar maneras de compensar la debilidad de algunos dedos cuando toco el chelo. Eso me apart¨® de la m¨²sica profesional.
En La corrosi¨®n del car¨¢cter describe la falacia de que la flexibilidad laboral mejora la vida. ?Qu¨¦ tipo de car¨¢cter van a producir Uber o Deliveroo? Vidas sin columna vertebral. Un car¨¢cter cuyas experiencias no construyen un todo coherente. Algo muy circunscrito a nuestro tiempo y preocupante porque los humanos necesitamos una historia propia, una columna vertebral.
?C¨®mo ve el futuro de sus estudiantes? Trato de quitarles de la cabeza que la vida intelectual depende de las universidades. En cualquier profesi¨®n uno puede y debe tener una vida intelectual activa. Es fundamental que cualquier persona tenga conciencia de su capacidad intelectual y de su necesidad de contribuir a ese desarrollo. Incluso si no tiene una carrera universitaria.
Usted no parece un te¨®rico. Como soci¨®logo se sirve del trabajo de campo, no de las estad¨ªsticas. Habla de personas con nombres y apellidos¡ Siempre me he sentido arraigado en la antropolog¨ªa de la vida cotidiana. Eso era sospechoso para la Escuela de Fr¨¢ncfort de los a?os treinta, excepto para Benjamin, que usaba sus propias experiencias para tratar de entender el mundo. Por eso sufri¨® el desprecio de la Escuela de Fr¨¢ncfort. La ¨²nica persona que lo protegi¨® fue Hannah Arendt.
¡°Trato de quitar de la cabeza a los j¨®venes estudiantes que la vida intelectual depende de las universidades¡±
Se le considera disc¨ªpulo de ?Arendt. ?Qu¨¦ recuerda de ella? La conoc¨ª en 1959. Mi grupo tocaba los cuartetos de Bart¨®k en la Universidad de Chicago y al terminar una mujer peque?ita subi¨® al escenario a felicitarnos. Dijo que hab¨ªa conocido a Bart¨®k. Cuando volv¨ª a Chicago, cog¨ª su curso de est¨¦tica y odi¨¦ la est¨¦tica. Creo que la defraud¨¦ y que ella signific¨® mucho m¨¢s para m¨ª de lo que yo supuse para ella.
?Qu¨¦ signific¨® para usted? Fue una piedra de toque intelectual en mi trayectoria. Pero le ense?¨¦ un borrador de mi libro El declive del hombre p¨²blico y lo odi¨®. Fue ese tipo de relaci¨®n... Ella ten¨ªa una conexi¨®n mejor con gente que era filos¨®ficamente m¨¢s sofisticada que yo. Por eso me da miedo que se sobrevalore esta relaci¨®n. Me hubiera gustado ser su disc¨ªpulo, pero no creo que lo sea. Creo que a la gente le resulta dif¨ªcil entender que alguien pueda influirte profundamente sin ejercer un rol posesivo sobre ti. Sent¨ª una gran tristeza hacia ella cuando public¨® Eichmann en Jerusal¨¦n y se convirti¨® en una paria ante la mayor¨ªa de la comunidad jud¨ªa que hab¨ªa huido de los nazis.
Ha escrito que los maestros ofrecen lecciones y los grandes maestros dudas. Usted termin¨® cuestionando a ?Arendt. Lo que me chocaba de ella es que ten¨ªa cierta sordera cultural. Estaba en contra de forzar algunas formas de integraci¨®n racial en Am¨¦rica. Escribi¨® un art¨ªculo muy oscuro sobre eso. No ignoraba que los negros necesitaban forzar esa v¨ªa. Pero se quedaba en el an¨¢lisis de la propuesta abstracta: ?Deben los negros ser forzados a convivir con los blancos? Theodor Adorno dijo que odiaba el jazz porque era una m¨²sica primitiva. Pues lo mismo, para m¨ª esa generaci¨®n de fil¨®sofos ten¨ªa un problema: la sordera ante el presente. Lo vimos con la generaci¨®n de nuestros padres: a ellos les costaba entender que no cay¨¦ramos rendidos en los brazos del partido comunista. En su ecuaci¨®n, ser anticomunista era igual a ser nazi, o algo as¨ª.
Hoy ?d¨®nde se sit¨²a usted pol¨ªticamente? Atraves¨¦ un periodo muy conservador. Fui liberal. Pero ahora estoy de nuevo a la izquierda. Soy un socialista de Bernie Sanders.
?Por qu¨¦ la izquierda ya no conecta con la voluntad de cambio de la gente? Eso es lo que me pone tan triste sobre la izquierda espa?ola. Los intereses de los partidos de izquierdas ¡ªde derechas ya no hablamos¡ª han pasado a ser m¨¢s importantes que los intereses de la poblaci¨®n. Y as¨ª no se puede avanzar.
?Qu¨¦ va a pasar despu¨¦s de Trump? Es evidentemente un criminal. La cuesti¨®n es si ser¨¢ considerado responsable de sus delitos o no. El mundo est¨¢ lleno de criminales sueltos. Y puede que ¨¦l se una a ese grupo. Lo ¨²nico que me consuela es que Trump es un juez tan penoso de los dem¨¢s que eso le lleva a cometer grandes errores. Cuando uno llega a ser tan egoc¨¦ntrico, deja de ver al resto. Pero¡ de momento es el hombre m¨¢s poderoso del mundo. Incluso sus votantes saben que es un delincuente.
?Y por qu¨¦ lo apoyan? Es un enigma. Pero no es un fen¨®meno ¨²nicamente americano. Ya lo vivimos con Berlusconi. La gente sab¨ªa c¨®mo era y, aun as¨ª, lo quer¨ªan para mostrar su enfado, para fastidiar. Trump es la expresi¨®n de la pol¨ªtica del agravio. En este pa¨ªs hemos dejado ya atr¨¢s la idea de cazarlo. Ya ha sido cazado. Lo que no sabemos todav¨ªa es si pagar¨¢ o no por ello. Berlusconi fue capaz de destrozar el sistema judicial italiano. Y puede que Trump consiga hacerlo aqu¨ª.
?Hoy la creatividad es clave en todos los trabajos? S¨ª. En sociolog¨ªa, creativo es buscar una voz propia. Pero uno solo la tiene cuando le habla a alguien. No se tiene voz propia para hablar solo.
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