Contagio turco
La diplomacia debe centrarse en Europa para combatir los nuevos riesgos de inestabilidad
En alg¨²n momento de su encuentro en Do?ana, uno de los dos mandatarios debi¨® poner sobre la mesa las repercusiones sobre Europa del conflicto abierto entre Turqu¨ªa y EE?UU. Aunque no directamente vinculado al asunto central que reuni¨® el pasado fin de semana a la canciller Merkel y al presidente S¨¢nchez, los riesgos de contagio de esa crisis no suponen ahora un asunto menos perentorio que la intensificaci¨®n de los flujos migratorios. Ese mismo viernes, adem¨¢s de la lira se desplomaron las bolsas de todo el mundo, pero en mayor medida las europeas, reflejando los posibles da?os que ese nuevo frente de inestabilidad puede abrir en la eurozona, y m¨¢s concretamente en su sistema financiero.
La imposici¨®n por EE?UU de aranceles del 50% y 20% a las importaciones de acero y aluminio, respectivamente, es un golpe adicional a una econom¨ªa maltrecha antes de que se agravara el contencioso en torno al pastor evangelista estadounidense detenido en Turqu¨ªa en 2016. Tres desequilibrios eran susceptibles de propiciar una crisis como la manifestada ahora: inflaci¨®n superior al 12%, d¨¦ficit exterior superior al 6,5% del PIB y deuda exterior superior a los 350.000 millones de d¨®lares, de los que 20.000 millones vencen este a?o y el pr¨®ximo. Tras la intensa depreciaci¨®n de la lira ahora son necesarias m¨¢s liras para pagar pr¨¦stamos y bonos en d¨®lares o en euros.
Frente a ese cuadro, la actitud de Erdogan y su Gobierno criticando abiertamente las decisiones de su banco central, acelerando la erosi¨®n de las instituciones, no ha hecho sino intensificar la desconfianza de los inversores extranjeros. Las amenazas de Donald Trump han sido el alimentador de la espiral que puede conducir a crisis similares del pasado: encarecimiento del servicio de la deuda exterior, huida de capitales, deterioro de los activos bancarios, recesi¨®n, desempleo¡ No es extra?o, por tanto, que dos de las tres agencias principales de rating ya hayan reducido la calificaci¨®n crediticia de la deuda turca.
Son dos las v¨ªas principales de contagio a la estabilidad financiera global. A las econom¨ªas emergentes con dependencias financieras similares a la turca, en primer lugar. En los ¨²ltimos ocho a?os se han duplicado sus pasivos denominados en d¨®lares en esos pa¨ªses. Ya hemos observado depreciaciones en otras monedas y activos de otros emergentes como los de Argentina o Sud¨¢frica, consecuentes con la pretensi¨®n de los inversores de compensar las p¨¦rdidas turcas o de buscar destinos m¨¢s seguros.
La segunda v¨ªa de contagio es a los sistemas financieros de origen de los prestamistas. En realidad, el Mecanismo ?nico de Supervisi¨®n que conduce el BCE ya ven¨ªa desde hace semanas acentuando su escrutinio sobre la exposici¨®n de los grandes bancos europeos, que disponen de un protagonismo destacado en el sistema financiero turco. El principal foco de atenci¨®n, por el momento, es la sensibilidad al aumento de las insolvencias de pr¨¦stamos en divisas, representativos del 40% de los activos totales de aquel sistema bancario. Depreciaciones adicionales de la lira erosionar¨¢n la base de capital de los bancos y, probablemente, la posici¨®n de liquidez de algunos de ellos.
Seg¨²n el Banco de Pagos Internacionales, la mayor exposici¨®n es la de la banca espa?ola con m¨¢s de una tercera parte de la del conjunto de la banca internacional. En especial la de BBVA, propietario del 49,85% del turco Garant¨ª. El italiano Unicredit y el franc¨¦s BNP le siguen.
Las medidas introducidas para neutralizar depreciaciones adicionales de la lira podr¨ªan tener una vigencia reducida. Y, en todo caso, su virtualidad depender¨¢ de que la escalada de represalias, no solo econ¨®micas, no persista y no acent¨²en ese victimismo que est¨¢ exhibiendo Erdogan, dentro y fuera de su pa¨ªs. La combinaci¨®n de una crisis financiera en toda regla con sus evidentes y complejas ramificaciones geopol¨ªticas aconseja que Europa act¨²e. Y, en ese contexto, que Espa?a, su diplomacia econ¨®mica, si es que cabe todav¨ªa esa diferenciaci¨®n, se centre mucho m¨¢s en Europa. El presidente S¨¢nchez ha hecho bien en revitalizar esos v¨ªnculos con el Gobierno alem¨¢n. Ahora toca poner ese imperativo asumido en la gesti¨®n de los flujos migratorios, reclamando tambi¨¦n garant¨ªas para evitar nuevos episodios de inestabilidad financiera, que de intensificarse da?ar¨ªan a Espa?a. M¨¢s vale que el FMI tenga un plan a punto para Turqu¨ªa y que la diplomacia europea impida el veto que de hecho puede ejercer EE?UU en esa organizaci¨®n multilateral.
Emilio Ontiveros es presidente de Afi.
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