La justicia de Franco
Los consejos de guerra, por los que pasaron decenas de miles de personas entre 1939 y 1945, fueron farsas jur¨ªdicas
La principal caracter¨ªstica del terror que se impuso en la posguerra es que estaba organizado desde arriba, basado en la jurisdicci¨®n militar, en juicios y consejos de guerra. Tras la t¨ªpica explosi¨®n de venganza en las ciudades reci¨¦n conquistadas por los vencedores, los paseos y las actuaciones de poderes aut¨®nomos, como los escuadrones de falangistas, dejaron paso al monopolio de la violencia del nuevo Estado, que puso en marcha mecanismos extraordinarios de terror sancionados y legitimados por leyes.
Con la jurisdicci¨®n militar a pleno rendimiento, el franquismo impuso un terror fr¨ªo, administrativo y rutinario
Con la jurisdicci¨®n militar a pleno rendimiento, se impuso un terror fr¨ªo, administrativo, rutinario. Los consejos de guerra, por los que pasaron decenas de miles de personas entre 1939 y 1945, eran meras farsas jur¨ªdicas, que nada ten¨ªan que probar, porque ya estaba demostrado de entrada que los acusados eran rojos y, por lo tanto, culpables.
El sistema represivo procesal levantado tras la guerra, consistente en la multiplicaci¨®n de ¨®rganos jurisdiccionales especiales, mantuvo su continuidad durante toda la dictadura. Cuando una ley era derogada, la nueva normativa reiteraba el car¨¢cter represor de la anterior. Es lo que pas¨®, por ejemplo, con la Ley de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1941. Fue derogada seis a?os despu¨¦s, sustituida por el decreto ley de 13 de abril de 1947 de represi¨®n del bandidaje y terrorismo, que manten¨ªa la pena de muerte para diversos y variados delitos. Otro instrumento b¨¢sico de persecuci¨®n, la Ley de Represi¨®n de la Masoner¨ªa y el Comunismo de 1 de marzo de 1940, tuvo todav¨ªa mayor continuidad, obsesionados como estaban Franco y los vencedores de la guerra por considerar m¨¢ximos responsables de todos los males de Espa?a a quienes ca¨ªan bajo ese amplio paraguas de la masoner¨ªa y el comunismo. El Tribunal Especial que estableci¨® esa ley fue suprimido el 8 de marzo de 1964, aunque, en realidad, una buena parte de sus atribuciones hab¨ªan sido asumidas desde 1963 por el Tribunal de Orden P¨²blico.
Muri¨® Franco y all¨ª estaba todav¨ªa el TOP, disuelto finalmente por un decreto ley de 4 de enero de 1977. Los datos de los procedimientos incoados por el Tribunal de Orden P¨²blico (TOP) prueban claramente la escalada de la represi¨®n en el crep¨²sculo de la dictadura y comienzos de la transici¨®n: en los tres a?os finales de esa jurisdicci¨®n (1974, 1975 y 1976), con Arias Navarro en el Gobierno, se tramitaron 13.010 procedimientos, casi el 60 por ciento del total de los doce a?os de funcionamiento.
Con el paso del tiempo, la violencia y la represi¨®n cambiaron de cara, la dictadura evolucion¨®, dulcific¨® sus m¨¦todos y pudo ofrecer un rostro m¨¢s amable, con un dictador que inauguraba pantanos y repart¨ªa aguinaldos a los trabajadores.
Pero por mucho que evolucionara y mitigara sus m¨¦todos, la dictadura nunca quiso quitarse de encima sus or¨ªgenes sangrientos. El terror ajust¨® cuentas, gener¨® la cohesi¨®n en torno a esa dictadura forjada en un pacto de sangre. Hasta el final.
Juli¨¢n Casanova es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza
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