Un atajo tramposo
Hay que aprender de errores como Trump o el Brexit para tratar con una derecha populista
La exitosa campa?a de Pablo Casado para las primarias del Partido Popular se bas¨® en el orgullo de ser conservador y liberal, en un uso del t¨¦rmino que se ajusta m¨¢s a lo que Esperanza Aguirre proyect¨® sobre ¨¦l que a lo que significa en la tradici¨®n anglosajona y en la literatura acad¨¦mica. Dijo que su partido era el partido de la vida y de la familia. Si les preguntan dicen que no hablan de un tipo ¨²nico de familia, pero la idea b¨¢sica es la de siempre: defendemos la vida frente a los que no, cuando en realidad lo que se pretende es imponer la propia moral sobre la libertad de los dem¨¢s. Pretend¨ªa devolver el orgullo y quitar los complejos a ser de derechas, as¨ª lo dijo y eso fue lo que funcion¨®. La estrategia fue un ¨¦xito y el discurso conect¨® emocionalmente con los compromisarios.
Muchos analistas dec¨ªan que en ese discurso conservador en lo social hab¨ªa mucho de ret¨®rica para las primarias. Pero ya como l¨ªder, subi¨® la apuesta y arremeti¨® contra la correcci¨®n pol¨ªtica, que identific¨® con la hipocres¨ªa y la mentira. Poco despu¨¦s agit¨® el miedo con una afirmaci¨®n falsa sobre la llegada de inmigrantes africanos a Espa?a. Tambi¨¦n dijo que no se gastar¨ªa ni un euro en desenterrar a Franco porque, dijo, ¡°no hay que mirar a lo que pas¨® hace 100 a?os¡±. El asunto de la exhumaci¨®n del dictador se ha planteado como una toma de posiciones ideol¨®gica. Fue aprobada con 198 votos a favor en el Congreso en mayo de 2017, pero no hab¨ªa sido dotada de partida presupuestaria. El Gobierno de S¨¢nchez aprob¨® ayer el inicio del proceso a trav¨¦s de un decreto ley.
No ha hecho falta esperar demasiado para que se compare a Pablo Casado con Trump, con Matteo Salvini y con la ultraderecha europea. En algo s¨ª se parecen: todos dicen responder a las demandas sociales cuando lanzan sus declaraciones m¨¢s pol¨¦micas (el miedo a la inmigraci¨®n, la recuperaci¨®n de pol¨ªticas sociales retr¨®gradas o la eliminaci¨®n de la independencia del poder judicial, seg¨²n los casos). Pero en realidad lo que hacen es despertar algo que no se hab¨ªa manifestado: a veces, la oferta crea la demanda.
Sin embargo, aunque Casado haya entrado en el terreno pantanoso de la pol¨ªtica del miedo y de la confrontaci¨®n y use estrategias que reconocemos del populismo de derechas, equipararlo con la ultraderecha europea es una exageraci¨®n que provoca lo que en principio pretende denunciar y evitar. Como se?alaba V¨ªctor Lapuente, ¡°la peor estrategia progresista es llamar racistas a los pol¨ªticos que despiertan sentimientos xen¨®fobos. O a sus votantes. Pues reaccionan defensivamente, enroc¨¢ndose en sus prejuicios¡±. Por otro lado, por mentirosas en uno casos, incendiarias en otros o retr¨®gradas que resulten algunas de las afirmaciones de Casado, y a pesar de que su postura supone un giro a la derecha, no se puede eliminar la gradaci¨®n: no es Salvini, que quiere expulsar a los gitanos de Italia, ni es la extrema derecha europea, que basa su ideolog¨ªa en un nacionalismo supremacista, ni Trump, cuya pol¨ªtica migratoria ha sido duramente criticada por sectores republicanos. Conviene ajustar el lenguaje a la realidad y no dejarse llevar por la hip¨¦rbole: si todo es fascismo, al final nada lo ser¨¢. Tambi¨¦n el escritor Ignacio Peyr¨® ha se?alado que ¡°es una irresponsabilidad y una intoxicaci¨®n de nuestra vida p¨²blica, por conveniencia electoralista o ventajismo moral, lanzar acusaciones de extrema derecha¡±.
Puede que Pablo Casado y el Partido Popular decidan seguir por la senda del populismo de derechas. En la convenci¨®n que se celebrar¨¢ en oto?o definir¨¢n su posicionamiento. Las recientes declaraciones de Andrea Levy sobre el aborto pueden interpretarse como una pista sobre por d¨®nde ir¨¢n algunas de las l¨ªneas principales. Coquetear con planteamientos propios de la extrema derecha europea no parece lo m¨¢s eficaz en t¨¦rminos de voto y es absolutamente irresponsable en t¨¦rminos de lo que puede despertar en la sociedad. Si a pesar de todo contin¨²an por ah¨ª, la distancia es larga a¨²n, pero no cuesta demasiado recorrerla una vez activados los mecanismos, y sobre todo, no resulta f¨¢cil de parar. De momento, lo que s¨ª podemos comprobar es si la prensa, los expertos, los partidos y los ciudadanos hemos aprendido algo sobre c¨®mo tratar de desmontar las mentiras y c¨®mo hablar a los adversarios pol¨ªticos a partir de la victoria de Trump o el Brexit, no desde el desprecio y apelando a las diferencias como grupos, sino a lo que nos une. Es una tarea dif¨ªcil, pero necesaria.
Aloma Rodr¨ªguez es escritora y miembro de la redacci¨®n de Letras Libres.
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