Kenia y su lucha contra las bolsas de pl¨¢stico
Un a?o sin bolsas de pl¨¢stico, prohibidas por ley y con dur¨ªsimas multas por usarlas, lleva el pa¨ªs. Pero a¨²n quedan muchos combates para acabar esta guerra que se mantiene viva en todo el continente
Kenia cumpli¨® el pasado 28 de agosto un a?o sin bolsas de pl¨¢stico, prohibidas por ley. Pero este aniversario se presenta con la duda de si el Gobierno ha podido acabar completamente con ellas en un pa¨ªs en el que no siempre es capaz de hacer cumplir las normas. El citado 28 de agosto de 2017, en plena crisis postelectoral, Kenia se uni¨® a otros pa¨ªses africanos como la pionera Ruanda o Marruecos. Aunque el Ejecutivo hab¨ªa sucumbido al cabildeo de los fabricantes e importadores de pl¨¢sticos cuando trat¨® de aplicar medidas similares en 2005, 2007 y 2011, a la cuarta fue la vencida.
Para garantizar su cumplimiento, las autoridades plantearon multas de entre 16.260 y 32.520 euros y penas de entre 1 y 2 a?os de prisi¨®n a quienes fabriquen, importen, vendan o incluso usen bolsas de pl¨¢stico. Sin embargo, el cumplimiento de la ley no ha sido del todo efectivo: una investigaci¨®n de la cadena de televisi¨®n Citizen (ver v¨ªdeo) demostr¨® que todav¨ªa se siguen importando bolsas de pl¨¢stico de contrabando desde la vecina Uganda, que, curiosamente, es otro de los pa¨ªses que trata de prohibir estos materiales. En zonas como la capital, Nairobi, el cambio es visible: calles y zanjas menos sucias y ni rastro de bolsas de pl¨¢stico en supermercados.
La directora ejecutiva para ?frica de la ONG Greenpeace, Njeri Kabeberi, asegur¨® a Efe que "la situaci¨®n medioambiental ha mejorado" desde que se implant¨® la normativa, ya que ahora "ya no vemos bolsas de pl¨¢stico colgadas en la vegetaci¨®n ni volando en los d¨ªas de viento. Las calles est¨¢n m¨¢s limpias". Tambi¨¦n se registraron avances para la salud de los animales: por ejemplo, era frecuente ver a las vacas de Nairobi pastando en zonas llenas de bolsas usadas. Seg¨²n ONU Medioambiente, entre el 10 y el 15 % de los animales sacrificados para el consumo ten¨ªan restos de pl¨¢stico en sus est¨®magos.
"La prohibici¨®n ha ayudado a reducir la cantidad de pl¨¢sticos en el entorno y ha reducido el n¨²mero de animales que ingieren pl¨¢sticos", celebra Kabeberi. "Las nuevas bolsas ecol¨®gicas son algo m¨¢s caras pero hemos aprendido a reutilizarlas, algo que no hab¨ªamos hecho nunca porque los supermercados y los vendedores nos daban las bolsas gratis", explic¨® Selina Wangari, una clienta de un mercado de Nairobi, al semanario The East African.
La Asociaci¨®n de Productores de Kenia (KAM) protest¨® activamente contra la aplicaci¨®n de la norma, ya que consideraba que ser¨ªa perjudicial para la econom¨ªa. Seg¨²n los datos aportados entonces por la Asociaci¨®n, exist¨ªan 176 empresas que fabricaban pl¨¢stico en Kenia, dando empleo directo al 2,89 % de los trabajadores del pa¨ªs e indirecto a m¨¢s de 60.000.
Se estima que se perdieron cientos de trabajos cuando entr¨® en vigor la normativa, pero en su lugar se crearon otros tantos, ya que se abrieron nuevas f¨¢bricas para producir bolsas con materiales permitidos.
Y es que el negocio es lucrativo: solo en el primer mes de vida de la ley, cuando a¨²n las nuevas f¨¢bricas kenianas no estaban preparadas, se importaron desde Ruanda -que prohibi¨® las bolsas de pl¨¢stico en 2008- unas 78 toneladas de bolsas biodegradables por valor de 250.000 d¨®lares (unos 218.000 euros). Algunos de los materiales con los que se manufacturan las nuevas bolsas kenianas son el yute, el papel o el sisal.
De todos modos, el cambio a lo ecol¨®gico no est¨¢ exento de dificultades: precisamente la fibra de sisal, una planta cultivada en regiones semi¨¢ridas de la que Kenia es tercer productor global, goza de una alta demanda a nivel mundial, lo que ha provocado un aumento de los precios y, por tanto, una preferencia hacia la exportaci¨®n por parte de los productores kenianos. En el mercado internacional, se pueden llegar a pagar unos 1.785 d¨®lares (1.560 euros) por tonelada, mientras que en Kenia se queda en algo menos de 1.000 d¨®lares (866 euros).
?La consecuencia? El material escasea en el mercado interno y el Gobierno se ha visto obligado a tomar medidas para tratar de aumentar la cosecha desde las actuales 25.000 toneladas anuales hasta 30.000.
Otros pa¨ªses como Burundi adoptar¨¢n medidas similares en los pr¨®ximos meses, e incluso en algunas zonas de Somalia controladas por la organizaci¨®n yihadista Al Shabab ya proh¨ªben utilizar pl¨¢sticos de un solo uso. Sin embargo, la lucha no acaba aqu¨ª. La pr¨®xima amenaza para el medioambiente, seg¨²n la directora de Greenpeace en ?frica, ser¨¢n las botellas de pl¨¢stico: "Necesitamos que los consumidores, acostumbrados a una cultura de usar y tirar, cambien su conducta".
De hecho, todav¨ªa es pronto para cantar victoria en la guerra contra las bolsas, ya que todav¨ªa quedan muchos residuos en el entorno: "El ¨¦xito depende de un plan de gesti¨®n de residuos adecuado. Tambi¨¦n necesitamos concienciar para reducir el uso de pl¨¢stico y reutilizarlo", advierte Kabeberi.
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