La bancarrota ¨¦tica
Los colombianos han manifestado su rechazo a la corrupci¨®n en una consulta reciente
Colombia, como Am¨¦rica Latina, vive una emergencia ¨¦tica por cuenta de la corrupci¨®n. Sin ¨¦tica peligra la democracia. As¨ª lo entendi¨® la rectora de un prestigioso colegio de Barranquilla, quien imparti¨® una lecci¨®n al pa¨ªs cuando decidi¨® graduar sin ceremonia, en junio, a 61 estudiantes por el fraude cometido por unos pocos de ellos, durante un simulacro de las pruebas de Estado para bachilleres. La justicia la apoy¨® en su decisi¨®n, al negar una acci¨®n de amparo constitucional que interpusieron en su contra algunos padres de familia. No deber¨ªa haber duda de que quien hace trampa no merece ning¨²n reconocimiento, sino una fuerte sanci¨®n social.
En momentos en que crece en la regi¨®n latinoamericana la percepci¨®n de que la corrupci¨®n no tiene cura, resulta inspirador el valor civil de esa rectora, porque si cada ciudadano, desde su ¨¢mbito de acci¨®n, diera batallas decisivas contra ese flagelo, las cosas cambiar¨ªan y estar¨ªamos en la ruta de ganar la guerra contra la impunidad, no solo legal sino social. Este episodio deber¨ªa suscitar una profunda reflexi¨®n sobre la ¨¦tica, la democracia y el valor ciudadano.
La ¨¦tica p¨²blica es la llave de la transformaci¨®n de la sociedad y la construcci¨®n de la convivencia
La corrupci¨®n mantiene a los latinoamericanos sumidos en la desesperanza. No se trata de un fen¨®meno nuevo, sino de uno que logra transformarse, mimetizarse y reinventarse, incubado en el alma de los que no tienen escr¨²pulos, para burlar la ley y las talanqueras ¨¦ticas que la justicia, los medios de comunicaci¨®n y la sociedad levantan. Sin embargo, no todo est¨¢ perdido: millones de colombianos gritaron su voto contra la corrupci¨®n y repudiaron la cultura facilista mafiosa, que ech¨® ra¨ªces y es necesario extirpar. As¨ª se expresaron en las urnas, el domingo 26 de agosto, m¨¢s de 11,6 millones de votantes que le dijeron no a la corrupci¨®n, sentando las bases de un frente ciudadano que manda un fuerte mensaje a la clase pol¨ªtica para que legisle y precipite una primavera de la ¨¦tica en Colombia.
De tiempo atr¨¢s he insistido en que la crisis ¨¦tica reclama un gran pacto social contra la corrupci¨®n, una agenda precisa y una ruta de acci¨®n que d¨¦ resultados. La comunidad internacional es fundamental en ese proceso. La corrupci¨®n es crimen organizado internacional y deber¨ªa ser compromiso inescapable de la pol¨ªtica internacional de los Estados en Iberoam¨¦rica. Y no ha sido as¨ª.
La corrupci¨®n es un monstruo de mil cabezas que sobrevive, crece y se reproduce. Superar la creciente percepci¨®n de tolerancia social e invulnerabilidad de ese delito exige acciones inmediatas y eficaces. Pero, sobre todo, unidad, voluntad pol¨ªtica regional y fuerte participaci¨®n ciudadana. La consulta del ¨²ltimo domingo de agosto en Colombia es un paso gigante en la direcci¨®n correcta. Aunque no se alcanz¨® el umbral, el mensaje pol¨ªtico no puede ser ignorado por nadie.
Vivimos tiempos de incertidumbre y polarizaci¨®n. Es inaudito que un tema que deber¨ªa unir a nuestros pa¨ªses los divida. Y que del caos se pueda demostrar que la ley nacional protege a los propios bandidos y no a los funcionarios honestos. Porque la infausta tesis de que cada pa¨ªs juzgue a sus propios corruptos impide que se reconozca la verdad sobre los peces gordos de la corrupci¨®n. Es prioritario restablecer la confianza en la justicia y en la institucionalidad, derrotando a las multinacionales de la corrupci¨®n que, luego de burlar a los Estados, los demandan por cifras multimillonarias, ofendidos por el coraje de los ¨®rganos de fiscalizaci¨®n que frenamos sus trapisondas, luego de sancionarlos por saquear el erario.
Los ¨®rganos de lucha contra la corrupci¨®n, como la Procuradur¨ªa General de la Naci¨®n en Colombia, tienen una enorme responsabilidad en la recuperaci¨®n de la confianza en la justicia. Durante los ¨²ltimos a?os hemos demostrado que se puede trabajar de manera coordinada con la ciudadan¨ªa, con objetivos comunes, en salvaguarda de los intereses vitales de la naci¨®n. Falta mucho por andar para sacudirnos del estigma de ser una de las regiones m¨¢s laxas frente a la corrupci¨®n.
Es la ¨¦tica p¨²blica la llave de la transformaci¨®n de la sociedad y la construcci¨®n de la convivencia. Las nuevas generaciones deben bajar la ¨¦tica de la nube digital y volverla realidad en su vida diaria. En Barranquilla se demostr¨® que la ¨¦tica cambia vidas y que sin ¨¦tica no habr¨¢ futuro. El domingo 26 se despert¨® el poder ciudadano para decirle a los corruptos que nunca m¨¢s habr¨¢ tolerancia con la impunidad. La regi¨®n latinoamericana debe sintonizarse con ese grito ciudadano contra la corrupci¨®n que se ha lanzado desde Colombia.
Fernando Carrillo Fl¨®rez es procurador general de Colombia.
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