Sin m¨¢scaras
La Diada es una demostraci¨®n de que el sistema democr¨¢tico espa?ol funciona
Los partidos y asociaciones que defienden la secesi¨®n de Catalu?a no celebraron ayer la Diada de los ciudadanos catalanes, sino exclusivamente la de los independentistas. La manifestaci¨®n convocada en Barcelona fue una prueba adicional de la ileg¨ªtima apropiaci¨®n de una conmemoraci¨®n que el sistema democr¨¢tico espa?ol ampar¨® de inmediato, nada m¨¢s poner fin a la dictadura que la ignor¨® y la reprimi¨® durante cuatro d¨¦cadas. Para los organizadores de la Diada, no parece existir diferencia entre aquella situaci¨®n y la de hoy, en la que los ciudadanos de Catalu?a que salieron ayer a las calles de Barcelona dispusieron de sus derechos de expresi¨®n, manifestaci¨®n y reuni¨®n para protestar de que no gozan de ellos, seg¨²n rezaba parad¨®jicamente el lema bajo el que fueron convocados. Si estos ciudadanos entienden que la marcha fue un ¨¦xito para el independentismo, por las mismas razones quienes se oponen a la secesi¨®n de Catalu?a pueden considerar que lo fue sobre todo para el sistema democr¨¢tico espa?ol, en la medida en que un acto como el de ayer fue realizado al amparo de sus libertades.
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El ejercicio que hicieron de ellas los manifestantes demuestra adem¨¢s que los dirigentes independentistas sometidos a un proceso judicial no est¨¢n en prisi¨®n o reclamados por la justicia por haber reclamado la secesi¨®n de Catalu?a, puesto que eso es lo que se hizo en las calles de Barcelona; si se encuentran privados de libertad y a la espera de juicio es por haber querido impon¨¦rsela por v¨ªas de hecho a la mayor¨ªa de catalanes que la rechaza, priv¨¢ndolos de su libertad y de sus derechos mediante la derogaci¨®n de la Constituci¨®n y del Estatut con una simple mayor¨ªa parlamentaria, convoc¨¢ndolos despu¨¦s a un refer¨¦ndum ilegal y, en fin, tratando de extraer de unos resultados que solo les constan a ellos consecuencias pol¨ªticas irreversibles para todos. Por lo dem¨¢s, existen razones m¨¢s que fundadas para lamentar que la crisis catalana llegara a los tribunales, donde lo que rige en democracia no es la pol¨ªtica sino la ley. Pero es preciso recordar que, aunque por razones distintas, tanto contribuyeron a ello el Gobierno que durante seis a?os se abstuvo de adoptar cualquier iniciativa pol¨ªtica que disuadiera a los independentistas de cometer este atropello, como los independentistas que, enardeci¨¦ndose con su propia propaganda, no dudaron en cometerlo.
El n¨²mero de los asistentes a la manifestaci¨®n de la Diada es una cuesti¨®n determinante para los independentistas y menor para quienes rechazan la secesi¨®n: en ning¨²n caso la legitimidad democr¨¢tica se obtiene de las calles, como tampoco de ninguna eventual asamblea establecida ad hoc interpretando que el voto que los ciudadanos emiten en un marco institucional sirve para cualquier otro marco que decidan arbitrariamente los electos. Esta Diada ha demostrado, sin embargo, que al independentismo que perdi¨® el ¨®rdago de convocar unas elecciones plebiscitarias le puede estar costando mantener las magnitudes de las exhibiciones de masas.
Lo ¨²nico que demuestran las manifestaciones organizadas desde un Gobierno y desde asociaciones que se conciertan con ¨¦l es la necesidad de ejercer la autoridad con responsabilidad, que es lo que la Generalitat dirigida por Quim Torra parece rehuir una ocasi¨®n tras otra. Hasta ahora los independentistas se hab¨ªan apropiado de la celebraci¨®n de la fiesta nacional de Catalu?a sin verbalizarlo. Esta vez lo han hecho por boca del president, y se han desenmascarado.
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