Necesitan un m¨¢ster en ¡®Notodosomosiguales¡¯
La dimisi¨®n de Carmen Mont¨®n no es una conquista de la ¨¦tica pol¨ªtica sino del periodismo
Hay algo que el presidente y el Partido Socialista parece que no han llegado a asimilar, ni siquiera al final: esto no iba de Mont¨®n, sino que iba de 'no-somos-iguales'. Ese era el verdadero quid.
La ministra de Sanidad compareci¨® desde el primer momento apelando a ese mantra:
Con eso parec¨ªa confiar en el bloqueo cognitivo caracter¨ªstico del partidismo que, en la confrontaci¨®n ellos/nosotros, tiende a ver cualquier acusaci¨®n como un ataque trincherista espurio de los rivales. Es el viejo recurso ante esc¨¢ndalos de corrupci¨®n.
El presidente del Partido Popular, bajo sospecha por un caso similar, vio aqu¨ª una oportunidad. A pesar de que algunos de los suyos se solazaban en las primeras horas del esc¨¢ndalo con la idea de "ya veis, todos somos iguales", como si esto blanquease los estigmas de su partido, Casado entendi¨® r¨¢pido que Mont¨®n era un cortafuegos para ¨¦l. Y sali¨® en defensa de la ministra: "no voy a hacer lo que hicieron conmigo; espero sus explicaciones". Su objetivo ¨Chaciendo de la necesidad, virtud¨C era patente: exhibir talante democr¨¢tico frente a los socialistas:
¨C?No todos somos iguales!
Para Casado, la dimisi¨®n de Mont¨®n ten¨ªa menos valor que utilidad como parapeto para protegerse ¨¦l.
Todo el proceso ha sido de manual. La ministra, como era notorio desde el lunes, estaba arrinconada por sus mentiras. El d¨¦bil muro de contenci¨®n de las coartadas sentimentales, como el embarazo o el imaginario de la joven muchacha en formaci¨®n, era in¨²til. Y el tacticismo del PP resultaba muy obvio. De ah¨ª el error de prolongar, cada minuto, el esc¨¢ndalo. As¨ª se daba margen a la percepci¨®n de que 's¨ª, todos son iguales'.
El presidente ha tenido la oportunidad durante estos dos d¨ªas, si no de dejarla caer, como m¨ªnimo de marcar distancias y reclamar a Mont¨®n una exposici¨®n transparente facilitando toda la documentaci¨®n a la ciudadan¨ªa. Tras la entrevista con Pepa Bueno, la credibilidad de la ministra estaba muy averiada. Ese era ya el momento de actuar con rigor para mostrar que las cosas son diferentes con este Gobierno, y as¨ª dar sentido a la moci¨®n de censura contra Rajoy a pesar de la debilidad de sus 84 esca?os. Sin embargo, la defensa que el presidente hizo de la ministra en el Senado, augur¨¢ndole un buen futuro poco antes de dimitir, ha devaluado la dimisi¨®n. Un mal paso. En definitiva, qued¨® patente que la ca¨ªda de Mont¨®n no se debi¨® al rigor de Moncloa sino a la noticia del plagio en La Sexta, que derrib¨® su resistencia como las cremas a Cifuentes.
El Gobierno puede sacar pecho de no ser el PP, es verdad, pero han fallado: esta dimisi¨®n no es una conquista de la ¨¦tica pol¨ªtica sino del periodismo. El Gobierno y el partido ¨Cl¨¦ase ?balos y Lastra¨C estaban por salvar a Mont¨®n. De modo que S¨¢nchez deber¨ªa aprender la lecci¨®n. Zapatero lleg¨® al poder sobre la idea de "un Gobierno que no nos mienta", y la luna de miel se rompi¨® cuando la gente intuy¨® que se les hab¨ªa enga?ado sobre la crisis. ?l ha llegado con el mensaje de la regeneraci¨®n, y esta vez ha dudado. Por tanto esta vez, en este examen, su nota es de suspenso en la asignatura troncal de Notodosomosiguales.
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