Los ¡®lobbies¡¯ tambi¨¦n juegan
Las plataformas tecnol¨®gicas pierden la batalla contra la nueva regulaci¨®n del 'copyright' en Europa
Despu¨¦s del frustrado ensayo de julio, al segundo intento ha ido la vencida. El pleno del Parlamento Europeo dio ayer un paso adelante hacia una nueva directiva sobre derechos de autor, una iniciativa que ha puesto a prueba la capacidad de actuaci¨®n de los lobbies. Defensores y detractores de la reforma del copyright en Internet se han empleado a fondo. Los grupos de presi¨®n han dedicado mucho tiempo e ingentes recursos para influir en los europarlamentarios.
Est¨¢n en su papel. Aunque en Espa?a que un pol¨ªtico se re¨²na de inc¨®gnito con un grupo de presi¨®n sigue siendo reprobable, en Bruselas los lobbies son una figura integrada en el funcionamiento de las instituciones. Los grandes sectores econ¨®micos (tabaquero, energ¨¦tico, farmac¨¦utico, de alimentaci¨®n...) destinan trabajosos esfuerzos y colosales sumas de dinero para intentar inspirar a los legisladores.
Los gigantes tecnol¨®gicos juegan en la divisi¨®n de ¨¦lite de los lobbies. Cumpliendo su papel, han orquestado una apocal¨ªptica campa?a de desinformaci¨®n sobre el futuro de Internet y han sacado toda la artiller¨ªa para llevar al fracaso la reforma sobre los derechos de autor en Internet. Pero las grandes plataformas tecnol¨®gicas parecen haber perdido esta batalla. La UE est¨¢ decidida a modernizar las normas y a que los creadores reciban un justo pago por sus obras. Frente a quienes argumentan que lo que circula por Internet es de todos se ha impuesto la tesis de aquellos que plantean que lo que hay el Internet tiene un due?o y que utilizar contenidos sin pagar es lo m¨¢s parecido a un robo.
Cuando finalmente se apruebe la nueva directiva, los editores de prensa podr¨¢n reclamar una remuneraci¨®n a los agregadores de noticias, de la misma manera que quienes van a un quiosco no tienen m¨¢s remedio que rascarse el bolsillo si quieren leer un peri¨®dico. Adem¨¢s, los portales digitales dedicados a almacenar y difundir contenidos ser¨¢n responsables de las piezas que suban los usuarios, de modo que tendr¨¢n que incorporar filtros preventivos para evitar alojar obras sin autorizaci¨®n.
El debate de esta reforma ha puesto al descubierto dos visiones antag¨®nicas de la Red: la de los que enarbolan la bandera de un Internet libre y sin regulaciones, y la de quienes consideran que cualquier reglamentaci¨®n conduce a la censura. Ni lo uno ni lo otro.
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