S¨¢nchez de Arabia y la pol¨ªtica real
La rectificaci¨®n a Margarita Robles expone el cortocircuito de Moncloa y el gabinete ministerial
Enternec¨ªa la ingenuidad con que el Gobierno socialista emprend¨ªa la defensa del pueblo yemen¨ª a expensas de restregarle al r¨¦gimen saud¨ª el contrato de las 400 bombas endemoniadas. Lleg¨® Margarita Robles a jactarse del desplante geopol¨ªtico en la doctrina de la paz y el amor, pero Moncloa ha terminando desautoriz¨¢ndola, no ya para prevenirse de las movilizaciones de los astilleros de Navantia sino para resignarse a las verg¨¹enzas de la realpolitik.Tendr¨¢n sus bombas los tiranos medievales. Podr¨¢n exterminar a la insurgencia civil. Y regresar¨¢ la normalidad a la relaci¨®n perversa que el Estado ha cultivado desde hace d¨¦cadas blanqueando al pa¨ªs m¨¢s implicado en la propagaci¨®n del yihadismo.
La espant¨¢ es ilustrativa de la desorientaci¨®n del Gobierno, de la asiduidad con que incurre en la pol¨ªtica de rectificaciones y de los problemas de comunicaci¨®n. Hacia fuera, en primer lugar, porque el Ejecutivo corrige las versiones con ins¨®lito amateurismo. Y hacia dentro, pues el caso de las bombas saud¨ªes resalta el cortocircuito de Moncloa con los ministerios.
La disonancia adquiri¨® un aspecto inequ¨ªvoco en la gesti¨®n del m¨¢ster de Carmen Mont¨®n: la ministra dimit¨ªa unas horas despu¨¦s de haber sido confirmada y elogiada por su presidente. Es tentador atribuir al sacrificio el m¨¦rito de una reacci¨®n ejemplar y relamerse en la problem¨¢tica mim¨¦tica que se le origina a Casado, pero el cumplimiento de las obligaciones no representa un motivo de orgullo ¡ªla dimisi¨®n de Mont¨®n era perentoria¡ª ni las secuelas en G¨¦nova encubren la fragilidad del Gobierno all¨ª donde parec¨ªa m¨¢s rocoso: la comunicaci¨®n y el equipo ministerial.
La una y el otro constitu¨ªan la alternativa a la precariedad parlamentaria. No alcanzaban ni alcanzan 84 diputados para consentirse una legislatura optimista, pero S¨¢nchez aspiraba a remediar la aritm¨¦tica con la pedagog¨ªa, la reputaci¨®n de sus mosqueteros y los golpes de escena medi¨¢ticos. Ha tenido que evacuar a su gabinete dos ministros en 101 d¨ªas. Y se ha visto corregido por la realidad cuando quiso emprender sus iniciativas megal¨®manas.
El desaf¨ªo a Arabia Saud¨ª pertenece a la categor¨ªa. Una bravuconada, un amago, una improvisaci¨®n buenista cuyas pretensiones se han disuelto entre las coacciones de otros ministerios ¡ªIndustria, Exteriores¡ª, las feroces represalias de la satrap¨ªa ¡ªel contrato del AVE a La Meca¡ª y el riesgo que implicaba una revuelta en los astilleros, m¨¢s todav¨ªa cuando han presionado para evitarla sus socios de Gobierno ¡ªKichi es el alcalde de C¨¢diz¡ª y la presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa en el umbral de unas elecciones anticipadas.
N¨®tese la paradoja. El Gobierno renegaba de venderle bombas a Arabia Saud¨ª, pero no renunciaba a fabricarle las corbetas, como si las corbetas ¡ªbuques militares¡ª fueran naves de recreo para buscar el cad¨¢ver de Bin Laden.
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