Influencers

Es una l¨¢stima que nadie pueda relajarse y disfrutar en el carro que le lleva al pat¨ªbulo, como ya se?al¨® John Donne. Seguro que entre la gente que uno se encuentra en ese trayecto hay tipos realmente curiosos. En los peores a?os del terrorismo, ven¨ªan por Euskadi a dar consejos o tomar partido personajes pintorescos que ayudaban poco pero entreten¨ªan bastante, si hubi¨¦ramos estado de humor. Lo mismo, aumentado, ocurre ahora en Catalu?a. Surgen influencers cuyo talento est¨¢ a la altura de la causa que abrazan (incluso por debajo, a veces). Por ejemplo, la se?ora Jamila Raquib, directora del instituto Albert Einstein de Boston (patrocinado por Soros), que ha propuesto a la alcaldesa de Berga, Montse Ventur¨®s, de la CUP, para el premio a la desobediencia concedido por el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) y dotado con 250.000 d¨®lares. La se?ora Raquib pas¨® por Berga para presentar su libro sobre Gandhi y lleg¨® a la conclusi¨®n de que la alcaldesa, imputada por no querer quitar la bandera esteladadel Ayuntamiento durante los comicios auton¨®micos como pidi¨® la Junta Electoral, era un avatar apropiado del l¨ªder hind¨², pero en videojuego levantino. El 30 de noviembre sabremos si le dan el premio o no, mientras por si acaso seguir¨¢ desobedeciendo...

Del MIT proviene tambi¨¦n Noam Chomsky, que grab¨® un v¨ªdeo del ?mnium Cultural en compa?¨ªa de otros influencers tan distinguidos como Angela Davis, Piqu¨¦ y Mart¨ªn Caparr¨®s, preocupados porque en Espa?a no se respeta la libertad de expresi¨®n y asociaci¨®n pol¨ªtica. ¡°?Justicia y libertad!¡±, piden, con un tr¨¦molo cursi y los ojitos cerrados. Recuerdo lo que el rector Hiawatha dec¨ªa de Chomsky en nuestros tiempos hippies: ¡°Tiene cuarenta a?os, aparenta veinte y se porta como si tuviera doce¡±. No fue Trump quien invent¨® la posverdad...