Los argentinos y el d¨®lar
Cuando mis abuelos sirios, venecianos y gallegos llegaron a Argentina a finales del siglo XIX, la ¨²nica bolsa de la que ten¨ªan conocimiento era la de los mandados; el mercado era la plaza dominical donde los que produc¨ªan vend¨ªan directamente el producto de su trabajo; las letras de cambio y de pago, t¨¦rminos desconocidos. Ellos no sab¨ªan lo que eran los d¨®lares, ni los intermediarios financieros, ni que exist¨ªa gente que se hac¨ªa millonaria comprando y vendiendo papelitos. Para mis abuelos, la ¨²nica reserva de valor era su palabra y su correlato f¨ªsico: el trabajo productivo, constante y sonante. En estos d¨ªas es triste ver c¨®mo millones de argentinos sufren al calor de la cotizaci¨®n del d¨®lar, se levantan y acuestan con un incesante bombardeo de noticias econ¨®micas, y viven al ritmo de la gran especulaci¨®n financiera que tiene a este pa¨ªs en vilo, cual marionetas de una tragedia de la que somos v¨ªctimas y victimarios.
Ezequiel Mart¨ªn Barakat Aresi
Buenos Aires (Argentina)
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