Trump contra Oslo
El presidente de EEUU no ha cejado de enviar se?ales que, lejos de buscar la conciliaci¨®n, tienden a enconar las diferencias entre israel¨ªes y palestinos
La historia del complicado conflicto entre israel¨ªes y palestinos se encuentra plagada de desafortunadas decisiones adoptadas por terceros y que en nada ayudan a la resoluci¨®n de un problema pol¨ªtico, social y estrat¨¦gico que tiene repercusi¨®n mundial. Las decisiones adoptadas por Donald Trump son buen ejemplo de ello. La ¨²ltima, el inmediato cierre de la oficina de representaci¨®n de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) en Washington, es un gesto agresivo innecesario. La oficina hace las veces de Embajada palestina, pa¨ªs admitido en 2012 como Estado observador de la ONU. Es, por tanto, la representaci¨®n pol¨ªtica leg¨ªtima de los palestinos ante una naci¨®n que, con otros presidentes, ha protagonizado importantes esfuerzos para acabar el conflicto.
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Ayer precisamente se cumplieron 25 a?os de la firma en los jardines de la Casa Blanca de los Acuerdos de Oslo, el ¨²ltimo gran pacto alcanzado entre ambas partes para establecer la paz. A la historia ha pasado la imagen del apret¨®n de manos entre Isaac Rabin y Yaser Arafat. Ambos aparecen abrazados, precisamente, por un presidente de Estados Unidos: Bill Clinton.
Sin embargo, Trump no ha cejado de enviar se?ales que, lejos de buscar la conciliaci¨®n, tienden a enconar las diferencias. La retirada de fondos a las agencias internacionales de ayuda a los refugiados palestinos es un ataque directo a la ya baja calidad de vida de estos. El traslado de la Embajada de EE?UU a Jerusal¨¦n ha roto el consenso internacional en cuanto a la necesidad de un acuerdo entre israel¨ªes y palestinos sobre el estatuto final de la ciudad, cuya parte oriental permanece ocupada por Israel desde 1967. Ahora, el cierre de la oficina palestina dinamita en lo formal un mecanismo de interlocuci¨®n. Va incluso m¨¢s all¨¢ de lo que hace el propio Gobierno israel¨ª, quien tiene a la Autoridad Palestina y a sus funcionarios como interlocutores reconocidos en numerosos temas de gesti¨®n diaria.
En el mejor de los casos, Trump no comprende la trascendencia negativa que sus decisiones tienen en la vida de millones de personas. En el peor, no le importa. Gobiernos, instituciones y organizaciones internacionales saben que apoyar un di¨¢logo es la ¨²nica v¨ªa para solucionar el conflicto y no fomentar el enfrentamiento y la tensi¨®n. Esto es aplicable para todos, incluyendo a quienes consideran que apoyar a la causa palestina pasa por acciones contra ciudadanos israel¨ªes independientemente de sus ideas o condici¨®n. Los movimientos que animan a boicotear a productos, artistas e intelectuales israel¨ªes culpabiliz¨¢ndolos de las acciones de su Gobierno no solo son injustos por discriminatorios, sino que ¨²nicamente sirven para hacer desaparecer espacios de di¨¢logo m¨¢s necesarios que nunca.
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