El ba?o de masas de Salvini
La extrema derecha europea lleva a?os buscando un relato y est¨¢ consiguiendo armarlo alrededor de la xenofobia, el populismo y el antieurope¨ªsmo
Hace dos semanas, Matteo Salvini fue aclamado en la ciudad italiana de Viterbo como una estrella del rock. Con la camisa blanca empapada de sudor, el ministro italiano de Interior recorri¨® las calles mientras centenares de mujeres, hombres y ni?os se desga?itaban coreando su nombre. El fervor de la masa era una bofetada a las democracias liberales europeas. Salvini ha pedido hacer un registro de todos los gitanos para expulsar a los que no hayan nacido en Italia; denigra a diario a los inmigrantes y chantajea a la Uni¨®n Europea. La imagen de ¨¦xito pol¨ªtico de su paseo triunfal por la villa centroitaliana est¨¢ respaldada por las encuestas: a su partido ultra, la Liga, se le atribuye hoy m¨¢s de un 30% de intenci¨®n de voto. ¡°La piel de gallina. Gracias, Viterbo, estos son los sondeos que prefiero¡±, escribi¨® en Twitter el pol¨ªtico.
La extrema derecha europea lleva a?os buscando un relato y est¨¢ consiguiendo armarlo alrededor de la xenofobia, el populismo y el antieurope¨ªsmo. Son partidos diversos, con posiciones que van desde el ultranacionalismo al neonazismo. Gobiernan en Italia, Hungr¨ªa y Polonia, y condicionan la agenda pol¨ªtica de una docena de pa¨ªses de la Uni¨®n. De momento no existe una internacional ultraderechista, aunque llevan tiempo escenificando su buena sinton¨ªa. Salvini comparti¨® durante a?os m¨ªtines con Marine Le Pen. Este verano se uni¨® al Grupo de Visegrado, integrado por Hungr¨ªa, Polonia, Rep¨²blica Checa y Eslovaquia.
Y con este tel¨®n de fondo irrumpe en la escena europea Steve Bannon, el exasesor de Donald Trump que hoy no tiene quien le quiera en la Casa Blanca. Un personaje controvertido, obsesionado con ¡°fomentar una revoluci¨®n contra la ¨¦lite¡±. Ha creado en Bruselas la fundaci¨®n The Movement para recaudar fondos y encarrilar la propaganda de cara a las elecciones al Parlamento Europeo de 2019. El objetivo: ganar la mayor representaci¨®n posible dentro de las instituciones para erosionarlas.
La influencia de Bannon tendr¨¢ un recorrido limitado, dicen quienes siguen sus pasos. Pero no hay que subestimarlo, ni tampoco a una ultraderecha que sabe hablarle a distintos segmentos de la poblaci¨®n. Unos partidos canalizan la rabia de los desheredados, pero otros seducen al tradicionalismo. En Holanda, el l¨ªder del Foro para la Democracia, Thierry Baudet, toca el piano y habla lat¨ªn. En Francia, la sobrina de Le Pen, Marion Mar¨¦chal, acaba de inaugurar su propia escuela de ciencias econ¨®micas y sociales para ¡°formar a futuros cuadros del sector p¨²blico y privado¡±, con profesores que han militado en formaciones neofascistas.
El Parlamento Europeo ha mostrado los dientes esta semana al votar contra Viktor Orb¨¢n. Con unos rotundos 448 votos a favor, 197 en contra y 48 abstenciones (entre ellas, las del grueso del PP espa?ol) la Euroc¨¢mara ha dado un primer paso para activar el proceso sancionador a Budapest por amenazar el Estado de derecho. Es la primera refriega de una batalla que culminar¨¢ el pr¨®ximo mayo en las urnas.
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