Desnudarse es un arte
Dos 'performers' barceloneses han emulado al 'Ad¨¢n' y 'Eva' de Durero en el Museo del Prado para reivindicar la destrucci¨®n de "unos constructos sociales rid¨ªculos"
El arte ha permitido recrear la desnudez vetada en la vida real, proscrita para los humanos de carne y hueso, y ha sido capaz de despertar el deseo y sentimientos sublimes en espectadores atenazados en su intimidad. Como la mejor literatura, los cuadros grandiosos te arrastran a mundos ideales, fantasiosos, pero materializados ante tus ojos como puertas abiertas a la escapatoria. Y si adem¨¢s versan sobre el cuerpo admirable, pleno, comunicativo; si captan momentos de perfecci¨®n instant¨¢nea que deber¨ªan ser eternos; entonces pueden alojarse en nuestro imaginario como una aspiraci¨®n m¨¢s intensa que la ley, los mandamientos o los valores sellados en nuestra memoria. Goya desnud¨® a Pepita Tud¨®, la amante de Godoy, para regalarnos una maja que parece invitarnos a todos a su habitaci¨®n con tanto rubor como naturalidad. No hay procacidad en su mirada, sino solo un deseo de recibirnos con una calma que a¨²n nos hace palidecer. Vel¨¢zquez nos hab¨ªa dado ya su Venus del espejo. Y Durero, su Ad¨¢n y Eva.Los cl¨¢sicos hab¨ªan sido m¨¢s libres, exhibieron la belleza de los cuerpos y nos transmitieron c¨¢nones tan fastuosos como acogedores. La belleza es tuya, nos dec¨ªan. Est¨¢ al alcance de tu mano.
Dos performers barceloneses, Adri¨¢n Pino y Jet Br¨¹hl, han sido noticia esta semana al desnudarse ante el Ad¨¢n y Eva de Durero en el Museo del Prado y divulgar sus cuerpos como una reivindicaci¨®n de la destrucci¨®n de ¡°unos constructos sociales rid¨ªculos¡±. Pino lo hab¨ªa hecho ya en lugares emblem¨¢ticos como la Fontana de Trevi o la Mona Lisa en Par¨ªs, siempre esconde sus genitales y denuncia la concepci¨®n del g¨¦nero que hemos heredado. ¡°Yo soy biol¨®gicamente una mujer pero no lo soy, me estoy hormonando¡±, dice Br¨¹hl. ¡°Queremos jugar con las verdades absolutas y relativizarlas, desnudarnos para despojarnos de tonter¨ªas y divertirnos¡±, dice ¨¦l. ¡°Hay muchas m¨¢s opciones, m¨¢s vidas posibles¡±. Su discurso, visible en codigonuevo.com, no es un tratado del arte ni una lecci¨®n magistral. Tampoco aclara la gran duda principal que a esta plumilla le suscita su espect¨¢culo (y es por qu¨¦ ¨¦l tapa y hasta aplasta un pecho de ella como si fuera suyo). Pero, durante unos instantes, nos permite reflexionar cuando asegura: ¡°La sociedad nos parece una parida¡±. Dicho as¨ª, pueden tener raz¨®n.
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