Cuando la educaci¨®n sexual que estudia tu hijo en el cole omite la homosexualidad (y en Canad¨¢)

A principios de este mes de septiembre, los alumnos de Primaria y Secundaria de las escuelas p¨²blicas de Ontario, la provincia m¨¢s poblada de Canad¨¢, volvieron a las aulas con un programa de educaci¨®n sexual distinto del que se impart¨ªa desde 2015. Distinto, pero no nuevo: el Gobierno conservador de Doug Ford decidi¨® reinstaurar el que fue creado en 1998, un programa que no incluye temas como homosexualidad, cyberbullying o acoso. ¡°El planeta no dejar¨¢ de girar si volvemos al programa de educaci¨®n sexual que se ense?¨® hasta 2014¡±, expres¨® Ford dos semanas despu¨¦s de haber asumido el cargo de primer ministro. Tras la decisi¨®n del pol¨ªtico, y las criticas de distintos sectores, los estudiantes se manifestaron el pasado viernes 21, bajo el lema Nosotros, los estudiantes, no consentimos. El Gobierno por su parte ha dicho que revisar¨¢ los contenidos.

Una amenaza muy real

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Durante la campa?a electoral, Ford, l¨ªder del Partido Conservador de Ontario, hizo un voluminoso paquete de promesas para tomar las riendas del Gobierno. Ha cumplido ya con algunas de ellas. Por ejemplo, redujo el n¨²mero de concejales en la alcald¨ªa de Toronto, impuso un precio m¨ªnimo a la cerveza en establecimientos minoristas (un d¨®lar canadiense por cada unidad en botella o en lata) y, de igual manera, sustituy¨® el programa de educaci¨®n sexual en las escuelas p¨²blicas que fue instaurado por los liberales en 2015 por el que se elabor¨® en 1998. Ha justificado la medida se?alando que varios de sus contenidos eran inapropiados para ciertas edades; tambi¨¦n ha manifestado que los padres de familia no fueron tomados en cuenta suficientemente en su elaboraci¨®n y promete un gran ejercicio de consulta en toda la provincia.

El programa de 2015 a?ad¨ªa al anterior (que ya abordaba temas como la higiene, los m¨¦todos anticonceptivos, las enfermedades de transmisi¨®n sexual y los cambios f¨ªsicos y emocionales) aspectos como la homofobia, el acoso, la masturbaci¨®n, el consentimiento, el sexo oral y anal, el texting y la identidad de g¨¦nero. La mayor¨ªa de estos contenidos se impart¨ªa a alumnos de entre 11 y 14 a?os de edad.

Algunos sectores aplaudieron el anuncio hecho por Ford de volver al programa de 1998. ¡°Es necesario un programa que sea de m¨¢s f¨¢cil comprensi¨®n para los menores. Necesitamos una educaci¨®n sexual que prevenga comportamientos irresponsables¡±, coment¨® a The Toronto Star Christina Liu, madre de dos ni?os y presidenta de la Alianza de Padres de Familia de Ontario. Por su parte, la Campa?a de Coalici¨®n por la Vida refrend¨® su apoyo a Ford en un comunicado, se?alando que el programa de los liberales daba la impresi¨®n de que la sexualidad es una actividad de diversi¨®n y placer, distinta al amor o al matrimonio.

Cuando el Gobierno liberal de la ex primera ministra Kathleen Wynne implant¨® el programa de 2015, se dieron algunas manifestaciones de rechazo en Toronto y otras ciudades de la provincia. Diversas familias decidieron no enviar a sus hijos a clases como protesta. Cabe destacar que algunos estudiantes estuvieron exentos de seguir estos cursos, ya que sus padres obtuvieron una autorizaci¨®n por razones religiosas. Una encuesta realizada en Ontario por la firma Forum Research arroj¨® que 40% de la poblaci¨®n estaba en contra del programa liberal al momento de su puesta en marcha. El diario The Globe and Mail entrevist¨® en ese tiempo a un grupo de alumnas de octavo grado (13 a?os). Su opini¨®n fue un¨¢nime: el programa de 1998 necesitaba ser actualizado, ya que no brindaba informaci¨®n sobre temas como el consentimiento y la interacci¨®n en redes sociales.

¡°La decisi¨®n del Gobierno de Ford de retomar el programa de 1998 me parece sumamente err¨®nea. Muchos padres mostramos apertura en estos temas. Podemos resolver dudas. Pero no siempre es el caso y los ni?os y adolescentes necesitan tener informaci¨®n. Si no, ?d¨®nde la obtendr¨¢n? ?En la pornograf¨ªa de internet o con los amigos?¡±, comenta a El Pa¨ªs Catherine Lord, una profesora de lenguas que tiene un hijo de 13 a?os y una hija de 12. ¡°El programa de 2015 incorporaba temas muy necesarios en estos tiempos. Pensemos lo que pasa en redes sociales, en casos de suicidio por j¨®venes v¨ªctimas de acoso por un ambiente de intolerancia. No era una promoci¨®n de actos, sino una forma de brindar recursos a los menores¡±, a?ade Lord v¨ªa telef¨®nica desde la ciudad de Kingston.

Los liberales no han dejado de catalogar la decisi¨®n de Ford como un retroceso. Andrea Horwath, l¨ªder del Nuevo Partido Democr¨¢tico de Ontario, present¨® a principios de agosto una petici¨®n a la Asamblea provincial firmada por cerca de 1.800 profesionales (m¨¦dicos, trabajadores sociales, personal de enfermer¨ªa), donde aparece que la medida de los conservadores pone en peligro la salud de los alumnos por la falta de informaci¨®n en asuntos como la seguridad, el consentimiento y la inclusi¨®n.

En el mismo sentido, la Federaci¨®n de profesores de primaria de Ontario solicit¨® el 4 de septiembre un mandato judicial para anular la decisi¨®n del primer ministro, bajo el argumento de que los docentes tienen la obligaci¨®n profesional de brindar informaci¨®n para reducir los peligros que puedan enfrentar los alumnos. Asimismo, el organismo critic¨® la p¨¢gina web creada por el Gobierno para que los padres puedan denunciar a los maestros que no acaten la medida. La Federaci¨®n de profesores de secundaria de esta provincia tambi¨¦n se ha manifestado en contra del clima de intimidaci¨®n. Ambas instituciones han se?alado que en el dise?o del programa de 2015 participaron expertos en distintas disciplinas y tambi¨¦n padres de familia.

Adem¨¢s del recurso presentado por los profesores, varias familias con miembros de la comunidad LGTBQ han se?alado que llegar¨¢n en breve a los tribunales para pedir que la decisi¨®n de Doug Ford quede sin efecto, ya que consideran que se est¨¢n pisoteando sus derechos constitucionales. El programa de educaci¨®n sexual creado en 1998 se est¨¢ ense?ando de nueva cuenta en Ontario. Sin embargo, las tensiones est¨¢n lejos de terminar.