El refer¨¦ndum que se va desvaneciendo
En 2016, Reino Unido vot¨® el qu¨¦ (irse), pero no el c¨®mo (con qu¨¦ tipo de pacto)
![La primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, sale de Downing Street.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/T7NAQ6BMJO54UGIH33GT4ZUCCQ.jpg?auth=d8630a65d121e524909b312e99cb7ca3bc9059b9df608205d3fcf3b76abf4da3&width=414)
Theresa May acude ma?ana a Salzburgo a una cumbre europea que acabar¨¢ sin su presencia, para que los otros 27 puedan hablar libremente de la locura del Brexit. El n¨²cleo de la discusi¨®n de los continentales ir¨¢ entre estos dos polos. Por un lado, el plan de Chequers de julio (acceso parcial al mercado interior, asim¨¦trico en ventajas para Reino Unido) es una mediocridad (incluye la agricultura, excluye la pesca) fantasiosa (imagina una imperceptible frontera tecnol¨®gica suave con Irlanda imposible y/o costos¨ªsima).
Por otro, habr¨¢ que evitar que los cocodrilos del Brexit duro, David Davis y Boris Johnson, se zampen a su autora, porque entonces todo ser¨ªa a¨²n peor para todos: divorcio sin acuerdo.
Pero esa es la discusi¨®n europea. El hervor brit¨¢nico que acompa?a a May est¨¢ en otro punto de ebullici¨®n: si conviene o no someter la secesi¨®n brit¨¢nica de la UE a un segundo refer¨¦ndum. La ¨²ltima glamurosa voz prosegunda consulta es la del alcalde de Londres, Said Khan. Khan milita contra las dos malas opciones actuales: abandonar la UE ¡°a ciegas¡±, sin saber en qu¨¦ t¨¦rminos exactos (apenas hay tiempo para definirlos) o ¡°un Brexit sin acuerdo¡±. Es menos malo volver a votar.
Khan se suma as¨ª a los laboristas David Milliban y Tony Blair contra la (hasta ahora) negativa del jefe de filas Jeremy Corbyn, que permite a este mantener la ambig¨¹edad, o sea, la indecisi¨®n, o sea, la sumisi¨®n a la pol¨ªtica ajena. Se suma al liberal Nick Clegg. Y a la exministra conservadora Justine Greening.
El argumentario de este frente ¡ªcon The Guardian, The Independent, The New European y parte del FT¡ª es amplio: es m¨¢s democr¨¢tico otro refer¨¦ndum que ninguno; el plan de May carece de mayor¨ªa, encajonado entre leavers fan¨¢ticos y remainers; hay que darle una salida mejor que unas elecciones; los victoriosos del refer¨¦ndum de 2016 disienten entre ellos sobre el futuro; ahora (no entonces) ¡°ya sabemos¡± que toda alternativa a formar en la Uni¨®n ser¨¢ negativa para la econom¨ªa (ca¨ªda del PIB), antisocial (recortes) y peligrosa para la unidad (Ulster)...
Bajo todo eso palpita la cuesti¨®n clave: el refer¨¦ndum de 2016 fue una estafa. Por las mentiras aducidas. Y porque se vot¨® el qu¨¦ (irse, esa pulsi¨®n sentimental), no el c¨®mo (con qu¨¦ tipo de pacto concreto, con qu¨¦ plan completo para despu¨¦s). Y el c¨®mo es tan o m¨¢s esencial que el qu¨¦. Los referendos que no sean sobre un texto, sobre un programa detallado e identificable, sobre un acuerdo alternativo, son filfa manipulable. Se desvanecen.
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