?tica partidista para idiotas
Ah¨ª est¨¢ Espa?a, ante la posibilidad de que un pol¨ªtico pueda haberse apropiado de ideas o parrafadas de otro
Un fantasma recorre Espa?a: ?plagio! ?plagio! Es un clamor, como escriben los cronistas menos inquietos por renovar el lenguaje. Se dir¨ªa que algo muy sagrado para la sociedad espa?ola ha sido violado. ?Plagio! Y ante ese esc¨¢ndalo, hemos reaccionado dignamente poniendo pie en pared, no ya con una moralidad inquebrantable, sino con exquisita pulcritud intelectual. ?Plagio! ?Plagio! El caso es que resulta algo raro, ya que hasta ahora no parec¨ªa haber un particular inter¨¦s por el plagio, y de hecho la propiedad intelectual a menudo ha sido objeto de burlas al abordar la cuesti¨®n de la pirater¨ªa tan extendida aqu¨ª. Pero ah¨ª est¨¢ Espa?a, desayun¨¢ndose titulares de Turnitin y PlagScan en un ay ante la posibilidad de que un pol¨ªtico pueda haberse apropiado de ideas o parrafadas de otro. ?Plagio! Es un espect¨¢culo formidable. Parece que estamos a cinco minutos de que un portavoz de la oposici¨®n declare ¡°merecemos un presidente que no nos plagie¡± como a?os atr¨¢s se dec¨ªa ¡°merecemos un presidente que no nos mienta¡±.
Habr¨¢ que felicitarse si, con todo esto, arraiga una cierta ¨¦tica del plagio. Eso s¨ª, cuesta creerlo. En Espa?a ha sido muy caracter¨ªstico el desprecio por el trabajo intelectual de los otros. Nuestro periodismo ha estado muy lejos de la deontolog¨ªa anglosajona, donde se considera ¡°un pecado imperdonable¡± como dec¨ªa el gran Ben Bradlee, director del Washington Post en el caso Watergate o en el de los papeles del Pent¨¢gono. Aqu¨ª se abusa del furtiveo de noticias sin citar, incluso etiquetadas como primicia propia a sabiendas de que es falso (y no s¨®lo en el periodismo deportivo durante la ¨¦poca de fichajes). El mundo acad¨¦mico, m¨¢s exigente, tambi¨¦n flaquea. Toda esa indignaci¨®n, la respuesta natural, como anota la fil¨®sofa Mary Warnock en su Gu¨ªa ¨¦tica para personas inteligentes (t¨ªtulo irresistible para cualquier lector), parece m¨¢s bien una impostura llena de hipocres¨ªa. Como se ha visto tantas veces con la corrupci¨®n, no indigna el pecado sino el pecador. La corrupci¨®n de la derecha encoleriza a la izquierda, y viceversa; pero la clientela tiende a la indulgencia con los suyos. Por eso ha habido tantas mayor¨ªas de l¨ªderes corruptos en las urnas.
Admit¨¢moslo: lo caracter¨ªstico no es conducirnos mayoritariamente por alguna Gu¨ªa ¨¦tica para personas inteligentes, sino por la ?tica Partidista para Idiotas. Enti¨¦ndase aqu¨ª idiotas en el sentido etimol¨®gico del idiot¨¦s griego: aquella persona desinteresada de los asuntos p¨²blicos o pol¨ªticos. La reacci¨®n a los esc¨¢ndalos de los m¨¢steres y plagios no parece movida por la convicci¨®n de que la universidad p¨²blica requiere meritocracia e igualdad de oportunidades, sino por la oportunidad de atacar al rival. Es munici¨®n partidista. La gente del PP sigue defendiendo la honorabilidad de Casado con su expediente cenagoso y la gente del PSOE pone b¨¢lsamos a la tesis de S¨¢nchez, un trabajo zarrapastroso con un cum laude inmerecido que delata el cinismo de su est¨¢ndar moral. Y no parece que la mayor¨ªa aspire a que eso deje de suceder, sino a que eso le cueste la dimisi¨®n al rival. O al menos un buen pu?ado de votos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.