Chovinismo de bienestar
El debate entre nacionalismo y globalismo es una falsa dicotom¨ªa
Una de las tentaciones de la pol¨ªtica es unir a todos los adversarios en uno. Es una manera de economizar y de simplificar la lucha pol¨ªtica. Todos mis adversarios pueden definirse con una sola etiqueta. Para la izquierda durante d¨¦cadas esa etiqueta ha sido el neoliberalismo. Es un fen¨®meno real, pero a menudo se usa el concepto de manera indiscriminada. Se ha convertido en un sin¨®nimo de capitalismo, y tiene tambi¨¦n un sentido cultural: son las reglas del capitalismo tard¨ªo, y explica desde la ¡°uberizaci¨®n¡± de la econom¨ªa hasta la cultura pop contempor¨¢nea.
Todo lo que no le gustaba a la izquierda era neoliberalismo, hasta que lleg¨® una ultraderecha contraria al neoliberalismo, que defiende una democracia aut¨¦ntica, dice representar a un precariado pol¨ªtico que ha perdido la voz, y propone un chovinismo del bienestar: redistribuci¨®n econ¨®mica, s¨ª, pero para los de casa. El cierre de fronteras, entonces, se explica tanto cultural como econ¨®micamente: es una defensa de los valores nacionales y a la vez una defensa de la clase trabajadora nacional frente a las inclemencias de la globalizaci¨®n.
Esto ha despistado a una parte de la izquierda m¨¢s materialista, a menudo nost¨¢lgica y todav¨ªa marxista. Si la ultraderecha es antineoliberal y protege a las clases trabajadoras, sugiere, entonces quiz¨¢ hay que valorar lo que dice. Es lo que han planteado tres figuras cercanas a Podemos e Izquierda Unida (Monereo, Illueca, Anguita) en un art¨ªculo pol¨¦mico. En ¨¦l defienden el llamado ¡°Decreto Dignidad¡± del gobierno italiano, que para los autores ¡°constituye un notable esfuerzo por defender al pueblo italiano contra los se?ores de las finanzas y de las deslocalizaciones¡±.
Para los autores, el hecho de que el nuevo Gobierno italiano luche contra el ¡°neoliberalismo¡± de Renzi es sin¨®nimo de que no es de ultraderecha. Porque si me gusta, no puede ser de ultraderecha. El sector multicultural y m¨¢s posmaterialista de Podemos, que es el mayoritario, les respondi¨® con dureza y les acus¨® de blanquear a Salvini y sus pol¨ªticas autoritarias y xen¨®fobas.
La izquierda radical europea est¨¢ coqueteando con los argumentos de la ultraderecha. En Francia, M¨¦lenchon dijo hace poco que las ¨¦lites econ¨®micas deber¨ªan sentir verg¨¹enza por utilizar la inmigraci¨®n para hacer presi¨®n sobre los salarios y los derechos sociales de los franceses (una postura falsa no muy alejada del ¡°vienen a quitarnos el trabajo¡±). En Alemania, el movimiento ¡°En pie¡±, formado mayoritariamente por miembros de Die Linke, apela al votante que se ha ido a la ultraderecha con una mezcla de nacionalismo y proteccionismo.
Es cierto que las clases bajas cada vez se sienten m¨¢s atra¨ªdas por el discurso del populismo de derechas. Hay causas objetivas de descontento. Los Gobiernos europeos no han redistribuido los beneficios de la globalizaci¨®n. Pero el debate entre nacionalismo y globalismo es una falsa dicotom¨ªa. La globalizaci¨®n es un hecho, no una elecci¨®n. El nacionalismo y el repliegue identitario s¨ª que son una elecci¨®n, y es la peor de todas.
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