Rifa
Ahora que parece que hemos perdido el miedo a reformar la Constituci¨®n, es el momento de reformar tambi¨¦n el poder judicial
Los seres humanos somos falibles. Todos cometemos errores y uno de los m¨¢s comunes es aferrarse con u?as y dientes a las propias equivocaciones. Por eso, en un estado ideal deber¨ªa distinguirse entre las instituciones y las personas que las representan, aislando la falibilidad de estas de la dignidad de aquellas para impedir que el criterio de una sola persona, tan capaz de equivocarse como cualquiera, determine la suerte de un pa¨ªs entero. As¨ª, ser¨ªa posible criticar a un individuo sin que se entienda que se critica a la instituci¨®n de la que forma parte. Por supuesto, estoy hablando de los jueces. Supongo que se habr¨¢n preguntado muchas veces qu¨¦ habr¨ªa pasado si la instrucci¨®n del 1-O no hubiera ca¨ªdo en manos de Llarena. Si, en lugar de concentrar en ¨¦l todo el poder, hubiera sido un tribunal de varios miembros quien lo hubiera ejercido de forma colegiada. Seguramente estar¨ªamos ante un panorama distinto, pero eso no importa tanto como que no se pueda criticar a un individuo sin que se entienda que esa cr¨ªtica implica una desautorizaci¨®n global de la Constituci¨®n, la separaci¨®n de poderes y la democracia en s¨ª.
Hay algo todav¨ªa peor, y es la sensaci¨®n de que la justicia es una rifa, de que todo depende del azar o de la habilidad de las maniobras que asignan una causa a una determinada persona. El PP, que perdi¨® el poder por una sentencia, est¨¢ euf¨®rico porque un fiscal ha archivado el caso Casado. Pero lo de menos es Casado, su expediente o el PP. Ahora que parece que hemos perdido el miedo a reformar la Constituci¨®n, es el momento de reformar tambi¨¦n el Poder Judicial. Para evitar que cada dos por tres los espa?oles sientan que los jueces son el enemigo. Y porque ya, ni siquiera el Papa de Roma reivindica su infalibilidad.
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