Resentimiento
El PP tendr¨¢ que valorar si realmente la guerra sin cuartel al Gobierno es el camino adecuado para su recuperaci¨®n
M¨¢s all¨¢ de las expectativas de voto, muy vol¨¢tiles en estos tiempos, la encuesta del CIS ofrece datos relevantes sobre la insatisfacci¨®n de los ciudadanos con la pol¨ªtica. Son amplia mayor¨ªa (75,9 por ciento) los que piensan que en el Parlamento no se discuten los problemas reales de la poblaci¨®n y los que se muestran insatisfechos con el actual funcionamiento del r¨¦gimen (54,8 por ciento). La queja se repite. Y los partidos se resisten a perder sus malos h¨¢bitos.
Espa?a tiene muy serios problemas en la agenda. Y no s¨®lo el recurrente conflicto catal¨¢n, que se utiliza demasiado a menudo para esconder la impotencia de los gobernantes en materia de econom¨ªa y sociedad. Envolverse en la bandera y levantar la voz es muy f¨¢cil y garantiza el aplauso de la hinchada. Pero los problemas no se resuelven a gritos sino con soluciones. El Gobierno socialista vive en la precariedad. Como el propio Pedro S¨¢nchez ha dicho, trabaja en r¨¦gimen de ¡°corresponsabilidad entre Gobierno y Parlamento¡±. Sin duda, ha cometido ligerezas, especialmente en su puesta en escena en que el af¨¢n por el impacto comunicacional gest¨® un Gobierno cargado de mensajes de renovaci¨®n y cambio de ¨¦poca, pero no suficientemente mesurado en los detalles, lo que se est¨¢ traduciendo en un alarmante carrusel de dimisiones. Pero S¨¢nchez ofrece distensi¨®n y busca alianzas constructivas para afrontar los problemas m¨¢s graves.
La respuesta del PP y Ciudadanos es el bloqueo y la bronca. El resentimiento es una de las bajas pasiones mejor repartidas y al PP le sale por los poros. Todav¨ªa no ha asumido que perdi¨® el Gobierno por su culpa. Cay¨® por la corrupci¨®n y por la arrogancia. Y si no sigue en el poder es porque Mariano Rajoy lo quiso as¨ª. Si hubiese dimitido la vigilia de la moci¨®n de censura, hoy habr¨ªa un presidente del PP. El relevo en el partido tuvo poco lustre. Y la impaciencia, alimentada por su rivalidad con Ciudadanos, le ha impedido una reconstrucci¨®n serena y solvente. Casado necesitaba tiempo y ha preferido el acoso y derribo al Gobierno, con el apoyo de su ¨ªntimo enemigo: Ciudadanos. La lucha de machos por la hegemon¨ªa en la derecha y por tumbar al PSOE se ha impuesto sobre el inter¨¦s general. Hasta el punto de bloquear la aprobaci¨®n de unos presupuestos que permitir¨ªan aumentar en seis mil millones de euros el gasto social.
Convertir el Parlamento en campo de batalla verbal permanente puede tener alg¨²n r¨¦dito medi¨¢tico. Pero leyendo la encuesta del CIS parece que el club de fans de les refriegas parlamentarias se limita a los m¨¢s convencidos. La mayor¨ªa reclama empat¨ªa, reconocimiento y soluciones. El PP tendr¨¢ que valorar si realmente la guerra sin cuartel al Gobierno es el camino adecuado para su recuperaci¨®n. El resentimiento cansa y corroe al que lo practica.
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