Contra el acosador en jefe
Adem¨¢s del control del Tribunal Supremo, en esta batalla se juega tambi¨¦n el futuro de Donald Trump
Es la culminaci¨®n de la batalla. El momento en que se juega su desenlace. No es una batalla banal. Puede que sea incluso decisiva en la guerra civil entre el conservadurismo social y el progresismo, que viene libr¨¢ndose en Estados Unidos. Y lo que est¨¢ en juego es la hegemon¨ªa para una generaci¨®n entera en el Tribunal Supremo, la instituci¨®n que arbitra e interpreta la Constituci¨®n. Si gana Trump, y consigue situar a su candidato Brett Kavanaugh, de 53 a?os, como uno de los nueve magistrados vitalicios, estar¨¢ en peligro toda la legislaci¨®n progresista de los ¨²ltimos 50 a?os, empezando por el derecho al aborto.
Kavanaugh no garantiza tan solo un cerrojazo reaccionario en la jurisprudencia constitucional, sino que, en caso de alcanzar el cargo, tambi¨¦n actuar¨¢ como el escudo judicial de Trump, asediado actualmente por las sospechas de colusi¨®n con los servicios secretos rusos para destrozar la campa?a electoral de Hillary Clinton y de obstaculizaci¨®n de la acci¨®n de la justicia, concretamente del fiscal especial Robert Mueller, designado por el departamento de Justicia para investigar el caso.
El candidato de Trump a ocupar la vacante en el Supremo cuenta con la experiencia como asesor de Kenneth Starr, el fiscal especial que investig¨® a Bill Clinton por sus relaciones con Monica Lewinsky. A Kavanaugh se deben las preguntas m¨¢s escabrosas sobre los contactos f¨ªsicos entre el presidente y la becaria, aunque a Trump le interesan especialmente sus criterios jur¨ªdicos acerca de la imposibilidad de procesar a un presidente mientras ocupe la Casa Blanca, tal como defendi¨® en un memor¨¢ndum redactado al hilo del caso Lewinsky. Si el fiscal Mueller intentara incriminar a Trump, este tendr¨ªa asegurado con Kavanaugh en el Supremo al menos el aplazamiento de su procesamiento hasta el final de su presidencia.
Todo se complicar¨¢ para el presidente si no consigue nombrar a su candidato antes de las elecciones de mitad de mandato del 6 de noviembre, en las que los republicanos perder¨¢n con seguridad la C¨¢mara de Representantes y pueden quedarse sin mayor¨ªa en el Senado. De ah¨ª la tensi¨®n dram¨¢tica alcanzada el jueves en el Senado, ante los testimonios de Christine Blasey Ford y de su presunto acosador sexual, el juez Kavanaugh, momento culminante del choque frontal entre el movimiento feminista Me Too y quienes simbolizan el dominio masculino, blanco y conservador.
Adem¨¢s del control del Tribunal Supremo, en esta batalla se juega tambi¨¦n el futuro de Donald Trump, el acosador en jefe.
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