Execraci¨®n alarmada de los ¡®encierros pedag¨®gicos¡¯
Los tribunales deber¨ªan tomar cartas en el asunto de los encierros infantiles y el extendido proselitismo taurino entre los menores
Nadie podr¨ªa tachar de irracional o de moralismo empalagoso una norma que prohibiera la asistencia de menores a las plazas de toros, entendiendo por menores a quienes no hayan cumplido 16 a?os. La ONU, por ejemplo, inst¨® a Espa?a en febrero a que impusiera limitaciones de edad en las corridas de toros. Pero en Espa?a algunas comunidades aut¨®nomas, como la de Madrid, huelen al perfume rancio del casticismo y ven al toro como el alma del ser hispano. Vean en qu¨¦ han quedado las instancias de la ONU: la empresa gestora de la plaza de toros de las Rozas decidi¨®, como una muestra de marketing brillante, regalar tres entradas por lo menos por cada una de adulto. La adjudicataria tambi¨¦n tiene sus razones: la plaza no se llena, los tendidos est¨¢n desangelados y, por otra parte, conviene hacer afici¨®n. Cuanto m¨¢s temprano se empiece mejor, no sea que se pierda la afici¨®n.
Empieza a producir cierta inquietud la obsesi¨®n, compartida por Ayuntamientos castizos y el negocio del toro en Espa?a, por adoctrinar desde la temprana infancia al ne¨®fito en el regusto por la sangre animal y el acuchillamiento de reses, siempre tras la cobertura del arte. El PP, all¨ª donde gobierna, ha empollado con fervor la afici¨®n incipiente y el proselitismo taurino. Abundan en las fiestas patronales los encierros infantiles ¡ªen Extremadura son legi¨®n¡ª que, si bien pueden estar exentos de peligro f¨ªsico, inician al ni?o en la afici¨®n por el culto estupefaciente al universo taurino del carrer¨®n y posterior pasaporte del animal. Por otro nombre reciben el tranquilizador de encierros pedag¨®gicos, un ox¨ªmoron risible por cuanto est¨¢ claro que lo ¨²nico pedag¨®gico en estos encierros ser¨ªa procesar a quienes los promueven por practicar ense?anzas torcidas. La justicia local deber¨ªa tomar cartas en este asunto desagradable y contrario a cualquier consenso social de protecci¨®n a la infancia.
Dec¨ªa Juan Javier, hermano favorito de san Francisco Javier, que a trav¨¦s de las corridas de toros el hombre ¡°adquiere la costumbre de esquivar al adversario y pierde el h¨¢bito de esquivarle y esperarle a pie firme¡±. Quiz¨¢ sea ¨¦ste la pretensi¨®n de los encierros pedag¨®gicos; aunque lo m¨¢s probable es que la pedagog¨ªa taurina proceda de una mezcla intragable de terquedad castiza y alarma por un negocio en declive.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.